lunes, 30 de noviembre de 2015

Malas traducciones de la Vulgata en el Apocalipsis, VIII Parte

Capítulo XVII

14)

v. 8: Vulgata: “… et mirabuntur inhabitantes terram (quorum non sunt scripta nomina in libro vitæ a constitutione mundi) videntes bestiam, quæ erat, et non est”.

Traducción correcta:

v. 8: “Y se maravillarán los que habitan sobre de la tierra (de los que no está escrito el nombre en el libro de la vida, desde la creación del mundo), viendo la Bestia, que era y no es y aparecerá”.


15)

v. 12: Vulgata: “… sed potestatem tamquam reges una hora accipient post bestiam”.

Traducción correcta:

v. 12: “… mas autoridad, como reyes, por una hora reciben con la Bestia”.


Observaciones:

Allo: “En lugar de “μετὰ τοῦ θηρίου”, “con la Bestia”, la Vulgata debe haber leído “μετὰ το θηρίο”, “después de la Bestia”, gran cambio de sentido que destruye la profecía”.

Fillion: “Post Bestiam: el griego dice, por el contrario: con la Bestia”.


16)

v. 15: Vulgata: “Aquæ, quas vidisti ubi meretrix sedet, populi sunt, et gentes et linguae”.

Traducción correcta:

v. 15: “Y me dice: “Las aguas que viste, donde la ramera está sentada, pueblos y multitudes son y naciones y lenguas”.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Y la Mujer huyó al desierto… (Apoc. XII, 6) (I de X)

Y la Mujer huyó al desierto… (Apoc. XII, 6)

Sin dudas el Fenómeno VIII de Lacunza es el mejor comentario que existe al capítulo XII del Apocalipsis[1]. Algunas de sus conclusiones deberían ser, a esta altura, un lugar común, un punto de partida para ulteriores estudios, pero lamentablemente, al menos en lo que hace a la exégesis de las Profecías, los autores se han inclinado una y otra vez hacia el alegorismo que no ha hecho más que estragos en la exégesis. Urge, pues, desterrarlo cuanto antes.

La idea deste trabajo será indagar la identidad del desierto al cual será enviada la Mujer y en el que la alimentarán durante mil doscientos sesenta días; pero antes de responder a esta interesante pregunta nos parece del todo necesario indagar algunas cuestiones previas que ayudarán, en mayor o menor medida, a ubicar el desierto. Nos referimos a la identidad de la Mujer, al lugar desde el cual sale y al momento en el que huye hacia el desierto.


Primera Parte

Quién – Desde dónde – Cuándo.


I.- Identidad de la Mujer.

Brevitatis causa daremos por supuesta la identificación de la Mujer con Israel tal como lo prueba Lacunza en el Fenómeno ya citado, no sin antes presentar la parte más pertinente del comentario de Straubinger al v. 1:

Straubinger: “La mujer de las doce estrellas aparece en el cielo como una señal, es decir una realidad prodigiosa y misteriosa… Esta personificación de la comunidad teocrática era como tradicional (Os. II, 19-20; Jer. III, 6-10; Ez. XVI, 8) y la imagen de Sión en trance de alumbramiento no era desconocida del judaísmo (Is. LXVI, 8). La maternidad mesiánica afirmada aquí (vv. 2 y 5) lo es también en IV Esdras IX, 43 ss.; X, 44 ss)” (Pirot). Sobre su frecuente aplicación a la Iglesia, dice Sales que en tal caso “la palabra Iglesia debe ser tomada en su sentido más lato, de modo que comprenda ya sea el Antiguo, ya el Nuevo Testamento”. Algunos restringen este simbolismo a Israel que se salva según el capítulo anterior (XI, 1.13.19; cf. VII, 2 ss y nota), considerando que las doce estrellas son las doce tribus, según Gen. XXXVII, 9. Gelin dice a este respecto que “en cuanto refugiada en el desierto (v. 6 y 14-16) la mujer no puede ser sino la mujer judeo-cristiana”, pero no precisa si es la que se convierte al principio de nuestra era (cf. Rom. IX, 27; Gal VI, 16) o al fin de ella (Rom. XI, 25 ss.). Cfr. Miq. V, 3 ss. En cuanto a la Iglesia en el sentido de Cuerpo Místico de Cristo, ¿cómo explicar que ella diese a luz al que es su Cabeza (Col. I, 18), cuando, a la inversa, se dice nacida del costado del nuevo Adán (Jn. XIX, 34; Rom. V, 14) como Eva del antiguo (Gen. III, 20)? Ni siquiera podría decirse de ella como se dice de Israel, que convirtiéndose a Cristo podría darlo a luz “espiritualmente” como antes lo dio a luz según la carne (Rom. IX, 5), pues la Iglesia es Cuerpo de Cristo precisamente por la fe con que está unida a Él (…) La Liturgia y muchos escritores patrísticos emplean este pasaje en relación con la Santísima Virgen, pero es sólo en sentido acomodaticio, pues “la mención de los dolores de parto se opone a que se vea aquí una referencia a la Virgen María”, la cual dio a luz sin detrimento de su virginidad. Puede recordarse también la misteriosa profecía del Protoevangelio (Gen. III, 15 s.), donde se muestra ya el conflicto de este capítulo entre ambas descendencias (cf. Mat. III, 7; XIII, 38; VIII, 44; Miq. V, 3; Rom. XVI, 20; Col II, 15; Hebr. II, 14) y se anuncian dolores de parto como aquí (v. 2; Gen. III, 16), lo cual parecería extender el símbolo de esta mujer a toda la humanidad redimida por Cristo, concepto que algunos aplican también a las Bodas de XIX, 6 ss., que interpretan en sentido lato considerando derribado el muro de separación con Israel (Ef. II, 14).

