sábado, 9 de agosto de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XXII, 11-12

 11. El que daña, dañe más y el sucio, ensúciese más y el justo justicia haga más y el santo santifíquese más.

 Concordancias:

 Ἀδικῶν (el que daña): cfr. Lc. X, 19; Col. III, 25; II Ped. II, 13; Apoc. II, 11; VI, 6; VII, 2-3; IX, 4.10.19; XI, 5.

 Ῥυπαρὸς (el sucio): Hápax en el Apoc. Ver Sant. II, 2.

 Ῥυπανθήτω (ensúciese): Hápax absoluto.

 Δίκαιος (el justo): cfr. Mt. V, 45; X, 41; XIII, 17.43.49; XXIII, 29.35; XXV, 37.46; Lc. I, 17; XIV, 14; Heb. XII, 23; I Ped. III, 12; Apoc. XV, 3; XVI, 5.7; XIX, 2.

 Δικαιοσύνην (justicia): cfr. Mt. V, 6.10; VI, 33; Jn. XVI, 8.10; II Tim. IV, 8; Heb. XI, 7.33; II Ped. III, 13; I Jn. II, 29; III, 7.10. Ver Apoc. XV, 4; XIX, 8.11.

 Ἅγιος (santo): cfr. Mt. XXVII, 52; Hech. IX, 13; XXVI, 10; I Cor. VI, 2; Ef. I, 18; II, 19; III, 18; IV, 12; Col. I, 12; I Tes. III, 13; II Tes. I, 10; Apoc. V, 8; VIII, 3-4; XI, 18; XIII, 7.10; XIV, 12; XVI, 6; XVII, 6; XVIII, 20.24; XIX, 8; XX, 6.9; XXII, 21.

 Ἁγιασθήτω (santifíquese): Hápax en el Apoc. cfr. Mt. VI, 9; Lc. XI, 2; Jn. XVII, 17.19.

 

 Comentario:

 Notar la relación entre “el que daña – el justo” (ἀδικῶν - δίκαιος) y “el sucio – el santo” (ῥυπαρὸς - ἅγιος).

 Calmes (citado por Straubinger): “… la sorpresa de la Parusía o el Retorno será tal que cada uno será hallado en su habitual estado: el pecador en su pecado; el justo en su justicia”.

 G. Baldensperger (citado por Gelin): “Tal vez “el texto expresa además la idea de que el bien y el mal deben acabar de desarrollarse antes de enfrentarse al último día”.

 Bover: “De los cuatro incisos, el tercero se contrapone al primero como se contraponen la justicia y el agravio; el cuarto se opone al segundo como se oponen la santidad y la inmundicia. Los dos primeros incisos son permisivos; los dos últimos, exhortatorios. El sentido de la permisión y de la exhortación, dentro del contexto, parece ser: crezcan los unos en la injusticia e inmoralidad, que pronto les llegará el castigo; medren los otros en justicia y santidad, que no tardará su recompensa”.

 

 12. He aquí vengo pronto y mi recompensa conmigo, para retribuir a cada uno como (según) la obra es de él.

 Concordancias:

 Ἔρχομαι (vengo): cfr. Mt. VIII, 11; XXIV, 11.50; Lc. XII, 46; XIII, 29.35; Jn. VI, 37; Rom. XI, 26; Heb. X, 37; II Ped. III, 10; Apoc. II, 26; III, 3.9; XV, 4; XVIII, 8. Ver Mt. VI, 10; X, 23; XVI, 27-28; XXI, 9; XXIII, 39; XXIV, 30.42-44.46; XXV, 10.13.19.27.31; XXVI, 64; Mc. VIII, 38; IX, 1; XI, 9-10; XIII, 26.35-36; Lc. IX, 26; XI, 2; XII, 36-40.43.45; XIV, 17.62; XVII, 20.22; XVIII, 8; XIX, 13.23.38; XXI, 27; XXII, 18; XXIII, 42; Jn. V, 25.28; VI, 35; VII, 37; XI, 27; XII, 13; XIV, 3.18.23.28; XXI, 22-23; Hech. I, 11; I Cor. IV, 5; XI, 26; I Tes. V, 2; II Tes. I, 10; II Jn. I, 7; Jud. I, 14; Apoc. I, 7; III, 11; XIV, 15; XVI, 15; XIX, 7; XXII, 7.17.20. Ver Hech. II, 20; I Tes. I, 10; Apoc. VI, 17; XI, 18; XIV, 7.

