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viernes, 7 de diciembre de 2012

Las admoniciones a las Iglesias del Apocalipsis: "Vengo" - "Vengo a tí"


Al comentar el vers. 1 del II capítulo Straubinger dice: “nótese también... la fórmula cada vez más apremiante en que Jesús anuncia su Venida: Vengo a tí (II, 5); vengo a tí presto (II, 16); hasta que Yo venga (II, 25); vendré como ladrón (III, 3); mira, pronto vengo (III, 11); estoy a la puerta y golpeo (III, 20)”.
Por su parte Castellani al comentar la Iglesia de Tiatira dice en II, 25: “La Parusía aparece en el horizonte: primera mención de ella en estas cartas”.

¿Qué decir al respecto? Creemos que Castellani tiene razón y que lo que se dice en II, 5 y II, 16 no se refiere a la Parusía sino a un juicio particular a la Iglesia que va a implicar el fin de la época y el comienzo de la siguiente.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El nombre de los enemigos en las siete cartas del Apocalipsis


Tomado de PoirierLes sept Eglises pag. 39 ss. Omitimos algunas notas.

“Después del nombre simbólico de la descripción de Cristo, con sus estrellas y candelabros, los diversos nombres que toman los enemigos de las iglesias y su acción subversiva ofrecen materia para útiles comparaciones. Los autores se han fatigado mucho en tratar de identificarlos; y la multitud de sus probabilidades ofrecen, a fin de cuentas, pocas garantías. Lo que quiero es, como Ramsay, tomar las palabras tal como suenan y buscar comprender lo que pueden significar para los destinatarios; ¿pero hasta qué punto esto es, no digo legítimo, sino tan sólo útil? Las conclusiones de los parágrafos precedentes nos indican que a menudo hay que buscar más allá de los destinatarios inmediatos del Apocalipsis a fin de obtener un sentido satisfactorio.

domingo, 2 de diciembre de 2012

El sentido histórico-profético de las promesas en las siete cartas del Apocalipsis.

  Nota del blog: sigue a continuación un texto muy interesante escrito por L. Poirier O.F.M. en su tesis doctoral "Les sept Eglises" (1943), The Catholic University of America.
Recordar lo que hemos dicho sobre "el vencedor" AQUI 


“… es interesante remarcar que esta interpretación es una parte débil en varios comentadores. Lo vago de cada una de las siete promesas tomadas en particular no deja sino conjeturas; y Ramsay, por ejemplo, debe sutilizar a fin de relacionar las predicciones con la historia conocida de cada ciudad. Este es, me parece, un nuevo signo de que la interpretación de las cartas debe ser una interpretación conjunta basada sobre el valor global y colectivo de su contenido; el final no lo dice bastante: qui habet aurem audiat quid Spiritus dicta ecclesias: lo que se dice de cada una de las Iglesias debe ser dicho al conjunto a fin de ser comprendido[1].

Todos los términos de las promesas se encuentran, de una manera u otra, en el resto del libro, sobre todo en los capítulos XIX-XXII. Estos paralelos no tienen, sin embargo, el carácter sistemático de los que se encuentran en los capítulos I y II-III por la descripción de Cristo: es inútil buscar por este lado. Por el contrario, las promesas ofrecen el fenómeno singular de un desarrollo histórico basado en el Antiguo Testamento, desde Adán hasta Cristo. Las imágenes así evocadas, no siempre explícitas, nos hacen recorrer toda la economía del plan divino, haciendo de la historia una profecía…
Una lectura incluso superficial provoca las relaciones. La primer promesa de “del árbol de la vida que está en el paraíso de mi Dios” (Éfeso II, 7b), nos lleva a los primeros recitados del Génesis; el “maná escondido” (Pérgamo II, 17b) evoca la permanencia de Israel en el desierto; “el poder sobre las naciones” y la descripción que la acompaña, tomada del Salmo II, 9s, da a pensar en los bellos tiempos de la monarquía de Israel, tipo del reino mesiánico (Tiatira, II, 25-26); la evocación de un Templo que no será jamás destruido y de una Jerusalén nueva (Filadelfia III, 12) sugiere con bastante fuerza los tiempos post-exílicos y los sermones de Ageo y Zacarías… probablemente no es casual que de siete promesas cuatro evoquen el Antiguo Testamento en orden cronológico.
Hort da el siguiente paralelo: