b) De madre virgen
Presenta cuatro pruebas:
1) Is. IX, 6-7: “Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado, que lleva el imperio sobre sus hombros. Se llamará Maravilloso, Consejero, Dios poderoso, Padre de la eternidad, Príncipe de la paz. Se dilatará su imperio y de la paz no habrá fin. (Se sentará) sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y consolidarlo mediante el juicio y la justicia, desde ahora para siempre jamás. El celo de Yahvé de los ejércitos hará esto”.
La mem cerrada de lemarbé (se dilatará), indica la virginidad de María.
Este argumento ya lo tratamos
antes.
Opinión del P. Pacios (que hacemos nuestra):
Únicamente se le puede dar un valor de congruencia una vez ya demostrada por el Nuevo Testamento la virginidad de María.
2) Ez. XLIV, 1-2: “Después me hizo volver hacia la puerta exterior del Santuario, la cual mira al oriente; y estaba cerrada. Y Yahvé me dijo: “Esta puerta estará cerrada, no se abrirá, y no entrará nadie por ella, porque ha entrado por ella Yahvé, el Dios de Israel; por eso quedará cerrada”.
La puerta cerrada, símbolo de la Bienaventurada Virgen María.
Opinión del P. Pacios (que hacemos nuestra):
Muchos Padres la entienden literalmente de la Virgen María; otros, sólo alegóricamente, como tipo o símbolo. La prueba en conjunto, tal como la expone y defiende Jerónimo, nos parece, si no evidente, sí bastante buena.
3) Jer. XXXI, 21-22: “Yahvé ha hecho una cosa nueva sobre la tierra: la mujer rodeará al varón”.
Respuesta de los Rabinos:
Este texto se aplica a Israel.
Opinión del P. Pacios:
La prueba es buena, aun prescindiendo de la autoridad del Béreshit Rabbá con que la corrobora, ya que los rabinos negaron su autenticidad y no aparece claro que Jerónimo la probara. La aplicación del texto a Israel o a la Sinagoga que busca a Dios es imposible, pues, como muy bien les advierte Jerónimo, no sería nada nuevo. Por lo demás, los Padres consienten comúnmente en aplicarlo a la virginidad de María.
Nuestra opinión:
Nos parece que el P. Pacios es un poco optimista con esta exégesis. El P. Nácar[1], por ejemplo, afirma que los términos hebreo para “Femina”, “Circumdabit” y “Virum” no se pueden aplicar a la Virgen, a la concepción y al Niño respectivamente pues, en ese caso, se debieron haber usado otras palabras.
Además, no es la opinión tradicional, pues antes de San Jerónimo no era conocida por los Padres.
Nácar, sin embargo, lo aplica a la vuelta del cautiverio de Israel en tiempos de Ciro, pero tampoco es posible esta aplicación.
En lo personal, creemos, sí, que se trata de Israel, pero en su vuelta a la tierra prometida al fin de los tiempos, pues así parece exigirlo el contexto.