La Doctrina de los Manuales de Teología
Obviamente que, si vamos a examinar seriamente las afirmaciones del P. Baum, lo primero que tenemos que hacer es preguntarnos por la identidad de los manuales teológicos de comienzos del siglo XX. El tema del esquema sobre el cual votó el concilio era el de la revelación y sus fuentes. De aquí que debemos suponer que, cuando el P. Baum habla de los manuales objetables, se refiere a aquellos que tratan de la teología dogmática fundamental y en particular con las secciones De revelatione y De fontibus revelationis. Sucede que en este tema ha habido muchos manuales muy influyentes y bien escritos producidos a comienzo de siglo.
Estamos hablando, por supuesto, de los manuales en el campo de la teología dogmática fundamental, que estaban en uso e influyeron tanto a comienzo de siglo como después. Algunos de estos fueron escritos originalmente durante los últimos años del siglo XIX, pero en las ediciones publicadas después del Lamentabili sane exitu, la Pascendi dominici gregis, y el Sacrorum antistitum, estos manuales adquirieron el énfasis antimodernista que parecen disgustar al P. Baum.
Probablemente el manual más importante de todos estos era el de Louis Billot, que ciertamente va a ser tenido entre los mejores teólogos que trabajaron por la Iglesia durante la primera parte de este siglo. Estos libros, que tratan directamente sobre el tema votado en el esquema por los Padres del Concilio Vaticano II, fueron publicados por la editorial de la Universidad Gregoriana en Roma, y se reeditaron muchas veces. Uno de ellos fue el De inspiratione sacrae scripturae theologica disquisitio[1], y otro fue el magnífico De immutabilitate traditionis contra modernam haeresim evolutionismi[2].
Las obras del sulpiciano Adolfo Tanquerey eran incluso más conocidas que las de Billot. Varios miles de sacerdotes se introdujeron al estudio de la teología y sobre todo de la teología dogmática fundamental por medio de los cursos basados en el De Religione: De Christo Legato: De Ecclesia: De Fontibus Revelationis de Tanquerey, el primero de los tres volúmenes de su Synopsis theologiae dogmaticae ad mentem S. Thomas Aquinatis accommodate[3]. Este volumen particular llegó a la edición 21 en el año 1925. Si las tesis enseñadas por Tanquerey se oponían a las de “la tradición más auténtica de la Iglesia de todos los siglos”, entonces, miles de sacerdotes, educados durante la primera parte del siglo XX fueron llevados al error por los hombres a quienes Nuestro Señor había constituido como guardianes de Su mensaje revelado.
Igualmente, de la misma importancia en los primeros años del siglo XX fueron las dos obras de Van Noort sobre teología dogmática fundamental De vera religione[4] y De ecclesia Christi[5]. La influencia de estas dos excelentes obras ha aumentado considerablemente como resultado de la traducción inglesa y la adaptación de estas obras hechas por los Padres Sulpicianos Castelot y Murphy. Otro manual enorme y merecidamente popular fue la Fundamental Theology[6] de Brunsmann, disponible para nuestros académicos gracias al afamado Arthur Preuss.
El primer volumen del Theologia dogmatico-scholastica ad mentem S. Thomae Aquinatis del Arzobispo Zubizarreta influyó también a muchos estudiantes para el sacerdocio en la primera parte de este siglo. Este volumen se titulaba Theologia fundamentalis[7]. Contenía el mismo material que el primer volumen de la serie de Tanquerey. Al igual que Tanquerey, Zubizarreta escribió un tratado más corto sobre teología dogmática, resumiendo el contenido el contenido de los cuatro volúmenes de la edición regular. El de Tanquerey era el Brevior synopsis theologiae dogmaticae[8]. Zubizarreta tituló el suyo como Medulla theologiae dogmaticae[9].
En 1930 el brillante jesuita Herman Dieckmann continuó con la tradición de los manuales de comienzo de siglo al publicar su De revelatione Christiana: Tractatus philosophico-historici[10]. Anteriormente había publicado los dos volúmenes de su De ecclesia: Tractatus historico-dogmatici[11]. Contemporáneo a los manuales de Dieckmann, y también de gran importancia en la teología del siglo XX fue el texto en tres volúmenes del jesuita Emil Dorsch, Institutiones theologiae fundamentalis[12]. En línea con las enseñanzas de Dorsch es la doctrina contenida en el muy importante manual americano, The Theory of Revelation[13], por el gran teólogo de Rochester, Monseñor Joseph. J. Baierl.
[2] La Gregoriana también publicó una cuarta edición de esta brillante obra antimodernista en 1929, un poco después que Billot renunció al Colegio de Cardenales.
[3] Esta colección fue publicada por Desclée, en París, Torino y Roma.
[4] La tercera edición de esta obra fue preparada por el P. E. P. Rengs y fue publicado en Ámsterdam por C. L. Van Langenhuijsen en 1917.
[5] Van Langenhuijsen publicó la tercera edición de esta obra en 1913.
[6] A Handbook of Fundamental Theology, por el P. John Brunsmann, S.V.D. Libremente adaptada y editada por Arthur Preuss. Cuatro Volúmenes. St. Louis: B. Herder Book Co., 1928, 1929, 1931, 1932.
[7] La firma de Elexpuru en Bilbao, España, publicó una tercera edición de esta Theologia fundamentalis en 1937.
[8] Desclée publicó una séptima edición de esta obra, producida con la cooperación de J. B. Bord, en 1931.
[9] Una segunda edición de la Medulla theologiae dogmaticae fue publicada por Elexpuru en 1947.
[10] Freiburg-im-Breisgau: Herder, 1930.
[11] Freiburg-im-Breisgau: Herder, 1925.
[12] Esta obra fue publicada por Rauch en Innsbruck, Austria. Una segunda y tercera edición del primer volumen apareció en 1930, una segunda edición del segundo volumen en 1928, y una segunda edición del tercer volumen en 1927.
[13] Este libro fue publicado por The Seminary Press, en Rochester, N.Y. – El primer volumen apareció en 1927, y el Segundo en 1933.