lunes, 29 de junio de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis II, 1-3

Capítulo II

El Capítulo II da comienzo a la segunda parte del libro en la cual se dirige una carta a cada una de las siete Iglesias.

La estructura es septiforme:

1) Destinatario.

2) Título de Cristo.

3) Alabanzas.

4) Reprehensiones.

5) Exhortaciones.

6) Conclusión.

7) Promesa.

Las Iglesias tienen un significado profético. No vamos a detenernos en probar esta aserción sino que la daremos por supuesta.


1. Al Ángel de la Iglesia en Éfeso escribe: “Estas cosas dice el que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candelabros, los dorados”.

La Iglesia Apostólica: desde la Ascensión hasta la muerte de San Juan.

El título de Cristo está tomado de:

I, 13:Y en medio de los candelabros, uno semejante a Hijo de hombre…”.

I, 16:Y tenía en su diestra siete estrellas”.

La idea detrás del título es que Jesucristo está en poder de las Iglesias y de quienes están a cargo déllas, es decir, de la Iglesia Universal (Candelabros) y del Sacerdocio (Estrellas).


Notas Lingüísticas:

Allo: "κρατῶν (tiene): más fuerte que ἔχων.


Comentario:

Éfeso significa “ímpetu” o “principio de salir y tender a un fin” y corresponde a la Iglesia Apostólica según Castellani, Billot, Holzhauser etc.

Caballero Sánchez: “Efesis, tiene varios sentidos. Indica, al igual que “afesis”, la acción de “lanzar, despachar, o permitir la partida…”, v. g. de una expedición. Puede también significar la acción de apelar de una sentencia a otro tribunal, así como el deseo insatisfecho del que tiende hacia algún bien…”.

Eyzaguirre: “La primera edad de la Iglesia es la edad seminativa, la edad de los Apóstoles. Bajo la imagen de la Iglesia de Éfeso, cuyo nombre significa deseo, está simbolizada la propagación del Evangelio…”.

Fillion: "Qui ambulat…": Cfr. I, 13a.20. La idea expresada es la de un amo que va y viene sobre su propia posesión".

miércoles, 24 de junio de 2015

Rahab, la Cortesana, Ascendiente de Cristo (III de III)

Rahab, La Cortesana, Ascendiente de Cristo


Una de las claves simbólicas de las que está lleno el Antiguo Testamento es presentada de modo admirable en la historia de Rahab. A mi entender, ningún exégeta cristiano parece haberla descubierto: es el episodio del cordón purpúreo. Se recordará que después de la toma de Jericó por Israel, el signo de la salvación —el signo eficaz, el símbolo realizador (es la definición misma de sacramento, si la presencia del Espíritu Santo es lo que el símbolo realiza)— es un cordón de hilo trenzado: tiqva. En cuanto a su color, es tóleath scháni, literalmente: un matiz de gusano brillante. Es imposible, en este breve artículo, exponer, citando las fuentes indispensables, la muy particular acepción que toman, juntas, estas dos palabras: tóleath y scháni (así como las diversas transcripciones fonéticas de estos términos hebraicos). El "gusano brillante" de que aquí se trata no es nuestro gusano fulgente, sino una larva de cochinilla, de cochinilla del Buen Dios (las zoologías bíblicas citan de ésta dos variedades). El color así designado corresponde a dos matices del rojo: el escarlata y el purpureo, que la expresión más arriba citada puede significar indiferentemente. En uno como en otro caso, el hebreo alude a "larva de cochinilla" y por tanto a "oruga". Se trata de una tintura de uso corriente desde la época de Moisés, y que se obtenía aplastando con los pies los bichitos del mismo nombre. Este término —tóleath scháni— se repite muchas veces en el Antiguo Testamento como un leit-motiv. Es una neta alusión.

