lunes, 30 de noviembre de 2020

La Disputa de Tortosa (XXVIII de XXXVIII)

   Tesis 4: El fin primario de la venida del Mesías era salvar a las almas de la pena del infierno en que incurrieron por el pecado de Adán.

Tesis 5: Con la venida del Mesías fué redimido el pecado de Adán.

Tesis 6: El Mesías había de morir para expiar el pecado de Adán. 

Jerónimo rechazó la opinión judía de que el Mesías había de venir directa y principalmente para librar al pueblo de Israel de la cautividad corporal, para lo cual adujo tres razones: 

a) La tierra material sería un premio mezquino a la fe de los patriarcas, a quienes tan magníficas promesas hizo Dios. 

b) Los que habiendo esperado y creído en el Mesías murieron antes de entrar en la tierra prometida o no más entrados en ella, se quedarían sin premio. 

c) La prosperidad, lejos de ayudar a la observancia de la ley, más bien es fuente de mayor impiedad, como lo demuestra toda la historia del pueblo judío. 

Para probar la creencia de los judíos en la muerte redentora del Mesías, les citó este pasaje del Béreshit Rabbá, de Moisés ha Darshán, reconocido por los Rabinos: 

“Pregunta el doctor: ¿Qué luz es aquella que vió Daniel, cuando dijo: “Y la luz está con él” (Dan. II, 22)?”. 

Dice Rabbi Abba: Esta es la luz del rey Mesías. Nos Enseñó Daniel que Dios mira o atiende al rey Mesías, y guardó para los de su generación aquella luz bajo el trono de su gloria. 

Y dijo Satán a Dios: Señor del mundo, esta luz que está oculta bajo el trono de tu gloria, ¿para qué es? 

Respondióle Dios: Para el Mesías y su generación. 

Y dijo Satán: Señor, dame licencia para tentar al Mesías y a su generación. 

Respondióle Dios: No tendrías poder sobre él. 

Y dijo Satán: Dame licencia, que yo tendré poder sobre él. 

viernes, 27 de noviembre de 2020

Una opinión de Fr. Luis de León sobre la cronología de la Pascua, por Salvador Muñoz Iglesias (II de VI)

 B) Diversas Soluciones 

Bastará enumerarlas brevemente para que se vea la originalidad de la opinión de Fr. Luis. 

Se dividen los exegetas en dos grandes grupos, según que tomen como base la cronología de los Sinópticos o la de San Juan: 

Los primeros (cronología sinóptica = quintodecimanos) convienen en que Jesús murió el día 15 y celebró la Cena del cordero Pascual el 14 por la noche. A su vez, se subdividen en otros dos grupos: unos que tratan de armonizar la fecha de la Cena Pascal (tanto Jesús como los sinedritas la celebraron el 14), y otros que defienden el aplazamiento de dicha fecha por parte de los judíos. 

Los segundos (cronología de San Juan = cuartodecimanos) ponen la muerte de Jesús el 14 de Nisán, y se dividen en dos subgrupos: unos niegan que el Señor celebrase la cena ritual del cordero, y otros dicen que lo hizo anticipando la fecha legítima del 14 al 13 por la noche:

 En virtud de su autoridad como Señor del sábado; 

O porque la mala visibilidad de la luna nueva (clave del calendario judaico) había dado lugar aquel año a cierta ambigüedad en la computación de los días y unos tenían por 14 lo que para otros era 13 todavía; 

O porque Jesús se acomodó a la costumbre de los galileos que celebraban la Pascua en la primera víspera del 14 (o sea el 13 por la noche, mientras que los judíos la celebraban en las segundas vísperas del día 14; 

O bien, finalmente, porque cayendo aquel año la tarde del 14 en víspera del sábado, se anticipaba al 13 por la noche el sacrificio de los corderos quedando a libre elección comerlo en la noche del 13 o en la del 14[1]. 

Nos abstenemos de citar los patronos y defensores de cada sentencia, los argumentos con que la prueban y las observaciones que contra ellas pueden hacerse, porque el lector podrá encontrarlos en cualquier manual de Exégesis Evangélica o de Cronología bíblica[2]. 

