5. Y cuando abrió el sello, el tercero, oí al tercer Viviente que decía:
“Ven”. Y vi, y he aquí un caballo negro, y el sentado sobre él tenía una
balanza en su mano.
Comentario:
El
tercer Viviente es el Hombre, según IV, 7.
Allo:
“Aparece ahora el hambre, el hambre negra, la plaga que sigue siempre
a la guerra, expresada por una inflación enorme de los precios de los alimentos
más comunes…”.
Wikenhauser:
“Con el tercer jinete sobreviene una mala cosecha, y como
consecuencia de ella la carestía y el hambre…”.
San Victorino:
“El caballo negro significa el hambre; en efecto, dijo el Señor: “Habrá
hambres por diversos lugares”; se debe extender propiamente esta frase
hasta el tiempo del Anticristo…”.
Bartina:
"El jinete lleva el yugo de una balanza (ζυγὸν) con sus partes
accesorias. Es la carestía, el encarecimiento de los productos, el Hambre. La
guerra destruye las cosechas e impide que se cultiven los campos. De ahí la
escasez de productos. La balanza es símbolo de gran necesidad (Lev. XXVI, 26;
Ez. IV, 16)".
Fillion:
"Balanza: el pan será tan raro que deberán pesarse las raciones,
como se hace en una ciudad asediada, cfr. Ez. IV, 16 y Lev. XXVI, 26".
Charles:
"El hambre está simbolizado aquí por el caballo negro (…) El ζυγὸν es literalmente el travesaño de la balanza de la
cual penden las pesas. Que el pan se venda por peso es un signo de carestía,
cfr. Ez. IV, 16 y Lev. XXVI, 26".
6. Y oí como una voz en medio de los cuatro Vivientes que decía: “Una
medida de trigo por un denario y tres medidas de cebada por un denario, pero (lit. y) el aceite y el vino no dañes”.
Notas Lingüísticas:
Zerwick:
“Χοῖνιξ: medida que contiene dos sextarios (= alrededor de 1 litro), e.
e. el trigo suficiente para el pan de un día”.
Zerwick:
"Δηναρίου: salario de un día. Cfr. Mt. XX, 2 ss; genitivo de
precio”.
Comentario:
Allo:
“… el denario o la dracma… era en esa época el salario medio de un trabajador
(Mt. XX, 2). Según Ateneo la Χοῖνιξ (medida)
era más o menos la ración diaria de alguien que trabajaba en un trabajo pesado;
en tiempos normales, como lo sabemos por Cicerón, con un denario podían
comprarse doce medidas de trigo y veinticuatro de cebada, alimento de los
pobres…”.
Scío:
“Un denario… era lo que un jornalero ganaba con el trabajo de un día… y se
explica con esto una gran carestía; porque un jornalero con el trabajo de todo
un día apenas podía ganar para comer”.
Castellani:
“También todos los exégetas ven aquí la Carestía, llamada ahora
“post-guerra”. Un denario era el salario diario de un obrero; quiere decir
que ganarán lo justo para mantenerse: característica del capitalismo
actual. Mas no tocará la carestía de los ricos: “aceite y vino”, mercancía
de ricos… Negra han llamado siempre los pueblos al hambre”.
Wikenhauser:
“El pan, alimento del hombre común, alcanzará un precio exorbitante a causa de
la mala cosecha. La balanza en manos del jinete es signo de una grave situación
de miseria e indica la escasez y la carestía de víveres. La medida de trigo
era la ración diaria de un jornalero. Una medida llegará a costar un denario,
vale decir, el valor de un día de trabajo, y tres medidas de un grano inferior,
como la cebada, costarán igualmente un denario. Así, pues, la sola ración
diaria de pan será suficiente para consumir toda la ganancia de un obrero.
Según Cicerón en tiempo normal se pagaba un denario por doce medidas de trigo,
y medio denario por doce medidas de cebada…”.
Wikenhauser:
“… No resulta muy clara la orden que se le da al jinete de no hacer daño al
aceite (los olivares) y al vino (los viñedos); tal vez quiere decir que los
cereales se encarecerán tanto que consumirán el jornal diario, pero que lo
olivos y las vides producirán frutos abundantes, con lo cual la miseria no
llegará hasta revestir caracteres de tragedia (cfr. v. 8: “la cuarta parte de
la tierra”)”.
Bartina:
"El quénice (Χοῖνιξ) es una medida griega de capacidad para áridos, que
equivale a 1,094 litros. El denario es el salario que recibía un trabajador por
día (Mt. XX, 2). Se indica, pues, que el salario familiar diario de un
trabajador servirá para obtener la ración de pan que necesita una persona por
día. Se trata, por consiguiente, de un hambre duro, pero no exhaustivo.
Quedan todavía productos más viles, pero más asequibles, como la cebada. Por
documentos casi contemporáneos se sabe que podían obtenerse en condiciones normales
de paz doce quénices de trigo por un denario y doce quénices de cebada por la
mitad de precio (Cicerón, In Verrem, 3, 81). Sigue imperando al maléfico
jinete Dios bondadoso: Al aceite y al vino no le causes daño. Habrá
abundancia de aceite y vino. Quedan al margen del azote. Algunos quieren ver
una exención porque se trata de productos para el servicio divino. Más exacto
sería quizá pensar que el trigo y la cebada se recolectan en primavera, y
que el aceite y el vino se recogen y elaboran en otoño. Seis meses de guerra
y vuelve la paz. Castigo mitigado".
Iglesias:
“No queda claro por qué se respetan el
aceite y el vino: ¿se los considera artículos de lujo?; ¿son símbolos
de bienes definitivos?; ¿el azote asoló la cosecha de cereales, más
temprana que la del aceite y la uva?”.
Tal vez
la voz es la del Cordero, que es quien está en medio del trono en VI, 6
y VII, 17.
Notar
que el aceite y el vino forman parte de los bienes que comercia Babilonia (Apoc.
XVIII, 13) y de aquello con lo cual el Buen Samaritano unge al herido (Lc.
X, 34).
Cicerón:
1 Denario = 12 Medidas de Trigo
1 Denario = 24 Medidas de Cebada.
Apocalipsis:
1 Denario = 1 Medida de Trigo.
1 Denario = 3 Medidas de Cebada.
Es
decir, el trigo aumenta 12 veces y la cebada 8.
Es
curioso que los autores no citen el discurso Parusíaco:
Mateo XXIV,
7b:
“…y
habrá en diversos lugares hambres”.
Marcos XIII,
8b:
“…
habrá hambres”.