 Ταχύ (pronto): cfr. Lc. XVIII, 8; Rom. XVI, 20; Apoc. I, 1; III, 11; XXII, 7.20. Ver Mt. V, 25; Apoc. II, 16; XI, 14.

 Μισθὸν (recompensa): cfr. Mt. V, 12; X, 40-42; Mc. IX, 41; Lc. VI, 23.35; II Jn. I, 8; Apoc. XI, 18. Ver I Cor. III, 8.14; II Ped. II, 13.15; Jud. I, 11.

 Ἀποδοῦναι (retribuir): cfr. Mt. VI, 4.6.18; XVI, 27; XX, 8; Lc. X, 35; Rom. II, 6; II Tim. IV, 8; I Ped. IV, 5; Apoc. XVIII, 6; XXII, 2.

 Ἑκάστῳ (cada uno): cfr. Apoc. II, 23; V, 8; VI, 11; XX, 13; XXI, 21; XXII, 2.

 Ἔργον (obra): cfr. Mc. XIII, 34; Apoc. II, 2.5-6.19.22-23.26; III, 1.2, 8.15; IX, 20; XV, 3; XVI, 11; XVIII, 6; XX, 12-13. Ver Apoc. XXII, 12.

  

Notas Lingüísticas:

 Zerwick: “ἀποδοῦναι: retribuir”.

  

Comentario:

 Según se ve por Mt. XVI, 27, la recompensa es tanto para los buenos como para los malos.

 Straubinger: “Vengo presto: cf. v. 2 y nota sobre el premio que aquí se promete. Cuatro veces repite Cristo, en este capítulo final de toda la Biblia, el anuncio de su Venida (vv. 7.10.12 y 20), porque ella es la meta y cumplimiento del plan de Dios y por lo tanto de la historia del género humano, o sea, como dice el Cardenal Billot, “el acontecimiento supremo al cual se refiere todo lo demás y sin el cual todo lo demás se derrumba y desaparece”.

 Straubinger: “Mi galardón: porque este es Él mismo (cf. v. 4 y nota). No obstante que la Redención fue obtenida por la divina Víctima en el Calvario (Col. II, 14; Heb. IX, 11), tanto el Señor como los apóstoles insisten en que ella será manifestada cuando Él venga (Lc. XXI, 27; Hech. III, 20 s.; Rom. VIII, 23; Ef. I, 10; Fil. III, 20 s.; Col. III, 3 s.; Heb. IX; 28; I Ped. V, 4; II Ped. II, 19; III, 13; I Jn. III, 2 s., etc.)”.

 Fillion: “Jesús toma la palabra, para atestiguar a su vez la veracidad de las revelaciones contenidas en este libro. XXII, 12-17.

No hay fórmula de introducción; Cristo aparece de repente y majestuosamente en la escena, para dirigir algunas recomendaciones importantes”.

 Comblin: “El hijo del hombre es también el agente de la justicia distributiva de Dios[1]. Vendrá a dar a cada uno según su obra (XXII, 12). Viene, y su recompensa viene con él (XXII, 12a). Dará a cada uno según sus obras (II, 23). Según una expresión consagrada, el juicio se hará según las obras (IX, 20; XIV, 13; XVI, 11; XVIII, 6; XX, 12-13; XXII, 12) (…) Ante la justicia distributiva no son privilegiados los discípulos de Jesús: sus obras serán pasadas por el tamiz conforme a los mismos criterios que las de las naciones. Serán juzgados según sus obras (II, 2.5-6.19.22-23.26; III, 1-2.8.15) (…), a aquellos cuyas obras sean buenas vendrá a darles la recompensa prometida que, por lo demás, coincide con los bienes del reino de la nueva Jerusalén, en lo cual convergen las dos justicias. Vendrá a darles los frutos del árbol de la vida (II, 7), la corona de vida (II, 10), el maná y la piedra blanca que lleva inscrito el nombre nuevo (II, 17), el poder sobre las naciones y la estrella de la mañana (II, 27-28), el trono compartido con él (III, 21). Dará testimonio en su favor cerca del Padre (III, 5). Hará de ellos columnas del templo de Dios (III, 12) y escribirá sobre ellos el nombre de Dios (III, 12)”.



 [1]Los dos aspectos del juicio del Hijo del hombre existían ya en los sinópticos. El hijo del hombre juzga también según las obras (Mt. XXV, 31 ss)”.