Doble es el fundamento de todas estas soluciones, como arriba dijimos: 

1. La fecha legal de la Cena Pascual es el 14 por la tarde, después de puesto el sol. Por eso los que ponen la muerte del Señor el 14, tienen que recurrir a la Cena sin cordero, o a la anticipación por parte de Jesús (Cf. Holzmeister, I y IV sistema). Y por eso, los que sostienen que Jesús celebró la Cena Legal en su legítimo tiempo tienen que poner su muerte el 15 (II y III sistema). 

2. Comer la Pascua, en Jn. XVIII, 28, es necesariamente la Cena del cordero. Por eso, sea cual fuere el día de la muerte del Señor, como quiera que al juzgarle aún no habían comido los judíos, hay que concluir que o Jesús no la comió (I), o la anticipó (IV), o los judíos la retrasaron (III).


 [1] El siguiente cuadro del P. Holzmeister, o. c., pág. 217, puede dar una idea bastante exacta de los principales sistemas: 

DIVISIÓN DE LOS SISTEMAS

LA CENA PASCUAL SE CELEBRABA EN UN SOLO DIA

LA CENA PASCUAL SE CELEBRABA EN DOS DÍAS

Muerte de Cristo el día 14 De Nisán (Cronología Joánica)

I. Última Cena sin Cordero. Cristo ya no comió la Pascua del N.T. ya que murió algunas horas antes del tiempo legítimo.

IV. Sistema de la Anticipación; Cristo comió el Cordero el 13 de Nisán, un día antes del tiempo determinado por la ley mosaica, mientras que los Sanedritas permanecieron en el día legal, el 14 de Nisán.

Muerte de Cristo el día 15 de Nisán (Cronología de los Sinópticos)

II. Sistema armónico: Cristo comió el cordero al mismo tiempo que los Sanedritas y murió mientras se celebraba el día de la fiesta.

III. Sistema de la posposición o traslación: los Sinedritas comieron el cordero y retrasaron el día de la fiesta de la Pascua al día siguiente (15 y 16 de Nisán); Cristo permaneció en el día legal.

 

[2] Véase v. g. Holzmeister, o. c., pag. 213-220. 

Simon-Prado, Praelectiones Biblicae. Novum Testamentum. Vol. I. Introductio et commentarius in 4 Jesu Christi Evangelia. Torino-Madrid, 19304, p. 514-518. 

Prat, Jésus Christ, sa vie, sa doctrine, son œuvre . Paris, 1933, II, 507-520.

martes, 24 de noviembre de 2020

La Disputa de Tortosa (XXVII de XXXVIII)

   Tesis 3: El Mesías ha de ser verdadero Dios y verdadero Hombre 

Esta tesis la demostró Jerónimo casi exclusivamente por autoridades talmúdicas y midráshicas, ya que no insiste en los textos bíblicos que aduce, sino en las autoridades que los comentan. 

El P. Pacios se detiene en señalar tres de las pruebas: 

a) Is. LII, 13: “He aquí que mi Siervo está lleno de sabiduría, será grande, excelso y ensalzado sobremanera”, con la translación caldea: “He aquí que prosperará el Mesías mi siervo”, y las palabras de R. Salomón Rashi: “Nuestros rabinos declaran y entienden esta profecía sobre el Mesías, porque dicen que el Mesías había de ser atormentado y padecer, según se dice en el capítulo siguiente: “En verdad que él tomó nuestras debilidades, y llevó sobre sí nuestros dolores...”. Y nuestros rabinos declaran así este texto: “Será exaltado más que Abraham y se elevará más que Moisés, y será mucho más alto que los ángeles”. De donde concluye Jerónimo con un razonamiento que tiene mucha semejanza con el que para el mismo fin usa San Pablo en su Carta a los Hebreos I, 4-III, 6 que, si el Mesías es superior no sólo a los hombres todos, sino a los mismos ángeles, tiene que ser Dios. 

b) La del Cantar III, 11: “Salid, oh hijas de Sión, a contemplar al rey Salomón con la corona que le tejió su madre en el día de sus desposorios, el día del gozo de su corazón” con el comentario de R. Hanina en el Midrash Shir ha-Shirim, que coincide admirablemente con la interpretación cristiana. 

c) La autoridad de R. Iohanan, sobre el Sal. XXXV, 10: “Pues en Ti está la fuente de la vida, y en tu luz vemos la luz”. 

