lunes, 18 de marzo de 2019

Algunas Notas a Apocalipsis VI, 7-8


7. Y cuando abrió el sello, el cuarto, oí voz del cuarto Viviente, que decía: “Ven”.

Comentario:

El cuarto Viviente es el Águila, según IV, 7.


8a-b. Y vi y he aquí un caballo verde y el sentado sobre él, su nombre “la muerte” (peste) y el hades seguía en pos de él.

Notas Lingüísticas:

Zerwick: “Θάνατος” = muerte; aquí tal vez “peste”.

Zorell: “Θάνατος” = por extensión significa peste letal, Apoc. II, 23, VI, 8b (Job XXVII, 15; Jer. XV, 2)”.

Charles: "Θάνατος = λοιμοὶ  (muerte = peste) como en II, 23".

Allo: “Muerte” e “Infierno” asociados como en I, 18; XX, 13-14…".


Comentario:

Muerte y el Hades: Notemos que, en I, 18 se dice que Jesucristo tiene “las llaves de la Muerte y el Hades”, mientras que en este versículo vemos la muerte sentada en el cuarto jinete y el Hades que lo sigue, sin dudas para devorar a sus víctimas, como dice Allo, aunque la duda es si se refiere sólo al último jinete o por el contrario a los tres últimos. En todo caso en el cap. XX (v. 13-14) volvemos a ver a la Muerte y el Hades entregando “los muertos que había en ellos”.

Allo: “… Después de la guerra y el hambre he aquí la Peste, montada en un caballo verde (o verdoso, lívido)… es el color de un cadáver putrefacto, o si se prefiere, el de un rostro descompuesto de temor. Así el trío clásico de las plagas queda constituído, pues θάνατος no puede significar aquí sino “Peste”, según la analogía bíblica; si se tratara de la muerte en general, entonces este cuarto jinete no tendría ningún signo individual y su aparición sería más bien ociosa, dado que las dos plagas precedentes harían su trabajo".


Gelin: “El jinete en caballo verde-amarillo: Simboliza la peste. En lugar de esta última palabra, es cierto, se lee Muerte, pero los LXX confunden a menudo deber con Θάνατος (Ez. XIV, 21; Jer. XXI, 7). El Hades-Scheol personificado como en XX, 14, marcha detrás a fin de recoger las víctimas…".

 San Victorino: “El Señor también prometió como venideras, entre otras, esta misma calamidad: grandes pestes y mortandad”.

Wikenhauser: “El cuarto jinete, la muerte, aparece sobre un caballo bayo, del color de los cadáveres. Como su presa va a parar al mundo de los muertos, lo sigue una segunda figura, la del Hades, o los infiernos, que lo acompaña, como escudero o montado sobre su mismo caballo, para recibir los muertos. Muerte y hades aparecen siempre como personas en el Apocalipsis (cfr. XX, 13).

De nuevo vemos aquí la similitud con el Discurso Parusíaco:

 Mateo XXIV

7b: “Habrá… pestes y terremotos”.

Marcos XIII

8b: “Habrá terremotos en diversos lugares”.

Apocalipsis VI

7. Y cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto Viviente que decía: “Ven”.
8a-b. Y vi y he aquí un caballo verde y el sentado sobre él, su nombre “la muerte” (peste) y el hades seguía en pos de él.


8c-d. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra para matar con espada y con hambre y con peste y por medio de las bestias de la tierra.

Comentario:

Notar que ”degollar” y ”cuchilla grande” del v. 4 es igual a ”matar” y a ”espada” en el v. 8, respectivamente, mientras que la ”muerte” es la ”peste” en este mismo versículo.

Allo: "Junto con todos los críticos, excepto Bousset, hay que leer después de ἐδόθη (dio), no el singular αὐτῷ (le) como si no se tratara más que del último jinete, sino αὐτοῖς (les)... el sentido lo exige".

