domingo, 24 de marzo de 2019

Algunas Notas a Apocalipsis VI, 9-10


9. Y cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los degollados a causa de "la Palabra de Dios" y a causa de "el testimonio que tenían".

Notas Lingüísticas:

Zerwick: “μαρτυρίαν: testimonio. Aquí (a causa de εἶχον, tenían) no es la profesión de fe en Cristo sino: aquellas cosas que Cristo testimonió, es decir enseñó”.

Interesante. ¿Hay quizá una alusión al “Reino de los Cielos” (Milenio)?

Zorell: “Apoc. VI, 9; XII, 17; XIX, 10; XX, 4 puede significar o la profesión de fe en Jesucristo o lo que Jesucristo testificó (enseñó)”.


Comentario:

Cfr. Apoc. I, 9; III, 8.10; XX, 4.

No confundir este testimonio "que tenían" con el que dan los Mártires del Anticristo: "el Testimonio de Jesús" (Apoc. I, 2.9; XII, 17; XIV, 12-13; XIX, 10; XX, 4).

El altar del incienso (que está en el Santo), debe distinguirse del altar del holocausto de VI, 9 que está fuera del Santo.

Altar de los holocaustos (Ex. XXVII, 1 ss) = oraciones de los Mártires del quinto Sello.

Altar de los inciensos (Ex. XXX, 1 ss) = oraciones de los Mártires del Anticristo.

Straubinger: “Degollados: es el mismo término empleado para el Cordero en V, 6. Estas almas, separadas del cuerpo, son representadas en el cielo debajo de un altar semejante al de los holocaustos en el Templo de Jerusalén, lugar que les es dado sin duda por cuanto han sido sacrificados como víctimas de holocausto…”.


Allo: "Es el antitipo de un altar terrestre, que no puede ser sino el de los holocaustos (contra Charles, Studies, pag. 161-179; cfr. Heb. VIII, 5, Swete)… Los mártires, "degollados" como el Cordero, son considerados como holocaustos ofrecidos a Dios; el martirio es igualmente comparado a un sacrificio, Fil. II, 17; II Tim. IV, 6".

Wikenhauser: "La sala del trono se ha convertido en templo, y al abrirse el quinto sello Juan ve lo que en el cielo corresponde al altar de los holocaustos en el Templo de Jerusalén".

Wikenhauser: "Para comprender por qué el vidente contempla las almas de los mártires al pie del altar de los holocaustos, importa tener presente que en el templo terreno la sangre de las víctimas se vertía al pie del altar y que, según la concepción del AT, la sangre es la sede del alma (Gen. IX, 4; Lev. XVII, 11.14; Deut. XII, 23)".

Charles: "Algunos han entendido el testimonio como el que los mártires han dado de Cristo, pero la expresión εἶχον (tenían) es contraria a tal interpretación, e implica un testimonio que les ha sido dado por Cristo y que ellos han preservado, cfr. Jn. III, 32. Así la cláusula en nuestro texto es el equivalente exacto de la cláusula más completa en XII, 17 y XX, 4".


10. Y clamaron con voz grande diciendo: “¿Hasta cuándo Soberano, santo y verdadero, no juzgas y (¿esto es?) vengas nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra?”.

Notas Lingüísticas:

Allo: " Δεσπότης (Soberano), por el vocativo, responde al hebreo "Adonai".

Zerwick: “ἀληθινός”: verdadero; hebraísmo: fiel para con las promesas”.


Comentario:

El título de Cristo que invocan los mártires está tomado de la Iglesia de Filadelfia en III, 7.

“Y al ángel de la Iglesia en Filadelfia escribe: “Estas cosas dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, y que cierra y nadie abre”.

Estamos, pues, en la Iglesia bajo los tres años y medio de Elías.

Se trata de los Mártires del quinto Sello de los que habla Nuestro Señor en el Discurso Parusíaco.

Notar la similitud entre los mártires del quinto Sello y del Anticristo donde ambos grupos “claman con gran voz” (VI, 10; VII, 2.10; XI, 15 y XIX, 1)

En XIX, 2 se juzga y venga a Babilonia por la muerte de los mártires del Anticristo.

La venganza por la sangre derramada cae contra la tierra (Babilonia) por matar a los dos grupos de Mártires; a los Mártires del quinto Sello corresponde el uicio de las Trompetas y a los Mártires del Anticristo el de las Copas, después de lo cual es destruida por completo la ciudad de Babilonia.

Sobre "el vengador de la sangre" cfr. Num. XXXV, 19 ss; Deut. XIX, 6.12; Jos. XX, 3 ss; II Reg. XIV, 11.

Alápide: "El juicio pertenece al conocimiento de la causa y la venganza a cumplir y ejecutar la cosa juzgada".