Para evitar perífrasis, hablemos en adelante de un color "cochinilla", como se hablaría de un matiz púrpura, granate o bermellón. Como sucede a menudo en hebreo, la expresión sigue, en cuanto al sentido, una dirección dialéctica. El color cochinilla es, ante todo, el símbolo del pecado. Dice Dios a los judíos, en Isaías: "Vuestros pecados son como la cochinilla, Yo los haré blancos como la nieve". Más tarde, en el Apocalipsis —renuevo cristiano del "primer brote", indudablemente hebraico— el autor inspirado, adaptando a sus fines los temas ya clásicos de la escatología judía, nos mostrará a la Gran Prostituta toda envuelta en escarlata. Para Job, el hombre —inicuo, nacido con mancha— "no es sino una cochinilla, y el hijo del hombre no es más que cochinilla". Numerosas razones concurren sin duda a este simbolismo: la Biblia menciona a menudo el escarlata de la vergüenza; en los banquetes de los ricos, que casi siempre se convertían en orgías, los vestidos escarlatas eran obligados; en fin, el resplandor mismo de este color, lo señalaba, lo imponía a la vista como un desafío (el paño rojo de la tauromaquia): Dios, frente a su pueblo, se detenía ante la llama orgullosa, ostentadora, del pecado. Los grandes de Israel, cuyos crímenes desencadenan sobre Jerusalén la cólera de Jehová, son calificados muchas veces de "envueltos en escarlata" (en Jeremías, por ejemplo). En las Lamentaciones ellos "se abrazarán al estiércol". Pero se piensa en seguida en el Cristo, envuelto en escarlata en el pretorio de Pilatos. Esto nos lleva a la segunda acepción del término…

domingo, 21 de junio de 2015

Notas al Apocalipsis: Resumen del Capítulo I

Habiendo expuesto algunos comentarios y sugerencias a los 20 versículos del primer capítulo, nos parece oportuno dar un resumen del mismo; resumen que bien puede servir de Addenda a la Estructura del Apocalipsis (ver AQUI) que dimos en su lugar, y que un estudio posterior nos convenció de ajustar algunas cosas.

Los tres primeros versículos, riquísimos en contenido y que poseen como en germen lo esencial del Apocalipsis, nos indican las siguientes características:

I.- Origen.

1) Es una Revelación que Dios Padre hace a Su Hijo.

2) Esta Revelación, el Hijo no se la da a San Juan sino a “Sus siervos”.

3) La misma Revelación que el Hijo hace a Sus siervos, se la da a San Juan, por medio del ángel y en forma velada, y en esto consiste el último libro del NT.


II.- Contenido.

El contenido principal del libro es, ni más ni menos, “lo que debe suceder pronto”, y que se ha de identificar con lo que el Vidente ha testificado, a saber: “la Palabra de Dios” y “el Testimonio de Jesucristo”, términos técnicos equivalentes a los dos grandes grupos de Mártires que habremos de encontrar en la Septuagésima Semana, a saber, los del quinto Sello y los del Anticristo.

La proximidad de los sucesos a los que alude el Apocalipsis en varios lugares y ya desde el primer versículo, debe entenderse literalmente y corresponden a la última Se­mana de la profecía de Daniel.


III.- Bienaventuranza.

El versículo 3 contiene la primera de las siete Bienaventuranzas, dirigidas, en este caso, a los Mártires del quinto Sello.


Por su parte, los versículos 4-8 se dividen en dos secciones:

I.- Destinatarios.

El Apocalipsis en su conjunto está destinado a las siete Iglesias, dato que se aclara y desarrolla más adelante.

II.- Bendición.

De parte de Dios Padre, de Jesucristo y de los siete Arcángeles[1], seguido todo de una descripción del amor de Jesucristo y su Parusía.

jueves, 18 de junio de 2015

Rahab, la Cortesana, Ascendiente de Cristo (II de III)

Rahab, La Cortesana, Ascendiente de Cristo

I Parte - III Parte

Sucesor de Moisés, Josué, se apresta a atravesar el Jordán. Este "paso del Jordán" —y Paso es Pascua (en hebreo Pesach)— va a clausurar, por la eliminación de un obstáculo humanamente infranqueable, la gran purificación preparatoria de cuarenta años, inaugurada por el paso del Mar Rojo ¿Para qué estos cuarenta años, sino para que desapareciera, muriera antes que nada, todo el viejo Israel? El simbolismo pascual de muerte y resurrección se precisa: Jordán es, en hebreo, el Descenso. Es pues, el correspondiente judío del Averno, este río de la mitología clásica que se sumerge en los infiernos: facile descensus Averni... Entrar en el Jordán, atravesarlo, salir de él por la ribera opuesta —para la conquista de una tierra y de una vida nuevas, paradisíacas— es, como el Cristo en la Epístola a los Hebreos "ser (milagrosamente) salvado a través de la muerte" como consecuencia de la muerte (ek thanatou). Se trata de pasar de un mundo al otro, de aquende el Jordán al más allá, para entrar en posesión de Jericó, es decir, del destino reservado, de la Promesa, puesto que el nombre mismo de esta fortaleza —en hebreo: su lunación— designa, por un simbolismo profético toda esta historia de Israel que resumirá más tarde la genealogía "lunar" del Mesías.