lunes, 23 de noviembre de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis III, 9

9. He aquí que (te) doy (algunos) de la Sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí que haré que ellos vengan y se postren delante de tus pies y conozcan que Yo te amé.

Notas Lingüísticas:

Zerwick: “ψεύδονται: mienten; anacoluthon”, i. e. una inconsecuencia, una conclusión mal sacada. Allo también ve aquí la figura literaria llamada anacoluto, que estaría dada por el hecho de decir que son de la Sinagoga pero no son judíos, pero tal vez podría entenderse como si dijera: “Yo te entrego algunos de la Sinagoga de Satanás, que dicen ser judíos, i.e. verdaderos judíos, o sea de la verdadera religión, y no lo son sino que mienten, justamente por ser de la Sinagoga de Satanás”, lo cual se ve claro por la Iglesia paralela a esta, la de Esmirna que en II, 9 dice: “Conozco tu tribulación y tu pobreza -pero eres rico-, y la maledicencia de los que dicen ser judíos y no son sino la sinagoga de Satanás”, es decir habría aquí una contraposición entre “ser judío” y la “Sinagoga de Satanás”.

Algunos”: así traducen Straubinger, Vigouroux, Allioli, Bover, Wikenhauser y Crampon y es conforme al texto que literalmente dice: “Yo te daré de la Sinagoga de Satanás” suponiéndose el pronombre “algunos”.


Comentario:

Como ya lo notamos, el giro lingüístico es el mismo que el del vers. 8: “He aquí te doy (te daré)”, como si a esta Iglesia Dios le diera dos cosas: la predicación del Evangelio a todo el mundo y la conversión de parte de los judíos.

Crampon: “Te doy: literalmente, doy, pongo (ante tí) algunos, etc; es la misma expresión que en el versículo precedente, el cual explica el sentido”.

Castellani: “La conversión de los judíos en los últimos tiempos está profetizada por San Pablo de la manera más categórica. Nos parece imposible que un suceso tal no esté marcado en el Apocalipsis. Nosotros lo vemos en este lugar, y en la visión de la Parturienta; y posiblemente también en la visión de los Dos Testigos”.


Para resumir debemos decir que este versículo profetiza el comienzo de la septuagésima semana de Daniel que dice: “Él confirmará el pacto con muchos durante una semana… etc”, es decir, aquí Daniel profetiza la conversión parcial del los judíos que marcará el comienzo de la última semana escatológica, y en cuya mitad tendrá lugar la Abominación de la desolación de la que habló Jesucristo en el discurso Parusíaco.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Origen de la creencia vulgar en las pretendidas profecías sobre la no restauración política de Israel. Salvador Iglesias (IX de IX)

CONCLUSIONES GENERALES

1. La creencia vulgar en las pretendidas profecías sobre la no restauración política de Israel carece de suficiente fundamento escriturístico. La mayoría de los textos que se aducen del Antiguo Testamento, o son meras acomodaciones a nuestro asunto, o se refieren a calamidades que nada tienen que ver con la presente, o predicen simplemente la desaparición de la Antigua Economía, sin pronunciarse contra posibles restauraciones meramente políticas que a los hagiógrafos desde su punto de vista teleológico providencial no interesaban. Los textos del Nuevo Testamento hablan de una reprobación espiritual que tendrá fin cuando haya entrado en la Iglesia la plenitud de las gentes; de una ruina material de la Ciudad con su Templo, cuyo término no se indica pero tampoco se excluye; y de la desaparición de Israel como unidad política hasta que se cumplan los tiempos de las naciones. Cuando esta última condición pueda decirse cumplida, nada impedirá la restauración política de Israel.

