a)
El caso por infracción del Decálogo
"Y traen los escribas y fariseos una mujer sorprendida en adulterio y, habiéndola puesto en medio, le dicen: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante, cometiendo adulterio…" (3-4).
"No adulterarás"
(Ex. XX, 14).
"No adulterarás" (Deut.
V, 18).
Cfr. Deut. XX, 22; Levítico
XX, 10.
Se plantea el caso. Las palabras del Éxodo y del Deuteronomio, que transcribimos, expresan el mandamiento, quebrantado por la mujer del Evangelio, cuya sanción de pena de muerte se indica en el Deuteronomio XX, 22 y Levítico XX, 10; sin que, en estos lugares, ni en ningún otro de las Escrituras, como suponen los escribas, se diga la manera de infligir tal castigo, que debía de ser ordinariamente por lapidación (Jn. VIII, 5) y más tarde, en otros no raros casos, por estrangulación (Mischna. trat. Sanh.). El precepto fundamental, como se ve, está puesto en los dos libros en forma idéntica, verdaderamente lapidaria, pertenece a las "diez palabras" escritas sobre las tablas de piedra, y suscita naturalmente la memoria de estas tablas, y nos introduce en su consideración.
b)
Cristo escribe con su dedo sobre las piedras
Jahvveh escribe con su dedo sobre las piedras
"Jesús inclinándose escribía con el dedo en el suelo" (6).
“Luego que Jahvveh hubo acabado de hablar a Moisés sobre el monte Sinaí le dio las dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios" (Ex. XXXI, 18).
"Moisés descendió del monte teniendo en su mano las dos tablas del testimonio, tablas escritas sobre los dos lados, ellas estaban escritas sobre una y otra cara. Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas" (Ex. XXXII, 15-16).
"… y Jahvveh me dio las dos tablas de piedra escritas del dedo de Dios" (Deut. IX, 30).
Cuando Cristo realizó esta acción, estaba predicando en uno de los patios del templo, en el de las mujeres, que era el más concurrido y donde había el gazofilacio (Jn. VIII, 20). Aunque el templo, visto desde lejos, hacía la impresión de un monte nevado, porque en las partes de la edificación, que no estaban adornadas de oro, aparecía la blanquísima piedra (Bell. Iud. V, 5, 6); Flavio Josefo añade que
"Estaba enlosado de piedras de toda clase, todo el espacio interior, a cielo abierto" (Ibid. V, 5, 2),
aludiendo seguramente a las variadas combinaciones de blancas, pálidas y rosadas piedras de meleke, mezzy hely, mezzy ahmar,[1] que para los amplísimos pavimentos facilitarían las cercanas canteras palestinenses. Por tanto, estaba noblemente enlosado el patio de las mujeres y todo el templo; y, siendo así, escribir en el suelo in terra, era escribir en las siempre polvorientas lápidas del pavimento, sin que sea posible hallar en esta frase reales contraposiciones entre piedra dura y tierra blanda o fructuosa, cual las buscaron antiguos intérpretes, desatendiendo la nota descriptiva de Josefo y desviando consiguientemente la significación del acto de Nuestro Señor. Existe, por el contrario, una triple ecuación de las dos acciones comparadas, la de Jahvveh y la de Cristo, en ambas: se escribe, con el dedo, sobre piedra.
c)
Cristo nuevamente escribe
Jahvveh
nuevamente escribe
"E inclinándose de nuevo, escribía en el suelo" (8).
"Talla dos tablas de piedra como las primeras y yo escribiré las palabras que había sobre las primeras tablas que has roto" (Ex. XXXIV, 1). Y Jahvveh escribió sobre las tablas las diez palabras” (Ex. XXXIV, 28).
"Y Jahvveh me dijo: Corta dos tablas de piedra como las primeras… y habiendo yo cortado las dos tablas… subí al monte… Él escribió sobre estas tablas lo que había estado escrito sobre las primeras… las diez palabras" (Deut. X, 1-5).
La variante del verso 28 del capítulo XXXIV del Éxodo que, si fuera real, estaría en pugna con el Deuteronomio, es supuesta, como ha probado recientemente Göttsberger (1922)[2]; y así con Crampon (ed. 1923) suplimos la palabra "Jahvveh" sobreentendida. - En una y otra parte hay, pues, la repetición del acto de escribir, por Cristo y por Jahvveh; y aunque se supone, pero en ninguno de los textos, por curiosa coincidencia, se dice que el escribir fué también con el dedo.
[2] Die Hülle des Moses, etc. Biblische Zeitschrift, 1922. I-II. Sigue la misma
solución Feldmann en Bonner Zeitschrift... 1924 Heft, 3.