Y, tres días antes del Gran Paso, antes de la cuasi-Pascua del Jordán atravesado en seco, de la muerte que conduce a la vida, los judíos se detuvieron aún en Schittím, que significa a la vez los flagelos y la desviación. Israel se prostituyó allí con las hijas y el dios de los moabitas cuyo nombre mismo —Baal-Peor, "el Señor de la Vulva"— nos revela su naturaleza. Sin cesar, con la insistencia de la desesperación, Moisés, y más tarde los Profetas han amonestado "al pueblo de dura cerviz". Esta fornicación —carnal con las mujeres, espiritual con el ídolo— sería una traición, una injuria grave al Dios Vivo, el Aliado de la nación santa, consagrada. Y la infidelidad de la carne no sólo conduciría a la del espíritu sino que la revelaría, la postularía. Y, en tanto Moisés muere por su pueblo —Moisés, el Redentor, como le llamará San Esteban—, Dios revela a Josué que, en tres días, pasará el Jordán. Este será el Pesach, la Pascua. Y lo que había muerto con Moisés revivirá para la gloria de Josué, su continuador.

Entonces Josué "envió secretamente de Schittím dos espías[1], diciéndoles: Observad todo el país, y sobre todo Jericó". Los dos personajes, para pasar seguros la noche en esta ciudad, tuvieron la astucia de ir a esconderse, no al khan, a la posada pública, sino a casa de una mujer pública: ¿qué cosa más natural? ¿A quién podría intrigar la presencia de dos extranjeros en busca de aventuras? Es allí, en la casa de la cortesana que, después de haber eludido la vigilancia, se "acostaron". Simplemente. "Acostarse" quiere decir, para todo el mundo, tenderse a dormir, a reposar. Quedaba reservado a los exégetas "modernos" —comprendidos entre ellos los católicos— el imaginar, sin el más modesto índice de prueba en el contexto— que ellos "se acostaron" con Rahab!...

lunes, 15 de junio de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis I, 20

20. (Escribe) el misterio de las siete estrellas que viste en mi diestra y los siete candelabros, los dorados: las siete estrellas, ángeles de las siete Iglesias son y los candelabros, los siete, siete Iglesias son.

I) (Escribe) el misterio de las siete estrellas que viste en mi diestra
y los siete candelabros, los dorados

Notas lingüísticas:

Fillion: "Sacramentum depende también del verbo "scribe". Escribe el misterio que te revelo, haz conocer el significado de las siete estrellas y de los siete candelabros de la visión".


Comentario:

Μυστήριον (misterio) esta palabra es nombrada una vez en los Evangelios y siempre en la misma cita, referida a la promesa de Jesús de dar a conocer "los misterios del Reino de los Cielos" (Mt. XIII, 11; Mc. IV, 11 y Lc. VIII, 10).


II) las siete estrellas, ángeles de las siete Iglesias son
y los candelabros, los siete, siete Iglesias son.

Comentario:

Es interesante notar que los dos elementos de la visión que aquí explica el mismo Cristo son los títulos que tiene en la primera y en la quinta Iglesia:

En la Iglesia de Éfeso (II, 1) el título de Cristo es: "el que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candelabros, los dorados".

En la Iglesia de Sardes (III, 1) el título de Cristo es: "El que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas".

Es decir, los únicos dos elementos que Jesucristo explica aparecen solamente en la primera y quinta Iglesia, lo cual no puede ser una mera casualidad, pues nos parece que la razón hay que buscarla en el hecho de que de esta forma Jesucristo indica las Iglesias que incluye la visión de los vers. 12-18.

Sobre la identidad de los ángeles ver lo que ya dijimos AQUI.