 

Opinión del P. Pacios (que hacemos nuestra): 

Sus razonamientos son buenos y buenas sus réplicas a las objeciones judías, pero la eficacia de los argumentos aducidos es meramente dispositiva. Creemos que el mismo Jerónimo no pretendía tampoco más: con esas autoridades hacía ver a sus oyentes que muchos lugares de la Escritura son susceptibles de ser entendidos de un Mesías Dios; y, asimismo, los comentarios aducidos hablan del Mesías, seguramente sin que sus autores lo pretendieran, como si fuera Dios; eso indica que la divinidad del Mesías había sido oscuramente revelada a los profetas. La venida de Cristo, presentándose como Dios, nos da la clave de la inteligencia de esas profecías, enseñándonos que deben tomarse tal como suenan cuando le dan títulos propiamente divinos. Así, el Antiguo Testamento propone veladamente esa divinidad y quita los obstáculos a su admisión; pero la prueba última y definitiva hay que sacarla del Nuevo. Así, pues, el valor de la argumentación de Jerónimo radica en disponer a los judíos a la admisión de la divinidad del Mesías, haciéndoles ver que el Antiguo Testamento no sólo no la niega, sino que la indica no pocas veces y que el admitirla es conforme a una exégesis razonable de esos textos. Si, pues, esa divinidad se nos reveló después claramente en Jesucristo, no es razonable oponerse a ella por una falsa idea preconcebida, que ya los mismos profetas tendieron a desarraigar.

sábado, 21 de noviembre de 2020

Una opinión de Fr. Luis de León sobre la cronología de la Pascua, por Salvador Muñoz Iglesias (I de VI)

 Una opinión de Fr. Luis de León sobre la cronología de la Pascua 

Nota del Blog: El siguiente artículo del P. Salvador Muñoz Iglesias está tomado de la Revista Estudios Bíblicos, vol. III (1944), pag. 79-96. 

*** 

Entre las graves e intrincadas cuestiones cronológicas que se agitan en torno a la vida del Señor, pocas han suscitado disputas tan antiguas y enconadas como ésta de la fecha de su muerte. 

Desde las controversias de los primeros siglos sobre el día de la Pascua hasta los últimos tiempos ha preocupado siempre a los exégetas la dificultad de conciliar los datos de los Sinópticos en este punto con los del cuarto Evangelio. 

Nuestro maestro Fr. Luis de León, O. S. A.—casi completamente desconocido como exégeta en el extranjero, y menos estimado de lo que se merece en este sentido dentro de España—, estudió, con la profundidad y competencia en él características, este difícil problema, aportando una solución original y nueva, que no hemos visto registrada en los autores posteriores, ni siquiera en aquellos que, como el P. Urbano Holzmeister, intentan, con verdadero alarde de erudición, agotar la materia[1]. 

Escribió Fr. Luis de esta espinosa cuestión en un opúsculo que él mismo dio a la imprenta en el año 1590 con el título: "Fr. Luysii—Legionensis—Augustiniani—divinorum librorum—apud Salmanticenses- interpretis—De utriusque agni, typici atque veri, immolationis-legitimo tempore Ad Joannem Grialum—Sup. permissu— Salamanticae- Apud Guillelmum Foquel—Anno 1590". 

Posteriormente los PP. Agustinos de Salamanca lo incluyeron en el tomo VII (págs. 343-359) de las obras latinas de Fr. Luis[2]. Por ser más fácil hallarse esta edición a mano de nuestros lectores haremos por ella las citas de nuestro trabajo. 

Para mejor entender lo que hay de original en la opinión de Fr. Luis, conviene tener presente el nudo de la dificultad y las diversas soluciones con que se ha intentado desatarlo. 

 

A) ¿En que esta la dificultad? 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

La Disputa de Tortosa (XXVI de XXXVIII)

    4) Is. VII, 14: “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel”. 

Opinión del P. Pacios: 

Es la prueba clásica de la virginidad de María. Su interpretación viene impuesta al católico por el hecho de que Mt. (I, 23) advierte que en María se cumplió esta profecía. De ahí la unanimidad de la tradición cristiana en su interpretación. Creemos inútil extender nos en la argumentación de Jerónimo, que, por otra parte, nos parece excelente. 