2. No existe tampoco, como era de suponer a priori, tradición dogmática que, interpretando unánimemente determinados textos bíblicos, nos obligue a ver en ellos anunciada la imposibilidad de una restauración meramente política en Israel.

3. Existe, sí, una creencia antiquísima —enunciada por los Santos Padres, no en los Comentarios expresos a los textos, que se dicen contenerla, sino en sus tratados homiléticos y apologéticos, —según la cual los judíos no volverían a reconstruir jamás ni su Ciudad, ni su Templo, ni su unidad política.

4. Esta creencia, por no fundarse en la interpretación unánime de unos mismos textos, no procede de fuente escriturística; por las notables discrepancias en su contenido, por la debilidad con que muchos la proponen como opinión personal, por el afán con que se busca fundamentarla en la Escritura sin que jamás un solo Padre antiguo intente basarla en la tradición apostólica, tampoco puede decirse procedente de esta segunda fuente de Revelación.

5. Su origen y desarrollo, según nuestras investigaciones, parecen ser los siguientes:

lunes, 16 de noviembre de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis III, 8

8. Sé tus obras: he aquí que he puesto delante de ti una puerta abierta, que nadie puede cerrar, porque tienes poco poder y has guardado mi palabra y no has negado mi Nombre.

Notas Lingüísticas:

Como notan los comentadores δέδωκα (he puesto) significa literalmente “(te) he dado”. Mismo giro en el versículo siguiente.

Θύραν ἠνεῳγμένην (puerta abierta): cfr. IV, 1.

Zerwick: “θύρα: puerta = ocasión de propagar la fe, I Cor. XVI, 9”.


Comentario:

Puerta abierta: los comentadores coinciden en ver en esta figura paulina “facilidades procuradas al apostolado” (Allo), “expansión misional” (Bover), etc. y citan los siguientes pasajes:

Hechos XIV, 27: “Llegados reunieron la Iglesia y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe”.

 I Cor XVI, 8-9: “Me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés, porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz, y los adversarios son muchos”.

 II Cor II, 12-13: “Llegado a Tróade para predicar el Evangelio de Cristo, y habiéndoseme abierto una puerta en el Señor, no hallé reposo para mi espíritu, por no haber encontrado a Tito, mi hermano…”.

 Col. IV, 2-4: “Perseverad en la oración, velando en ella y en la acción de gracias, orando al mismo tiempo también por nosotros, para que Dios nos abra una puerta para la palabra, a fin de anunciar el misterio de Cristo…”.

Caballero-Sánchez: “San Papías (…) es el mejor testigo para decirnos qué clase de estudios sagrados y qué clase de esperanzas proféticas en torno a Cristo y a su Iglesia, saturaban el alma de los santos del Asia. Y Papías nos atestigua que se trataba de interpretar la Escritura a la luz del Evangelio del reino milenario de Cristo, y que la expectación ardiente de los santos se enfocaba sobre la próxima bajada a la tierra de la nueva Jerusalén para inaugurar desde ella el reino del Señor. Explicar ese Evangelio es mantener esa esperanza…”.

La puerta abierta que se le da a esta Iglesia coincide con la predicación del Evangelio del Reino en todo el mundo como lo anunciara Nuestro Señor.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Origen de la creencia vulgar en las pretendidas profecías sobre la no restauración política de Israel. Salvador Iglesias (VIII de IX)

C) Conclusiones de este capítulo.

El estudio del intento de Juliano el Apóstata para reconstruir el Templo y de las reacciones de los Santos Padres ante su fracaso, me ha llevador a la conclusión de que el hecho tuvo una influencia decisiva para la formación y desarrollo de la creencia en las pretendidas profecías sobre la no restauración política de Israel.
Alguno podría objetar, ante la lectura de los textos aducidos, que la creencia era anterior a estos acontecimientos. Contra ella iban los intentos de Juliano, de los judíos y hasta de los gentiles que intervinieron en el hecho, y en ella se fundaba la convicción contraria del entonces obispo de Jerusalén, San Cirilo.

En cuanto a las intenciones de Juliano ya hemos visto más arriba que las primeras fuentes históricas —Rufino y Sócrates— nada dicen sobre el particular. Es Filostorgio el primero que atribuye a Juliano la intención de contradecir a las profecías de Cristo, intención que Sozómeno hace extensiva a los judíos y gentiles de la época. San Gregorio Nacianceno, por el contrario, presenta, como hemos visto, a Juliano convencido de que, según las profecías del A.T., la Ciudad, el Templo y el culto debían ser restablecidos. Ante esta diversidad de opiniones es prudente, en sana crítica histórica, dudar por lo menos de las verdaderas intenciones del Apóstata. Y si se cree necesario salvar algún fondo de verdad en estas apreciaciones de los historiadores, basta admitir que Juliano y sus esbirros pretendieron simplemente, como dice San Juan Crisóstomo, levantar lo que Cristo declaró que sería destruido.