Poirier parece coincidir con Lacunza cuando dice (pag. 39): "Del plan geográfico de las siete Iglesias hay que pasar al histórico: la ruta de Éfeso a Laodicea se hará cronológica (…) De los mensajes apocalípticos sucesivos habrá que pasar a las etapas de las realizaciones temporales: ¡los ángeles-estrellas que se suceden, diversos, de Éfeso a Laodicea, serán jefes de la cristiandad!".


Fillion: "Et candelabra… Ecclesiae sunt: de la misma forma que el candelabro de siete brazos puesto en el tabernáculo (Ex. XXV, 31 ss) simbolizaba la nación teocrática".

viernes, 12 de junio de 2015

Rahab, la Cortesana, Ascendiente de Cristo (I de III)

Rahab, La Cortesana, Ascendiente de Cristo

Nota del Blog: de vez en cuando uno tiene la feliz dicha de leer verdaderas joyas exegéticas. Estudios sencillos, aunque profundos, que causan un verdadero gozo espiritual e intelectual. El autor es un reconocido judío converso que, a no dudarlo, maneja ciertos conocimientos no muy comunes en la exégesis católica. Exégesis que bien podríamos llamar judía y que nos agrada particularmente.

El siguiente estudio es obra, pues, de Alfred Frank-Duquesne y fue publicado por la Revista Diálogo, num 3 (Buenos Aires, 1955), pag. 19-35.

Rahab, por G. Doré
La genealogía de Jesucristo, tal como la presenta San Mateo, amén de ser enigmática en su totalidad, plantea varios enigmas particulares ¿Qué significa, por ejemplo, la mención, que en ella se hace, de cuatro mujeres pecadoras entre los antepasados del Salvador? ¿Con qué derecho puede hallarse entre ellos Rahab, la prostituta? Para responder adecuadamente a esta pregunta, hay que inspirarse en dos principios:

1°) La genealogía de San Mateo es para sus lectores primitivos, que no han podido equivocarse en esto, un documento críptico, un mensaje lleno de alusiones y de "signos", desde que el Evangelista se inspira en criptogramas conocidos en Israel.

2) Tal como lo han demostrado irrefutablemente Strack y Billerbeck, y sobre todo Edersheim y Vulliaud, no se puede descubrir en las palabras de Jesús ni en los escritos apostólicos, lo referente a los orígenes étnicos, al tiempo, al ambiente y a la formación juvenil, sino dentro de la perspectiva, no solamente del Antiguo Testamento, sino también de la antigua literatura rabínica cuya problemática y orientaciones proporcionan al pensamiento de Cristo su sustancia humana. Quien intente, por ejemplo, estudiar comparativamente las dos genealogías del Señor, la de Lucas y la de Mateo, deberá recurrir a los comentarios bíblicos predominantes en el primer siglo de nuestra era.

Se sabe que el discípulo preferido de Pablo se detiene en el pedigree puramente humano del Salvador, mientras Mateo se interesa en la sucesión dinástica por la línea de David. En tanto Lucas, de un trazo, remonta el curso de las generaciones para ligar el nuevo Adán, Hijo del Hombre, al primero, "hijo de Dios"; Mateo esquematiza, suprime eslabones intermedios, y divide la ascendencia del Mesías en tres grupos de 14 personajes cada uno: primero, desde Abraham hasta David; después, del Rey-Profeta a la cautividad de Babilonia y, por fin, del Exilio a la Encarnación. Y es que precisamente, el tratado (talmúdico) Tanchuma o Yelamdenu, comentario midrásquico[1] del Pentateuco, afirma, interpretando Génesis XXXIX, 13, que la gestación mesiánica en Israel comprende tres fases: de Abraham a David, del Rey-Profeta a la Cautividad babilónica y del Exilio al nacimiento del Mesías. Y cada uno de estos tres períodos representa, como en San Mateo, catorce generaciones. En la misma colección —donde se hallan asentadas, según una autoridad tal como la del Prof. Kahle[2], tradiciones verbales que remontan al siglo III antes de nuestra era— un midrasch sobre Éxodo XII, 2 nos abre una perspectiva esquematizada también de un modo semejante. Estos textos, y algunos otros, atribuyen a las fluctuaciones de la grandeza hebraica el mismo ritmo que a las metamorfosis lunares (una lunación dura 2 x 14 días, o sea 4 cuartos de siete días). Y, en el pensamiento judío inmediatamente anterior a la En-carnación, la preparación mesiánica del pueblo elegido se efectúa en tres épocas de las que cada una se desarrolla en 14 generaciones; o sea 7 ascendentes y 7 descendentes. En los dos "midraschim" mencionados más arriba, este ciclo tiene tres períodos, cada uno de dos veces siete semanas. Pero el conjunto mismo de estas 42 "semanas"[3] forma una super-lunación, en la que la Luna Nueva está figurada por Abraham, la luna llena por David, y el satélite finalmente invisible por la aniquilación del imperio davídico bajo el reino de Sedecías.