Sólo advertiremos: 

a) Que el testimonio que alega de David Kimhi (ses. 40) no nos parece muy convincente, ya que éste, al menos según la edición que nosotros tuvimos a mano, reconoce que la palabra alma puede aplicarse a una virgen, pero también a la que no lo es, aunque incluyendo siempre el significado de algo oculto y recatado. 

b) Que, aunque esté bien su explicación etimológica de la palabra alma, hubiera hecho mejor en insistir en el uso; de éste, en efecto, más que de la etimología, depende el significado de las palabras. Según el uso, bétulá significa virgen, hecha abstracción de la edad; alma, en cambio, doncella casadera y, por consiguiente, virgen, ya que quien no ha contraído matrimonio debe presumirse tal. 

La palabra alma se encuentra en siete pasajes, a más de Is. VII, 14: en Gen. XXIV, 43, de Rebeca; Ex. II, 8 de María, hermana de Moisés, cuando velaba a su hermano en las aguas; Cant. VI, 8, de las doncellas en el palacio de Salomón en oposición a reinas y concubinas. En estos tres lugares se toma, pues, como sinónimo de virgen joven. En otros tres lugares (Sal. XLVI, 1; LXVIII, 2; I Paral. XV, 20) aparece en plural alamót), como término musical para designar voz de soprano, es decir, atiplada, virginal. Sólo en Prov. XXX, 19 parece tratarse de una joven que no es virgen, es decir, que sin casarse es violada clandestinamente por un hombre: el escritor sagrado le da un título jurídico, porque no consta el real, que permanece oculto, por lo que tampoco aquí significa “no virgen”. Por tanto, no puede argüirse de este texto contra la significación de virgen, ya que se trata de una que se presume tal, aunque de hecho no lo sea, cosa inadmisible tratándose de la Madre del Mesías, de que habla Isaías. 

c) Tampoco insiste Jerónimo en el significado que se dio antiguamente a la palabra, cosa que, sin embargo, creemos corroboraría la prueba. En efecto, la Sinagoga entendió “virgen” hasta el s. II p. C. Sólo desde entonces, y por oposición a los cristianos, comenzó a traducirla por joven. Por “virgen” la tradujeron los LXX, judíos buenos conocedores del hebreo; su versión fué reconocida no sólo en la Diáspora, sino aun en la misma Palestina, donde se usaba en las Sinagogas de lengua griega. Y nadie reclamó contra la versión virgen hasta bien entrado el siglo II, y los que entonces reclamaron no pudieron presentar testimonios anteriores en su apoyo”. 

Por lo demás, la argumentación de Jerónimo a base de Is. VII, 14 nos parece plenamente eficaz, y creemos que la tesis quedó plenamente demostrada en la Controversia. Sólo añadiremos que su razonamiento de que Isaías anuncia un milagro y que ése no se daría si se tratase de una concepción natural y no virginal, es de honda raigambre patrística y lo juzgamos por sí solo suficiente para evidenciar que alma significa virgen. 

 

Nuestra opinión: 

domingo, 15 de noviembre de 2020

El año terrible en la vida de León Bloy (VI de VI)

   Y ya para terminar, nada mejor que dejar la pluma al mismo Bloy que estampa, al final del Mendigo Ingrato, un grito doloroso, desgarrador y que es, al mismo tiempo, la mayor alabanza que se haya escrito sobre su mujer: 

Basta. No puedo más. Aquí estoy. ¡Comedme, perros! He aquí las entrañas de un hombre. 

¡Ciertamente, era necesario que fuera especial y terriblemente elegida para encontrarse conmigo la noble muchacha escandinava, la primogénita y la preferida del poeta Christian Molbech!  

En cualquier parte, sin duda, los sufrimientos y las amarguras de la muerte se hubieran lanzado sobre ella, como proscritos hacia un refugio, como amantes de Dios hacia un lugar santo, lleno de luces. ¿No estaba, acaso, elegida muy especialmente para la penitencia voluntaria y la propiciación? 

Pero era necesario, seguramente —absolutamente necesario, y desde la eternidad— que fuera yo la configuración privilegiada de su holocausto. 

¿Podía descender más abajo esta alma, en su ambición de inmolarse? 

