viernes, 5 de junio de 2020

Tipología Verbal, por el P. Bover (IV de IV)


CONCLUSIÓN

Hemos aludido varias veces al problema del sentido ampliado. Realmente este problema ha dado ocasión a nuestras investigaciones. Cuando el año pasado durante la Semana Bíblica se discutía animadamente este complejo problema, alguien apuntó la idea de la tipología verbal. Esta sugerencia nos movió a estudiar más detenidamente la teoría del P. Patrizi. Fruto de este estudio es el presente trabajo que, si añade tal vez algunas precisiones a la disquisición del exégeta romano, creemos que refleja exactamente su pensamiento. Por otro camino muy diferente ha llegado al mismo resultado el profesor Lovaniense J. Coppens en su notable estudio Les Harmonies des deux Testaments. Creemos merecen recogerse y considerarse estas declaraciones finales de este campeón del sensus plenior:

"Si el sentido plenario rebasa... la conciencia de los hagiógrafos, ¿a qué lo ha vinculado Dios, autor principal de las Escrituras? Nada impide, creemos, que lo haya ligado más directamente a las cosas expresadas por los textos sagrados que a estos (textos) mismos, enteramente como se supone para el sentido típico, y conforme a la manera de representárselo enunciada por el P. Patrizi. En todo caso, el modo de hablar atribuído a Cornelio a Lapide, atestiguada en Cocceyo, adoptada por Seheeben, no es aceptable. Con todo, como las palabras del texto sagrado pueden ser consideradas como pertenecientes ellas también a la categoría de las cosas de la Antigua Ley, no está prohibido pensar que el sentido plenario pueda igualmente ligarse así a ellas directamente, a lo menos en ciertas circunstancias. En tal caso, Dios las habría escogido en razón precisamente de sus virtualidades, sugerencias de una plusvalía".

¿Hay mucha diferencia entre estos dos modos de rebasar la conciencia del hagiógrafo, y las dos formas de tipología verbal que he señalado? De todos modos, esta manera de concebir el sentido ampliado, si no es completa, tal vez no sea inexacta. Y tal vez también un mayor esfuerzo de mutua comprensión y de serena objetividad podría poner fin a la debatida cuestión.

El año pasado presenciábamos con vivísima atención el interesante debate entre los defensores y los impugnadores del sentido ampliado. ¿Se nos permitirá decir lo que entonces pensábamos y seguimos pensando? Sencillamente que tanto el Dr. Turrado y los PP. Colunga y Tuya, como el Dr. Muñoz Iglesias y el P. Bellet tenían razón en lo que positivamente defendían. Los unos afirmaban y sostenían la existencia del sensus plenior: y esto nos parece innegable. Los otros señalaban un tope que debía respetar toda ampliación de sentido: la instrumentalidad del hagiógrafo: y esto no es menos evidente, si no queremos malograr todos los progresos de la moderna hermenéutica, que la encíclica Divino afflante Spiritu atribuye precisamente a la noción de instrumentalidad lógicamente aplicada. Propusimos entonces hasta seis maneras de ampliación semántica, que dejaban intacta la instrumentalidad del escritor humano. Ahora hemos añadido otra u otras bajo la denominación de tipología verbal; que si, propiamente no son una ampliación del sentido literal, son afines a ella, y muchos las comprenden bajo la denominación genérica de sensus plenior.

En suma, opinamos que debe admitirse el fenómeno lingüístico del sentido ampliado, que es exclusivo de la Sagrada Escritura; pero que esta ampliación semántica deberá respetar la invariabilidad del sentido formal de las palabras, expresión concreta y determinada de la mente y de la intención del escritor divinamente inspirado[1].



[1] Nota del Blog: Una duda nos asaltó después de leer este estupendo estudio: ¿Cabe alguna posibilidad que exista un “sentido espiritual de las palabras” justamente en la manera en que está narrado el texto? Viene inmediatamente al pensamiento, claro está, la tipología que ve San Pablo del sacerdocio eterno de Jesucristo en el hecho de que la Escritura presenta a Melquisedec

“El cual, sin padre, sin madre, sin genealogía, sin principio de días ni fin de vida, fue asemejado al Hijo de Dios y permanece sacerdote eternamente”.