martes, 9 de junio de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis I, 19

19. Escribe, pues, lo que has visto y lo que es y lo que va a suceder después de esto.

Comentario:

Bover: "Se insinúa la división del Apocalipsis en tres partes desiguales: Lo que viste se refiere a la precedente visión; lo que es, a las siete cartas que reflejan el estado presente de las Iglesias; lo que ha de ser, a lo que sigue desde el capítulo IV".

Sales: "San Juan debe escribir: 1) la visión tenida precedentemente; 2) lo que le será revelado en torno a las cosas presentes (lo que es), lo cual se refiere especialmente a lo que está contenido en los cap. II y III; 3) lo que le será revelado en torno a los futuros sucesos de la Iglesia (lo que debe suceder), lo cual se refiere especialmente al contenido de los capítulos IV-XXII, 5".

Bartina: "Lo que ha de escribir, o sea el objeto del imperativo divino, son las cosas que ha visto de la presente visión, pues las revelaciones ya han comenzado; las cosas que son, es decir, el estado de las siete iglesias, cifra de totalidad a través de la particularidad, y es lo que se dice en los cap. II-III; y, finalmente, las cosas que han de suceder. Al comienzo del c. IV se manda a Juan que suba al cielo, donde se le mostrará las cosas que "van a suceder después de esto" (IV, 1)".

Notar que de esta triple división: lo que has visto, lo que es, y lo que debe suceder después de esto, la segunda no es una visión.

Las dos visiones están compuestas por la de Cristo de los vv. 12-18 y todo lo que sucede desde el cap. IV en adelante.

En el primer caso están incluídas las primeras cinco iglesias y en el segundo las dos últimas.


I) Escribe, pues, lo que has visto

Comentario:

Bartina: "Jesucristo reanuda el encargo, interrumpido en el v. 11. Esta conexión de sentido se logra por medio de la partícula οὖν (pues). Solo se emplea cuatro veces en todo el Apocalipsis (II, 16; III, 3.19). En cambio, en el cuarto Evangelio aparece 195 veces".


II) Lo que es

Comentario:

Allo: " εἰσὶν (…) corresponde a las "cosas del presente", de las cuales tratarán las cartas (cap. II-III) opuestas a "las del futuro" ( μέλλει γενέσθαι μετὰ ταῦτα) que no comenzarán sino después del cap. IV".


III) Lo que va a suceder después de esto

sábado, 6 de junio de 2015

Pusillus Grex (III de III)

Pusillus Grex

 “Buscad el reino de Dios y estas cosas se os darán por añadidura.
 No temáis, pequeño rebaño, porque plugo
a vuestro Padre daros el reino” (Lc. XII, 31-32).


Santa Teresita del Niño Jesús

V.- Cualidades del Pusillus

Avancemos un paso más con las cualidades del Pusillus antes de su conversión y veamos en qué consistirá su principal falta.

Todo el capítulo XII (y el XIII) de San Lucas parece referirse a los mismos últimos tiempos.

Los versículos 1-5 son una exhortación a huir del fariseísmo, tras la cual viene la advertencia ya conocida: “No temáis a los que matan el cuerpo, etc”.

