jueves, 21 de agosto de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XXII, 15-16

 15. ¡Fuera (están) los perros y los hechiceros y los fornicarios y los homicidas y los idólatras y todo el que ama y hace mentira!

 Concordancias:

 Ἔξω (adv. fuera): cfr. Mt. V, 13; VIII, 12; XIII, 48; Mc. IV, 11; Lc. XIII, 25.28; Jn. VI, 37; XII, 31; XV, 6; Gál. V, 19-21; Apoc. III, 12.

 Κύνες (perros): Hápax en el Apoc. cfr. Mt. VII, 6; Fil. III, 2; II Ped. II, 22.

 Φαρμακοὶ (hechiceros): Sólo en el Apoc. cfr. Apoc. IX, 21; XXI, 8.

 Πόρνοι (fornicarios): cfr. I Cor. VI, 9; Ef. V, 5; Heb. XIII, 14; Apoc. XXI, 8. Ver Apoc. II, 14.20; IX, 21; XIV, 8; XVII, 2.4; XVIII, 3.9; XIX, 3.

 Φονεῖς (homicidas): cfr. Apoc. XXI, 8. Ver Mt. XXII, 7; Apoc. IX, 21.

 Εἰδωλολάτραι (idólatras): cfr. I Cor. VI, 9; Ef. V, 5 (sinónimo de avaro); Apoc. XXI, 8    .

 φιλῶν (ama): cfr. Apoc. III, 19.

 Ψεῦδος (mentira): cfr. Jn. VIII, 44; Rom. I, 25; Ef. IV, 25; II Tes. II, 9.11; I Jn. II, 21.27; Apoc. XIV, 5; XXI, 27. Ver Mt. V, 11; Apoc. II, 2; III, 9; XXI, 8.

 

 Notas Lingüísticas:

 Zerwick: “Κύνες (perro): impuro”.

 Zerwick: “ποιῶν ψεῦδος (hace mentira): cfr. “veritatem facere”, Jn. III, 21”.

  

Comentario:

 Straubinger: “En esta lista, como en XXI, 8 se pone el acento más aún que en los pecados, en la doblez e infidelidad, pues los celos del Amor ofendido son “duros como el infierno” (Cant. VIII, 6). De ahí que los perros, más que a los sodomitas como en Deut. XXIII, 18, designan aquí a los de Fil. III, 2, que en Gál. II, 4 se llaman “falsos hermanos” (cfr. II Tim. III, 5). El Señor lo usa para los paganos en Mt. XV, 22, queriendo solamente probar la fe de la cananea. Más fuerte es el sentido que le da en Mt. VII, 6 aplicándolo a los que sería inútil evangelizar, pues rechazando la Palabra de amor de Dios (Jn. XII, 48) se excluyen de la sangre salvadora del Cordero (v. 14) y bien merecen el nombre de perros”.

 Alápide: “Foris: a saber, de la ciudad celeste, irán a la gehena”.

 Biblia de Sacy: “Fuera (están) los perros: estas palabras pueden significar todos los pecadores, pero principalmente los perseguidores de los fieles que se desencadenan sobre ellos por medio de maledicencias, calumnias y palabras ofensivas. Pues es en este sentido que San Pablo llama perros a los infieles que eran enemigos declarados de los cristianos: guardaos de los perros (Fil. III, 2)”.

 Drach: “Perros: este animal es aquí, como en San Pablo (Fil. III, 2), no el símbolo de los impúdicos sino de los perseguidores”.

  

16. Yo, Jesús, he enviado mi ángel para testificaros estas cosas sobre las Iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella, la resplandeciente, la matutina.

 Concordancias:

 Ἰησοῦς (Jesús): cfr. Apoc. I, 1.5.

 Ἔπεμψα (he enviado): cfr. Jn. XIII, 16.20; Apoc. I, 1.11; V, 6. Ver Apoc. XI, 10; XIV, 15.18.

 Ἄγγελόν (ángel): cfr. Mt. XI, 10; Mc. I, 2; Lc. VII, 27 (San Juan Bautista); Lc. VII, 24; IX, 52 (mensajeros); Sant. II, 25 (dos mensajeros de Josué); Apoc. I, 1; V, 2; VII, 2; VIII, 3-5; X, 1.5.8-10; XIV, 6.8-9.15.18; XVIII, 1.21; XIX, 17; (San Gabriel); VIII, 2.6.8.10.12-13; IX, 1.13-14; X, 7; XI, 15 (7 Arcángeles que tocan las siete trompetas); I, 20; II, 1.8.12.18; III, 1.7.14 (Jerarquía); III, 5; V, 11; VII, 1.2.11; XIV, 10 (ángeles); IX, 11 (ángel del abismo); IX, 14-15 (ángeles malos de la sexta Trompeta); XII, 7 (ángeles de San Miguel); XII, 7.9 (ángeles de Satanás); XIV, 17.19 (un ángel con la hoz afilada); XV, 1.6-8; XVI, 1; XVII, 1.7; XXI, 9; XXII, 8 (ángeles de las siete Copas); XVI, 5 (ángel de las aguas); XX, 1 (San Miguel); XXI, 12 (12 Apóstoles); XXII, 6 (¿Cristo?).

 Μαρτυρῆσαι (testificaros): cfr. Apoc. I, 2; XXII, 18.20. Ver “testigo” en I, 5 y “testimonio” en I, 2.

