viernes, 6 de noviembre de 2020

La Disputa de Tortosa (XXIV de XXXVIII)

    Tesis 2: El Mesías había de nacer milagrosamente, es decir: 

a) Sin padre carnal 

Jerónimo procura demostrarla con seis autoridades, de las que citaremos tres: 

1. Gen. IV, 25: 

“Dios me suscitó otra simiente”, 

con el comentario de R. Tanhuma, tal cual está en el Béreshit Rabbá de ha-Darshán y en el Midrash de Ruth, de donde se deduce que el Mesías vendrá de simiente distinta de Adán, y, por lo tanto, por obra directa de Dios. La misma conclusión se saca del comentario que el mismo R. Tanhuma hace al Gen. XIX, 32.34 (Béreshit qetanná). 

 

Respuesta de los Rabinos: 

Los judíos dicen que la “otra simiente” se opone a la de Caín, porque Adán supo que todos sus descendientes iban a perecer en el diluvio y, además, aplican las palabras de Eva a la mancha de las hijas de Lot, a la de la unión entre Judá y Tamar, y a la simiente de Ruth, moabita. 

 

Opinión del P. Pacios (que hacemos nuestra) 

Cree que la explicación de los Rabinos es plausible, pero que la prueba de Jerónimo, si bien no es convincente en absoluto, sí muy persuasiva y altamente conducente a disponer los ánimos de sus oyentes para la aceptación de la tesis cristiana. 

 

2. Dan. VII, 13: 

“Y he aquí que vino sobre las nubes del cielo Uno parecido a un hijo de hombre”. 

Respuesta de los Rabinos: 

No niegan, todo lo contrario, que la venida del Mesías sea milagrosa, sólo afirman que ignoran si lo será su nacimiento. 

Dicen que el “parecido a un hijo de hombre” simplemente significa que se apareció en forma de hombre, aunque en realidad ante sí no había ningún hombre real. 

 

Opinión del P. Pacios: 

Aunque creemos que ese texto se refiere a la segunda venida de Cristo (cf. Mt. XXVI, 64) o bien a su Ascensión a los cielos (Lc. XXII, 69), y no a su nacimiento, no hay duda que la expresión “quasi filius hominis” indica que, aunque lo parezca, no es hijo de hombre carnal. 

 

Nuestra opinión: 

El texto, que se refiere claramente a la segunda Venida, puede tener otro significado: 

Hijo del hombre: esta expresión griega traduce dos expresiones hebreo-arameas, diversas en significado entre sí: la primera (bar adam) indica al hombre en cuanto creatura, débil; la segunda (bar nash) indica al príncipe heredero y a aquel que es ciudadano de pleno derecho, libre (en oposición al esclavo). Esta última expresión (bar nash) pasó a indicar con Daniel al jefe del pueblo de Dios, pasando a ser así un título específico mesiánico. La expresión griega puede pues, asumir un significado que va desde aquel altísimo de príncipe heredero a aquel humilde y familiar que sirve para designar quien habla en primera persona, ocupando el lugar del pronombre personal de primera persona: yo[1]. 

 

3. Sal. II, 7: 

“Promulgaré el decreto; Yahvé díjome: “Tú eres mi Hijo, Yo hoy te he engendrado”, junto con dos citas del Midrash Tehillim sobre ese salmo. 

 

Respuesta de los Rabinos: 

Las palabras “hijo de Dios” se aplica también a las creaturas; de hecho, se le aplica al mismo Israel (Ex. IV) a quien se refieren las palabras de Salmo. 

 

Opinión del P. Pacios: 

Aun prescindiendo del comentario del Midrash, harto expresivo, nos parece que el salmo mismo de por sí prueba bien a las claras la filiación divina del Mesías. 

 

Nuestra opinión: 

Totalmente de acuerdo con Jerónimo y el P. Pacios. Simplemente agregar que el verbo “engendrar”, cuando se habla de individuos, no se dice nunca metafóricamente y además esta es la única vez que Dios dice “Yo te he engendrado”. 

Ambas parecen ser señales inequívocas de la divinidad del Mesías.


 [1] Gianfranco Nolli, Evangelo secondo Matteo, 1988, Libreria editrice Vaticana, in Mt. XXIV, 27.