Allo: "Por el trío de calamidad “Guerra, Hambre, Peste” cfr. el Antiguo Testamento, passim, Is LI, 19; Jer. XIV, 12; Ez. V, 2 etc. θάνατος, en los LXX traduce a menudo el término hebreo דֶּבֶר, peste: Am. IV, 10; Jer. XIV, 12; XXIV, 10; Ez. V, 12.17; VI, 11-12, etc. En el nuevo Testamento cfr. Mt. XXIV, 7; Mc. XIII, 7-8; Lc. XXI, 10-12. Las "bestias feroces" se agregan como en Ez. V, 17 y XIV, 21”.

Allo: "Las “bestias feroces” vienen naturalmente, como en Ezequiel seguidas de la despoblación (cfr. Deut. VII, 22 y II Reyes XVII, 25-26. El “Hades”, el Infierno, siguen las Tres plagas a fin de devorar sus víctimas”.

En realidad, parecería que el Hades sólo sigue a la tercera plaga y no a las otras dos.

Wikenhauser: “La frase “les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra” y lo que sigue, se refiere a los cuatro jinetes. Las armas con las cuales pueden dar muerte corresponden a los juicios punitivos anunciados contra Jerusalén en Ez. XIV, 21 (la espada, el hambre y las fieras son los equivalentes del segundo, tercer y cuarto jinetes respectivamente). Las epidemias son la consecuencia ordinaria de las carestías y de las guerras. En las regiones devastadas llegan a abundar las fieras.
Los cuatro jinetes no son ángeles vengadores, sino que hay que considerarlos como personificaciones alegóricas de las plagas que traen consigo. Guerras, hambre y epidemias, con las espantosas consecuencias que acarrean al hombre (cf. la invocación de las letanías de todos los Santos: “De la peste, el hambre y la guerra, líbranos Señor”). Para nuestro modo de ver éstas se originan en causas naturales; para el vidente, en cambio, tienen al mismo tiempo un sentido apocalíptico, en cuanto anuncian por anticipado el fin de la historia, que Dios va preparando, y son, por tanto, mensajeros del juicio final”.

Gelin: "El v. 8 precisa que los estragos de las cuatro primeras catástrofes fueron limitados. Veremos que la limitación será menos acentuada durante la serie de las trompetas (VIII, 7-12). El final del versículo es un resumen de la obra de los jinetes”.

Fillion: "Gladio, fame, et…, et…: La muerte representa sin dudas la peste en este lugar".   

Por nuestra parte, creemos:

“Y se les dio potestad sobre la cuarta parte de la tierra para matar a espada (segundo Sello) y con hambre (tercer Sello) y con peste (cuarto Sello) y por medio de las bestias de la tierra” (cuarto Sello).

Este final del versículo prueba varias cosas:

1) Que el cuarto jinete representa la peste.

2) Que el primer jinete no quita la vida del cuerpo.

3) Que el primer jinete no puede ser el Anticristo porque la autoridad que se les da es sobre la cuarta parte de la tierra mientras que la autoridad del Anticristo será “sobre todo el orbe” (Apoc. III, 10) y además porque todos estos sucesos son anteriores a “la abominación de la desolación” de la que habla Jesucristo.

No queda claro si las bestias de la tierra están relacionadas con los tres jinetes o sólo con el último.

Estas tres plagas: espada, hambre y peste se pueden encontrar muy a menudo a través de todo el Antiguo Testamento:

Lev. XXVI, 14 ss; II Reyes XXIV, 10 ss donde Dios le da a escoger a David como castigo entre el hambre, la peste y la espada; III Reyes, VIII, 37; Jer. XXI, 7 ss.; XXIV, 10; XXVII, 8.13; XXXII, 24; XXXIV, 17; XXXVIII, 2; XLII, 17.22; XLIV, 11 ss; Ez. V, 12.17; VI, 11; VII, 15; XII, 16; XIV, 21 y también pueden encontrarse junto a estas tres plagas incluso la de los falsos profetas: Jer. XIV, 10 ss, XXVII, 8 ss y XXIX, 15 ss.