 Ἐκκλησίαις (iglesias): cfr. Apoc. I, 4.11.20; II, 1.7-811.12.17-18.23.29; III, 1.6-7.13-14.22.

 Ῥίζα Δαυείδ (raíz de David): cfr. Apoc. XXII, 16. Ver Rom. XV, 12.

 Γένος (linaje): Hápax en el Apoc. cfr. I Ped. II, 9.

 Δαυίδ (David): cfr. Apoc. III, 7; XXII, 16.

 Ἀστὴρ (estrella): cfr. Apoc. II, 28. Ver Apoc. I, 16.20; II, 1; III, 1; VI, 13; VIII, 10-12; IX, 1; XII, 1.4.

 Πρωινός (matutina): Sólo en el Apoc. cfr. Apoc. II, 28.

 Λαμπρός (resplandeciente): cfr. Lc. XXIII, 11; Hech. X, 30; Sant. II, 2-3; Apoc. XV, 6; XVIII, 14; XIX, 8; XXII, 1.

  

Notas Lingüísticas:

 Zerwick: ἐπὶ (sobre): “sobre”.

 Allo: “ἐπὶ significa: “sobre”, como en X, 11”.

  

Comentario:

 ¿Estas cosas (ταῦτα) coinciden con “lo que debe suceder después de esto” de I, 19?

 Parecería que son las dos últimas nada más, porque el ángel no testifica sobre las primeras cinco.

 En Apoc. I, 2 dice:

 "El cual testificó “la Palabra de Dios” y “el Testimonio de Jesucristo”, cuanto ha visto".

 La Estrella matutina anuncia el comienzo del nuevo día, el día del Señor.

 Wikenhauser: “Él es el ansiado vástago de David (el texto en realidad dice “raíz”, entendido en el sentido de vástago o descendencia, como en V, 5 (Ver Ecl. XLVII, 22). Es también la estrella radiante de la mañana, que señala el comienzo del día de la salud, por tanto tiempo esperado (hay aquí una alusión a Núm. XXIV, 17)”.

 Salguero: “Cristo, que antes se declaraba principio y fin (Apoc. XXII, 13), ahora se dice la raíz y el linaje de David, o sea que Cristo se presenta a sí mismo con los caracteres del verdadero Mesías para que nadie sienta temor de caer en una ilusión. Jesucristo es, además, la estrella brillante de la mañana que anuncia el despuntar de aquel día eterno al que no sucederá ninguna noche (Apoc. II, 28. Cfr. II Ped. I, 19). Esta estrella es también el símbolo del principado de Cristo sobre todos los santos y sobre todos los reyes de la tierra. En el claro cielo de Oriente, el lucero de la mañana brilla sobre todos los astros. Por algo ocupó un lugar tan distinguido en la religión astral de los pueblos mesopotámicos. Pues a esta estrella se compara Jesucristo, que en el cuarto evangelio dice de sí que es la luz del mundo (Jn. IX, 5). Y de Él dice el mismo San Juan que es la luz verdadera que viene a este mundo a iluminar a todo hombre (Jn. I, 4-9)”.

 Caballero Sánchez: “Y firma su testimonio con los títulos que le acreditan desde antiguo como rey de Judá y guía de las naciones, en conformidad con toda la revelación apocalíptica. La estirpe amada de David mesiánico, estirpe regia y sacerdotal, está centrada en Jesús: Él hace reverdecer el tronco calcinado y afirma el reino para Israel en la tienda de David restaurada (…) A la faz de todos los pueblos, el nuevo David hace resplandecer la “gloria de Israel”. Si los “críticos” dicen que estos títulos de Jesús “Raíz y Linaje de David”, están aquí fuera de su sitio o constituyen una inútil redundancia, es porque su mente está desorbitada y no entienden nada del problema judío-cristiano en orden a la Jerusalén milenaria y eterna”.

 Bauckham: “Ambas designaciones han ocurrido en formas más cortas en otras partes del Apoc. (V, 5 y II, 28). La primera alude a Is. XI, 10 no es la raíz de la que crece el brote, sino la raíz –más apropiadamente, el brote– que viene de David…

La estrella de la mañana alba suele considerarse, tanto en II, 28 como en XXII, 16, una alusión a Núm. XXIV, 17, donde la estrella que sale de Jacob se interpretó ampliamente como una referencia al Mesías davídico. En ese caso, el Apocalipsis muestra un interesante patrón de alusiones combinadas a pares de profecías del Mesías davídico:

 

Apoc. II, 26-28

    Sal. II, 9

+

Núm. XXIV, 17

Apoc. V, 5

   Gén. XLIX, 9

+

Is. 11, 10

Apoc. XIX, 15

   Sal. II, 9

+

Is. 11, 4

Apoc. XXII, 16

   Is. XI, 10

+

Núm. XXIV, 17

 Estos cuatro pasajes del Antiguo Testamento están unidos por la palabra clave cetro, además de estar comúnmente asociados en la expectativa mesiánica judía y todos hacen referencia al juicio destructivo sobre las naciones, y es en aras de este tema de la victoria mesiánica sobre las naciones mediante la guerra o el juicio que se alude a ellas en Apoc. II, 26-28; V, 5; XIX, 15. En XXII, 16, sin embargo, la intención es diferente”.