Los dos tomos de la Apologetica sive theologia fundamentalis[1] de Hilarino Felder fueron ampliamente usados durante las décadas pasadas. Y en la historia de la apologética, Cristo y los críticos[2] de Felder fue y sigue siendo casi de un valor único. También se destaca en este campo la obra en dos tomos Jesus Christ: Sa Personne, Son Message, Ses Preuves[3], por Leonce de Grandmaison.
El P. Berthier, el fundador de los Misioneros de la Sagrada Familia escribió, durante el reino de León XIII, un Abrégé de théologie dogmatique et morale[4], que contiene un tratado de teología dogmática fundamental relativamente completo y típico de comienzo de siglo. El brillante P. Bainvel publicó un tratado De vera religione et apologetica[5], que tuvo una amplia y poderosa influencia. Y entre los múltiples y ahora casi olvidados escritos del Cardenal Lepicier estaba un Tractatus de sacra doctrina[6] y un Tractatus de ecclesia Christi[7].
El jesuita americano P. Timothy Cotter publicó una Theologia fundamentalis[8] muy exitosa y precisa. Entre los manuales de teología dogmática fundamental más recientes del siglo XX está la Theologia fundamentalis, del primer volumen en el texto de Iragui y Abarzuza[9]. El Capuchino P. Iragui es el autor de este primer volumen.
De importancia primordial entre los manuales de eclesiología en nuestro siglo son los dos volúmenes del obispo jesuita Michel d'Herbigny Theologica de ecclesia[10]. Otros textos muy influyentes en la misma área son los De ecclesia Christi[11] por el jesuita Timoteo Zapelena y el De ecclesia Christi[12] por el franciscano Antonio Vellico.
Otro excelente y muy usado manual en este campo es The Church of Christ: An Apologetic and Dogmatic Treatise,[13] por el P. E. Sylvester Berry de Monte Saint Mary. Y en Canadá encontramos un par de manuales extraordinariamente útiles, la Apologetica de los sulpicianos Yelle y Fournier y los De ecclesia et de locis theologicis[14], escritos por el P. Yelle. De España viene uno de los mejores manuales tradicionales recientes en este campo: la Theologia fundamentalis por los jesuitas Salaverri y Nicolau[15]. Este es el primer tomo del famoso Sacrae theologiae summa.
La Propaedeutica thomistica ad sacram theologiam[16] de Pegues contiene un resumen inusual de muchas tesis centrales de teología dogmática fundamental. Otro dominico, el P. Joaquín Berthier, escribió un Tractatus de locis theologicis,[17] en el cual trata con precisión sobre el tema de las fuentes de la revelación y de la Iglesia. La tradición dominicana en el campo de la eclesiología fue mantenida “a principios de siglo”, entre otros, por el P. De Groot, que publicó su magníficamente precisa Summa apologetica de ecclesia catholica ad mentem S. Thomae Aquinatis,[18] por el P. Gerardo Paris quien, siguió la enseñanza de De Groot por la mayor parte en su Tractatus de ecclesia Christi,[19] y por el P. Riginaldo Schultes cuyo De ecclesia catholica: Praelectiones apologeticae,[20] es aún clásico sobre este tema.
Cuarenta años atrás, la gran controversia entre los teólogos era el debate sobre la definibilidad de las conclusiones teológicas. En la discusión, Schultes y el P. Francisco Marín Solá eran los interlocutores más prominentes de ambas partes. La enseñanza de Schultes se encuentra en su Introductio in historiam dogmatum[21]. Marín Solá presentó su enseñanza en su L'Evolution homogène du dogme catholique [22]. Ambos autores, con todo, estaban “penetrados” por lo que el P. Baum llama “énfasis antimodernista”. Y el material de estas obras influyó ciertamente en el contenido de manuales posteriores en el campo de la teología dogmática fundamental.
Entre los sacerdotes de habla inglesa se escribió mucho sobre teología dogmática fundamental en línea con la tradición “de principio de siglo” de la teología católica y antimodernista. Inmensamente popular hace algunos años era el Christian Apologetics[23], de Devivier, una traducción editada y arreglada por el Obispo Messmer, uno de los miembros más ilustres de los primeros miembros de la facultad en la Universidad Católica de América. En línea con las enseñanzas del P. Garrigou-Lagrange fue The Principles of Catholic Apologetics[24] del P. Walshe y mi We Stand with Christ[25].
El jesuita John T. Langan escribió una buena Apologetica[26], que ha sido muy poco usada por nuestros colegas americanos. Otro jesuita, el P. José de Guibert publicó un De ecclesia[27], que es reconocida como uno los mejores textos en este tema producido durante este siglo.