¡Ser, por propia elección, la compañera de un hombre universalmente detestado! ¡Compartir la ignominia y la escasez de pan de un fabricante de libros, a quien los más viles ganapanes de las letras se creen con derecho a cubrir de inmundicias! ¡Aceptar para sí misma el abandono completo, el ultraje infame, el ridículo, el desprecio, la calumnia! Todo eso y mucho más, si Dios se lo pide, por no cometer la infamia, que hace temblar las Columnas, de haber pasado junto al Abandonado sin percibir en él la grandeza. 

¡La magnánima quiso hacer lo que ningún hombre había tenido el valor ni el pensamiento de emprender, y he aquí que se muere… y de qué muerte!”. 

Y a renglón seguido, termina su diario, y nosotros con él: 

El rodar de varias semanas, tan pesadas como los carromatos de los Profetas, me ha triturado el corazón. 

Mi mujer muy amada no morirá, es cierto. El cáliz de los tormentos aún desborda, ¿y quién me ayudará a beberlo? 

Pero en cierto lugar hay una pequeña tumba más, y en medio del griterío inhumano del populacho que nos rodea debemos escuchar a veces esta melopea lastimera y desgarradora de nuestra pequeña Verónica, la última criatura que nos queda: 

Mi hermanito Andrés ha muerto.

Mi hermanito Pedro ha muerto.

Mi mamita ha muerto.

Mi papito ha muerto.

Ya no hay más jardín.

Ya no tenemos casa.

Y la nena anda sola por la calle. 

La veo y la oigo todavía a la querida hijita, sentada en uno de los escalones de nuestra humilde vivienda perdida en su sueño, y cantando - ¿para quién Señor? - con una voz dulce y grave de tórtola que muere, ¡imposible de expresar…!

jueves, 12 de noviembre de 2020

La Disputa de Tortosa (XXV de XXXVIII)

b) De madre virgen 

Presenta cuatro pruebas: 

1) Is. IX, 6-7: “Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado, que lleva el imperio sobre sus hombros. Se llamará Maravilloso, Consejero, Dios poderoso, Padre de la eternidad, Príncipe de la paz. Se dilatará su imperio y de la paz no habrá fin. (Se sentará) sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y consolidarlo mediante el juicio y la justicia, desde ahora para siempre jamás. El celo de Yahvé de los ejércitos hará esto”. 

La mem cerrada de lemarbé (se dilatará), indica la virginidad de María. 

Este argumento ya lo tratamos antes. 

 

Opinión del P. Pacios (que hacemos nuestra): 

Únicamente se le puede dar un valor de congruencia una vez ya demostrada por el Nuevo Testamento la virginidad de María. 

 

2) Ez. XLIV, 1-2: “Después me hizo volver hacia la puerta exterior del Santuario, la cual mira al oriente; y estaba cerrada. Y Yahvé me dijo: “Esta puerta estará cerrada, no se abrirá, y no entrará nadie por ella, porque ha entrado por ella Yahvé, el Dios de Israel; por eso quedará cerrada”. 

La puerta cerrada, símbolo de la Bienaventurada Virgen María. 

 

Opinión del P. Pacios (que hacemos nuestra): 

Muchos Padres la entienden literalmente de la Virgen María; otros, sólo alegóricamente, como tipo o símbolo. La prueba en conjunto, tal como la expone y defiende Jerónimo, nos parece, si no evidente, sí bastante buena. 

 

3) Jer. XXXI, 21-22: “Yahvé ha hecho una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón”. 

 

Respuesta de los Rabinos: 

Este texto se aplica a Israel. 

lunes, 9 de noviembre de 2020

El año terrible en la vida de León Bloy (V de VI)

    El día 11, creyendo que Juana iba a morir, pidió un sacerdote que la confesó. La sirviente, temiendo una fiebre tifoidea, se fue y León Bloy solo pudo conseguir auxilio de su cuñada, que acudió esa misma noche. 

El 12 a la mañana Juana recibió el Viático y la Extremaunción. 

Ese mismo día Bloy escribe a su amigo Henry de Groux esta dolorosa carta: 

"Henry: 

Mi mujer recibió esta mañana el Viático de los moribundos y el sacramento de la Extremaunción. 

No se sabe si vivirá, si le queda siquiera un día de vida. Ya ha hecho sus últimas recomendaciones. 