“Mientras tanto, habiéndose reunido miles y miles del pueblo, hasta el punto que unos a otros se pisoteaban, se puso a decir, dirigiéndose primeramente a sus discípulos: “Guardaos a vosotros mismos de la levadura –es decir de la hipocresía– de los fariseos. Nada hay oculto que no haya de ser descubierto, nada secreto que no haya de ser conocido. En consecuencia, lo que hayáis dicho en las tinieblas, será oído en plena luz; y lo que hayáis dicho al oído en los sótanos, será pregonado sobre los techos. Os lo digo a vosotros, amigos míos, no temáis a los que matan el cuerpo y después de esto nada más pueden hacer. Voy a deciros a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de haber dado la muerte, tiene el poder de arrojar en la gehenna. Sí, os lo digo, a Aquel temedle”.

Los versículos 6-9 ya nos van mostrando algo del tipo de solicitud del Pusillus: la falta de confianza en la Providencia[1].

“¿No se venden cinco pájaros por dos ases? Con todo, ni uno solo es olvidado de Dios. Aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No tenéis vosotros que temer: valéis más que muchos pájaros. Yo os lo digo: a quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre lo confesará también delante de los ángeles de Dios. Mas el que me haya negado delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios”.

Los versículos 10-12 nos advierten sobre el pecado contra el Espíritu Santo y luego San Lucas habla de los mártires del quinto sello al citar el Discurso Parusíaco que traen Mt X, 19-20 y Mc. XIII, 11.

“A cualquiera que hable mal contra el Hijo del hombre, le será perdonado, pero a quien blasfemare contra el Santo Espíritu, no le será perdonado. Cuando os llevaren ante las sinagogas, los magistrados y las autoridades, no os preocupéis[2] de cómo y qué diréis para defenderos o qué hablaréis. Porque el Espíritu Santo os enseñará en el momento mismo lo que habrá que decir”.

Los versículos 13-31 especifican un poco más las preocupaciones de la vida al hablar de cosas tales como: herencia (vv. 13-14), avaricia (vv. 15-21) y solicitud por la comida, la bebida y el vestido (vv. 22-28).

jueves, 4 de junio de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis I, 17-18

17ab. Y cuando le vi caí a sus pies como muerto y Él puso su diestra sobre mí y dijo: “No temas:

Notas Lingüísticas:

Zerwick: "Μὴ φοβοῦ: deja de temer".


Comentario:

Allo: "ἔπεσα (caí): Así cayeron Isaías (VI, 5), Ezequiel (I, 28), Daniel (passim) y Enoc (XIV, 24), etc".

Allo: "Μὴ φοβοῦ (no temas): Cfr. Daniel X, 12.19 y las palabras de Nuestro Señor en el Evangelio (ἐγώ εἰμι· μὴ φοβεῖσθε, "Soy Yo, no temáis") Mt. XIV, 27 y paralelos; Jn. VI, 20, etc".

Alápide: Caí a sus pies como muerto: no por reverencia sino por un gran miedo, que lo dejó como sin alma, debido a la tan augusta y terrible visión de Cristo, a la espada que salía de su boca, y a la voz terrible que hablaba. Lo mismo le pasó a Daniel, X, 9 y a los Apóstoles en la transfiguración de Cristo, Mt XVII, 6”.

Notar que en XIX, 10 y en XXII, 8 no se dice que San Juan tuviera miedo, si bien tiene el mismo gesto de caer a los pies del que le habla.


17c. Yo soy el primero y el último 18. y el Viviente, y fui muerto y he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y del hades.

Jesucristo se declara no solamente Dios (el primero y el último), sino también el Viviente por excelencia, el cual por medio de su muerte y resurrección obtuvo poder sobre "la muerte y el hades".

En San Juan "la muerte y el Hades" siempre representan una entidad malvada. Es llamada "la primera muerte", por oposición a la segunda, que es el lago de fuego y azufre.

En concreto, es el lugar donde residen las almas de los condenados, las cuales no podrán salir de allí hasta que Jesús abra sus puertas. Esto sucederá en dos ocasiones: primero en su Parusía, donde resucitarán algunos malvados para ser arrojados antes que los demás a la segunda muerte y en segundo lugar en el juicio final (XX, 11 ss).

Charles: "Este versículo nos muestra la triple concepción de Cristo en Juan: la vida que habita por siempre que Él tenía independientemente del mundo; su humillación incluso hasta la muerte y su resurrección a la vida no sólo eterna en sí misma sino a la autoridad universal sobre la vida y la muerte".