Durante los últimos veinte años hemos tenido muchos más textos que mantuvieron las enseñanzas y el espíritu de los manuales de comienzo de siglo, y que continuaron ciertamente el énfasis antimodernista. Entre estos podemos mencionar al pasar la Theologia fundamentalis del jesuita Francisco X. Calcagno[28], la Theologia fundamentalis[29] del Arzobispo Parente, el actual Asesor del Santo Oficio y la Theologia fundamentalis[30] del Franciscano Mauro Heinrichs, como así también el magnífico tratado De revelatione christiana[31] por el P. Sebastián Tromp. También están el muy completo y preciso Theologia fundamentalis[32] del jesuita P. Joseph Mors, el primer tomo de los Elementa theologiae scholasticae[33], de Conrad Baisi y el primer volumen de las Theologiae dogmaticae theses[34] del Canónigo José Lahitton.
El espíritu de “comienzo de siglo” y el énfasis antimodernista tan deplorado por el P. Baum son también muy manifiestos en los artículos publicados en el Dictionnaire de theologie catholique y en el Dictionnaire apologetique de la foi catholique.
[1] Una segunda edición de estos dos tomos de la Apologetica de Felder fue publicado en Paderborn en 1923 por Schoeningh.
[2] La traducción inglesa fue hecha por el famoso John L. Stoddard y publicado en Londres por Burns, Oates, and Washbourne, Ltd.
[3] El brillante original francés, una de las obras más formidables en el campo de la apologetica católica, fue publicado por Beauchesne en París. Una séptima edición apareció en 1931. Uno de los fenómenos tristes en la literatura católica de habla inglesa fue la aparición, hace dos años, de una pequeña y no muy importante sección de esta obra publicado como libro completo. Esta edición, expurgada de raíz, es publicada como Jesus Christ, por Leonce de Grandmaison, S.J., con un prefacio de Jean Danielou, S.J., y editado por Sheed and Ward en Nueva York.
[4] Una quinta edición fue publicada por Vitte en Lion y París en 1928.
[5] Beauchesne de París publicó esta obra en 1914.
[6] Roma: Editorial Buona Stampa, 1927. Básicamente, esta obra es un comentario de la primera cuestión de la Pars Prima de la Summa theologica. Contiene, sin embargo, mucha enseñanza antimodernista.
[7] Roma: Editorial Buona Stampa, 1935.
[8] El libro fue publicado por Weston College, en Weston, Massachusetts, en 1940.
[9] La Theologia fundamentalis del P. Serapius de Iragui, O.F.M. Cap., fue publicado por Ediciones Studium en Madrid en 1959.
[10] Beauchesne publicó una tercera edición de ambos tomos en 1927 y 1928 en París. El manual de D'Herbigny es muy importante por su uso de la literatura teológica del oriente cristiano.
[11] La cuarta edición del primer tomo de esta fina obra fue publicada en Roma por la Universidad Gregoriana en 1946. La primera edición del Segundo tomo no apareció hasta el año 1954. Las ediciones anteriores, como las de 1940 eran "ad usum auditorum."
[12] Roma: Arnodo, 1940. El texto de Vellico es extraordinariamente valioso.
[13] Herder de S. Luis publicó una segunda edición de este libro en 1927.
[14] Ambos volúmenes, muy útiles, fueron publicados por el Gran Seminario, en Montreal en 1945.
[15] La Biblioteca de Autores Cristianos publicó una quinta edición de esta Theologia fundamentalis en Madrid en 1955.
[16] Publicado por la Libreria del S. Cuore en Torino en 1931.
[17] Una segunda edición fue publicada por Marietti en Torino en 1900.
[18] La casa editorial de Manz en Ratisbona publicó una segunda edición en 1892.
[19] El título completo de esta obra es Ad mentem S. Thomae Aquinatis tractatus de ecclesia Christi ad usum studentium theologie fundamentalis. Marietti la publicó en Torino en 1929.
[20] Una edición posterior de esta obra, editada por el P. Edmundo Prantner, O.P., fue publicada en París por Lethielleux en 1930.
[21] Lethielleux también publicó esta obra, que apareció en 1922.
[22] Una segunda edición de esta obra en dos volúmenes fue publicada en Friburgo, Suiza, en 1924 por la Imprimerie et Librairie de l'Oeuvre de Saint Paul.
[23] Esta traducción fue publicada en 1903 por Benzinger Brothers de Nueva York.
[24] Longmans, Green and Company publicado en 1919.
[25] Milwaukee: The Bruce Publishing Company, 1942.
[26] Chicago: The Loyola University Press, 1921.
[27] Una segunda edición de esta obra "in auditorum usu" fue publicada en Roma por la Universidad Gregoriana en 1928.
[28] Nápoles: D'Auria, 1948.
[29] Torino: Marietti, 1946.
[30] El Studium Biblicum Franciscanum de Tokio publicó una segunda edición de esta obra en 1958.
[31] Quinta edición, Roma: Editorial de la Universidad Gregoriana, 1945.
[32] Este es un texto en dos tomos, cuya segunda edición se publicó en Buenos Aires por la Editorial Guadalupe en 1954 y 1955.
[33] Milán: Editrice Ancora, 1948.
[34] París: Beauchesne, 1922.