No olvidaré la noche terrible que acaba de terminar, ni el cuadro de la infortunada, que pronunciaba constantemente el nombre de Jesús mientras la atormentaban verdugos invisibles y despiadados, cuya llegada ya habíamos presentido. 

Anteayer, en un acceso de delirio, me habló de usted, Henry, pues había oído su voz. Eran más o menos las tres de la madrugada.

 “¡Qué bueno es Dios que nos ha mandado nuestro único amigo!”, decía. 

Me costó hacerle comprender que no había nadie. 

Henry: estoy casi muerto de pena, de cansancio y de terror. ¡Hace más de sesenta horas que me veo casi solo, cuidando a dos criaturas y a su madre, sin comer ni dormir, traspasado de dolor y sin dinero! 

viernes, 6 de noviembre de 2020

La Disputa de Tortosa (XXIV de XXXVIII)

    Tesis 2: El Mesías había de nacer milagrosamente, es decir: 

a) Sin padre carnal 

Jerónimo procura demostrarla con seis autoridades, de las que citaremos tres: 

1. Gen. IV, 25: 

“Dios me suscitó otra simiente”, 

con el comentario de R. Tanhuma, tal cual está en el Béreshit Rabbá de ha-Darshán y en el Midrash de Ruth, de donde se deduce que el Mesías vendrá de simiente distinta de Adán, y, por lo tanto, por obra directa de Dios. La misma conclusión se saca del comentario que el mismo R. Tanhuma hace al Gen. XIX, 32.34 (Béreshit qetanná). 

 

Respuesta de los Rabinos: 

Los judíos dicen que la “otra simiente” se opone a la de Caín, porque Adán supo que todos sus descendientes iban a perecer en el diluvio y, además, aplican las palabras de Eva a la mancha de las hijas de Lot, a la de la unión entre Judá y Tamar, y a la simiente de Ruth, moabita. 

 

Opinión del P. Pacios (que hacemos nuestra) 

Cree que la explicación de los Rabinos es plausible, pero que la prueba de Jerónimo, si bien no es convincente en absoluto, sí muy persuasiva y altamente conducente a disponer los ánimos de sus oyentes para la aceptación de la tesis cristiana. 

 

2. Dan. VII, 13: 

“Y he aquí que vino sobre las nubes del cielo Uno parecido a un hijo de hombre”. 

Respuesta de los Rabinos: 

martes, 3 de noviembre de 2020

El año terrible en la vida de León Bloy (IV de VI)

    Hasta aquí Bloy y uno no puede menos que hacer suyas las palabras de J. Bollery que, a continuación, agrega: 

Todo comentario no haría más que debilitar la trágica sobriedad del relato…”. 

Sobre la causa de la enfermedad que había de llevar a la muerte al hijo de Bloy, Bollery comenta[1]: 

Es probable que el pequeño Andrés haya sido contagiado por Alcides Guérin el cual, ignorando que estaba tuberculoso, no tomó ninguna precaución con respecto a los hijos de su amigo en sus frecuentes visitas, abrazando a su ahijada y naturalmente a su hermanito (…) La insalubridad de la húmeda casa precipitó sin dudas la evolución del mal que tomó la forma de una meningitis tuberculosa fulminante”. 

Los vaivenes de lo que sucedió durante el año pueden seguirse más o menos en El Mendigo Ingrato. 

Lo importante, para esta reseña, son algunos datos: 

El estado lamentable de la casa continuó, a pesar de las infructuosas tentativas de Bloy para que el propietario hiciera los arreglos correspondientes y su mujer e hija habían caído enfermas casi inmediatamente después de la muerte del pequeño Andrés. 

Recién en julio pudieron mudarse a otra casa, cerca del cementerio donde reposaba su hijo, pero las condiciones no fueron mucho mejores que la anterior y su amigo Henry de Groux no pudo cumplir su promesa de regalarles una estufa. 

En septiembre del mismo año nació su segundo hijo varón: Pedro, y Bloy lo narra así en su diario: 

24.- Nacimiento de mi hijo Pedro. 

¡Que el Señor y su Madre, que los Ángeles y los Santos bendigan a este hijo de nuestro dolor y que aquel, perdido tan terriblemente, nos sea restituido en él! 

Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de la Merced. ¿Nos traerá él realmente, la Merced de Dios?