Por lo que se refiere a San Cirilo hay que hacer varias observaciones.

En los testimonios de Rufino y de Sócrates se advierte una notable discrepancia. Según el primero, persistía en afirmar «nullo genere fieri posse ut ibi a judaeis lapis super lapidem poneretur»[1], mientras que para el segundo «palam multis adstantibus praedixit futurum brevi ut in eo templo lapis super lapidem non maneret, sed Servatoris oraculum compleretur»[2].

lunes, 9 de noviembre de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis III, 7

7. Y al ángel de la Iglesia en Filadelfia escribe: “Estas cosas dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, y que cierra y nadie abre:

Notas Lingüísticas:

Zerwick: “ἀληθινός, vero, veraz; hebraísmo: fiel con respecto a las promesas”.
             
Zerwick: “Tener la llave = tener el pleno dominio sobre la casa”.
              
Allo: “ἀληθινός (Verdadero), palabra joánica que significa “auténtico, ideal” o “verdadero, fiel a Sí mismo”. Cfr. Is. LXV, 16.
        
Allo: “Remarcar el presente ἀνοίγει (abre), después del futuro κλείσει (cerrará). Algunos manuscritos los han querido unificar sea por dos presentes o por dos futuros…”.
       
Allo: “Llave (de la casa) de David, cfr. Is. XXII, 22”.


Comentario:

Iglesia bajo Enoc y Elías: primera mitad de la Septuagésima Semana de la profecía de Daniel.

El título de Cristo está tomado de VI, 10:

"¿Hasta cuándo, oh Señor, el Santo y Verdadero, tardas en juzgar y vengar nuestra sangre sobre los habitantes de la tierra?".

jueves, 5 de noviembre de 2015

Origen de la creencia vulgar en las pretendidas profecías sobre la no restauración política de Israel. Salvador Iglesias (VII de IX)

B) Los comentarios de los Santos Padres.

Los Padres contemporáneos e inmediatamente posteriores aluden con frecuencia al intento fracasado de Juliano. Así San Gregorio Nacianceno, San Ambrosio[1] y sobre todo con notable insistencia San Juan Crisóstomo. Es curiosa la intención que a Juliano atribuye San Gregorio Nacianceno:

«... ipsis nimirum (judaeis) in patriam redire ac templum instaurare, patriorumque rituum vigorem renovare, ex ipsorum scilicet libris et arcanis fatale esse affirmans, ac benevolentiae specie commentum hoc occultans»[2].

San Juan Crisóstomo es, a nuestro entender, el que más parte ha tenido en el desarrollo de la creencia que, partiendo del fracaso histórico de Juliano, considerado como expresión de una decisión divina perpetua e ineludible, ha querido ver en las profecías de Cristo sobre la ruina de Israel una voluntad absoluta de impedir perpetuamente toda posible restauración. De un hecho que se cree providencial e impide la restauración del Templo en el siglo IV, se pasa a ver en una profecía de Cristo, que sólo hablaba de su destrucción, la voluntad absoluta divina de no consentirlo jamás.

Triple espejismo:

- Se cree ver en el fracaso de Juliano una decisión divina perpetua e irrevocable de no consentir jamás restauración alguna.

- Se cree hallar en este hecho la confirmación de unas palabras de Cristo que en realidad nada decían sobre la duración de la ruina.

- Y se termina por atribuir a Cristo la profecía de aquella decisión divina perpetua y universal.

Las razones que nos mueven a considerar a San Juan Crisóstomo como el principal alucinado por ese triple espejismo son las siguientes:

lunes, 2 de noviembre de 2015

Algunas Notas a Apocalipsis III, 5-6

5. El que venciere será vestido así, con vestidos blancos y no borraré su nombre del libro de la vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. 6. El que tiene oído oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.

Notas Lingüísticas:

El libro de la vida cfr. Apoc. XIII, 8; XVII, 8; XX, 12.15; XXI, 27; Sal. XXXII, 33; Sal. LXVIII, 29; Dan. XII, 1.


Concordancias:

Mt. X, 32: "A todo aquel que me confiese delante de los hombres, Yo también lo confesaré delante de mi Padre celestial; mas a quien me niegue delante de los hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre celestial".

Cfr. Lc. IX, 26; XII, 8 y, tal vez, X, 20.


Comentario:

Tres Premios se le prometen al que venciere:

1) Ser vestidos con vestes blancas: III, 4; IV, 4.

2) No borrar su nombre del libro de la Vida.


3) Jesús reconocerá su nombre: II Tim. II, 19, Jn. X, 14-16, Mt. X, 32.