18. Y al Ángel de la Iglesia en Tiatira escribe: “Estas cosas dice el
Hijo de Dios, el que tiene sus ojos como llamas de fuego y sus pies semejante a
bronce bruñido:
Comentario:
La Iglesia de la Edad Media. Desde Carlomagno hasta el comienzo del Protestantismo.
Este título de Cristo se encuentra en I, 14-15:
“Sus ojos como llamas de fuego y sus pies semejantes a
bronce bruñido…”.
Castellani: “Thyatira
es la Iglesia del Dominio, desde Carlomagno hasta Carlos V de Alemania y I de
España, el Emperador de la Contrarreforma. La Iglesia Católica sube a su
apogeo entonces. Son los años de la Alta Edad Media, de las Cruzadas, de las
Catedrales, de la Summa Theologica y la
Divina Comedia, de la Reconquista de España, de los grandes Descubrimientos y
Conquistas, de la Reunión de la Tierra de Dios; pero también los años de la
represión religiosa, de la Inquisición, de la Muerte Negra, de la gran Rebelión
Religiosa y las guerras religiosas y nacionales (…) Cristo ya está reconocido como Hijo de Dios en todo el mundo
civilizado, esta Edad es la edad “fiel”, “llena de buenas obras”, como reza la
prez divina que le sigue; mas Cristo
tiene ojos de fuego para ver la corrupción oculta que la recorre en el fondo,
como a todas las otras… y tiene pies de bronce para deshacer esta Edad como las
otras, cuando la corrupción haya predominado…”[1].
Holzhauser: “La cuarta
edad de la Iglesia principió desde Carlomagno y el Santo Papa León III y duró
hasta Carlos V y León X (…) con
justo título se llama, pues, edad pacífica e iluminativa (…) la voz Thiatira se
interpreta en el sentido de iluminado y hostia viva (…).
Holzhauser: “Aquí se llama Hijo de Dios, porque los misterios de
su Divinidad y Humanidad habían sido ya aclarados y purgados de los errores de
Arrio y demás herejes. Es pues con razón que, vencedor de sus enemigos en esta
cuarta edad de la Iglesia, Cristo triunfante dice: “el Hijo de Dios dice esto”.
Por ojos como llamas de fuego, se entiende el conocimiento perfecto de
la verdad, y por pies semejantes al latón fino, desígnase la estabilidad
y firmeza del cuerpo de Cristo,
que es la Iglesia. Habiendo sido vencidos los tiranos del paganismo y desaparecido
las tinieblas de los herejes, la Iglesia gozó de tranquilidad, en el conocimiento
perfecto de la verdad de la fe Católica, muy sólidamente establecida y
protegida con el poder de los príncipes y reyes. Por esto no dice ya aquí: semejantes
al latón fino, cuando está en un horno ardiendo, etc. sino simplemente, semejante
al latón fino; esto es, ya purificada con tantas persecuciones y acrisolada
con la horrenda crueldad de los tiranos y herejes…”.
Fillion: "Filius
Dei: este título está en harmonía con los vv. 27 y 28 donde Jesús
habla de los poderes que recibió de su Padre".
Fillion: "Qui…
oculos… et pedes…: con sus ojos penetrantes como fuego Cristo escudriña
los riñones y corazones (v. 23); con sus pies robustos, destroza los pueblos
rebeldes, como si fueran vasos de arcilla (v. 27)".
19. Sé las obras tuyas y tu amor y tu fe y tu ministerio y tu perseverancia;
y tus obras, las postreras, superiores a las primeras.
Comentario:
Salguero: "El
término πλείονα (superiores),
no sólo significa multiplicidad (Mt. XI, 20), sino también valor,
excelencia (Mt. VI, 25; XII, 41; Mc. XII, 43; Lc. XII, 23; Heb. III,
3; XI, 4)".
Allo: “πίστιν, aquí, según el contexto, significa más bien fidelidad. El elogio es justo el contrario a
la reprehensión a Éfeso”.
Castellani: “Por
hendíadys, “conozco tus obras de caridad, y cómo tu fe te da paciencia para
perseverar en mi servicio, y cómo ella crece y aumenta…” pues esta Edad se
divide en Baja y Alta Edad Media, la primera en que la Iglesia padece lucha
terrible (“el siglo de hierro del Pontificado”), la segunda en la cual la lucha
y la “paciencia” producen un florecer cristiano de plenitud incomparable; desde
Juana de Arco y San Fernando hasta Isabel la Católica y
Santa Teresa. La prez divina a esta
Iglesia es tal como en ninguna otra; y su nota principal, fidelidad y caridad,
es exactamente el reverso del reproche a la Iglesia de Éfeso”.
Holzhauser: “Alaba aquí a la Iglesia por su fe, como de
una prerrogativa especial, supuesto que en la cuarta edad, la fe Católica
fue unánime, perfecta y esparcida en cierta suerte por el universo todo”.
Charles: "καὶ τὴν ἀγάπην, etc
(y tu amor, etc): El καὶ (y) introduce una descripción explicadora de ἔργα (obras)”.
[1] Castellani continúa: “Cada una de
las Iglesias tiene su prez y su reproche; y una amenaza sigue al reproche, y un
premio es prometido después a los “Victoriosos” del reproche, que, superándolo,
irán a constituir la “Iglesia” (o sea Edad) siguiente: “el residuo”, los
“restantes”, que dice tantas veces la Escritura”.
Pero esto es
falso: es falso que todas las Iglesias tengan su prez pues ni Sardes ni
Laodicea la tienen; es falso que todas las Iglesias tengan su reproche
pues ni Esmirna ni Filadelfia lo tienen; es falso, pues, que a toda amenaza
siga el reproche; es falso, por último, que los Victoriosos pasen a
constituir los residuos fieles de la siguiente edad pues no hay texto que
favorezca esta interpretación; además a Laodicea no le sigue nadie y sin embargo
hay en ella “Victoriosos”. Sobre los vencedores ver AQUI.