lunes, 8 de marzo de 2021

Una demostración de la Divinidad de Cristo en la fiesta de los Tabernáculos, por Bartomeu Pascual (V de VIII)

 III

 SIGNIFICACION DEL ACTO DE ESCRIBIR

CRISTO EN EL SUELO (Jn. VIII, 6.8)

 Tres explicaciones. - El texto de Jeremías. - El gesto de disimulo. - Un hecho de significación histórico-dogmática. Dos argumentos fundados en la comparación del pasaje evangélico can el Pentateuco y con el Evangelio mismo. Algunas incompletas indicaciones antiguas. Una consecuencia importante para la moderna crítica del texto Jn. VII, 53-VIII, 11. 

 

*** 

No consta que Cristo escribiera, a no ser en la ocasión de presentarle la mujer adúltera. La singularidad del caso y el laconismo del evangelista estimularon desde antiguo el ingenio de los comentaristas, y, para averiguar el fin de ese escribir en tierra o el contenido de la inscripción, vinieron multiplicando opiniones, algunas de ellas tan nimias y tan extrañas que Maldonado hubo de recordar cuán estimable es en exégesis bíblica la norma de intelectual sobriedad: sobrii ingenii sententia. Entre tantas soluciones intentadas, son dos las que han prevalecido, y que por de pronto tomamos en consideración. 

Una, apoyada en palabras de San Jerónimo, ve aquí alusión al texto de Jeremías (XVII, 13): 

"Esperanza de Israel eres tú, Señor; todos los que te abandonan serán confundidos; los que se separan de ti en tierra serán escritos, porque abandonaron la fuente de aguas vivas, que es el Señor". 

Esa es la que escogió Toledo en el siglo XVI, y la que en nuestros días es citada por muchos y propuesta más completamente por el P. Murillo: 

"¿Qué es lo que escribió? No lo sabemos; pero la circunstancia del tiempo en que tuvo lugar la escena, puede darnos alguna luz. El día anterior había Jesús invitado solemnemente a la concurrencia que se hallaba en el templo a reconocer en su persona la fuente de agua viva predicha por Isaías, y los príncipes del pueblo, lejos de acoger su invitación habían tratado de cogerle. Cuadrábales, pues, a maravilla el pasaje de Jeremías "los que se separan de ti serán escritos en tierra"[1]. 

Mas, estas últimas palabras, que al fin y al cabo han sido la razón potísima de asociar los versículos del profeta y del evangelista, ¿es tan indiscutible, como antes se pensó, que primitivamente se leyeran así en el profeta Jeremías, cuyo texto ya en general, por sus notables diferencias entre el griego y el masorético, suscita a la crítica bíblica tantas y tan graves cuestiones? Se ha advertido que en este verso el paralelismo no es bien limpio, que la frase es insólita y que resulta inadecuada para expresar el grave castigo merecido por los apóstatas. Según eso, el pasaje presenta alguna anomalía, y parece legitimar la intervención reparadora de una sana crítica textual; dabiturque licentia sumpta prudenter... 

Es cierto, empero, que no ha sido prudencia, sino afán destructor, lo que han tenido la mayor parte de los críticos acatólicos; y bastarán sólo dos ejemplos para comprobar en este verso un caso flagrante de aquella que agudamente ha sido denominada crítica quirúrgica textual. Duhm[2] afirma que el verso XVII, 13 y el anterior no son del texto primitivo, que son glosa tardía de la época macabea; que todo el 13 está formado de tantas partículas, como caben, del mismo Jeremías y de Isaías: aus allen, moglichen Entlehnungen zusamengesetz; y que aun ese pequeño conglomerado nos llega con evidentes alteraciones de su frase central. Volz[3] supone que el fragmento XVII, 5-13 es una colección de máximas sapienciales inspiradas en la obra de Jeremías; pero de otra mano y de otra época y, al cerrarla con el verso 13, suprime el hemistiquio que más nos interesa, so pretexto de que es glosa prosaica turbadora del metro y del pensamiento en el proverbio final. 

Enfrente de esos radicalismos y atropellos, el P. Condamin, con espíritu en general constructivo, sostiene la autenticidad del pasaje. Sin embargo, movido de las razones arriba apuntadas, también reconoce alguna perturbación en nuestro verso; así que lo traduce de esta manera: 

“Esperanza de Israel, Yahvé,

Todos los que te abandonan serán confundidos;

“Los Apóstatas” en ese país, “serán cubiertos de vergüenza”

Pues han abandonado la fuente de agua viva, Yahvé[4].

 

El escribir en tierra ha desaparecido, pues, del texto de Jeremías en manos de un exégeta católico y crítico competentísimo. Aun cuando no se quiera aceptar esta solución, por considerarla atrevida, ¿no hay que reconocer al menos que el hemistiquio es discutido y que no es prudente buscar tales contactos para el pasaje de San Juan, tales apoyos para el acto del Señor? 

La otra explicación, a que aludíamos al principio, dice que el acto de Cristo es el indicio de no querer atender a los acusadores; el gesto de disimulo con que se acostumbra desviar la pregunta inconveniente o la demanda inoportuna. 

Euthymio Zigabeno en el siglo XII la propuso, más tarde se contentó con ella Maldonado, y últimamente, con modificaciones accidentales, va logrando los sufragios de la mayoría de los comentaristas; los cuales semeja quieren contestar a la observación de Toledo: 

"Sed hanc consuetudinem nullibi me legisse memini"[5]. 

Aduciendo algún raro pasaje o de los libros Talmúdicos o de las historias de Eliano o de los Acarnios de Aristófanes. 

Dicho sea con perdón de muy distinguidos exégetas: es un rebusco en cercado ajeno; y todo para quedarse con una acción vulgar, extraña, de ambiguas apariencias y, en sí, bien vacía de sentido… ¿vacía, y es del gran Maestro, y está contada por el evangelista de las intensidades y plenitudes dogmáticas? 

En vez de así rebuscar, busquemos en nuestro propio campo de las Santas Escrituras del Antiguo Testamento que, en ellas y en lugar pertinente al caso evangélico, hay textos obvios y bien significativos, como son los que aquí ponemos afrontados y anotados brevemente.


 [1] San Juan, Estudio crítico exegético sobre el cuarto Evangelio, p. 317. 

[2] Das Buch Jeremias (1901). Kurser Handkommentar. Martí, p. 147. 

[3] Der Propliet Jeremías (1922). Kommentar zur A. T. Sellin, p. 184. 

[4] "Espérance d'Israël, Jahvvé,

Tous ceux qui t'abandonnent seront confondus ;

'Les apostats' dans ce pays 'seront couverts de honte'

Car ils ont abandonné la source d'eau vive, Jahvvé ". 

Le livre de Jérémie (1920). Etudes Bibliques, p. 144. 

[5] “No recuerdo haber leído en ninguna parte sobre esta costumbre”.