domingo, 23 de febrero de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XX, 12-13

 12. Y vi los muertos, los grandes y los pequeños, estando de pie ante el trono y libros se abrieron; y otro libro se abrió, que es el de la vida y fueron juzgados los muertos de las cosas escritas en los libros, según sus obras.

 Concordancias:

 Νεκροὶ (muertos): cfr. Apoc. I, 5.18; II, 8; III, 1; XI, 18; XIV, 13; XVI, 3; XX, 5.13.

 τοὺς μεγάλους καὶ τοὺς μικρούς (los grandes y pequeños): cfr. Apoc. XI, 18; XIII, 16; XIX, 5.18.

 Ἑστῶτας ἐνώπιον τοῦ θρόνου (estando de pie ante el trono): cfr. Apoc. VII, 9.11. Ver Apoc. VIII, 2; XI, 4.

 βιβλίοις (libros): cfr. Apoc. V, 1-5.8-9. Ver Apoc. I, 11; VI, 14; X, 8; XIII, 8; XVII, 8; XXI, 27; XXII, 7.9-10.18-19.

 ἠνοίχθη (se abrió): cfr. Apoc. III, 7-8.20; IV, 1; V, 2-5.9; VI, 1.3.5.7.9.12; VIII, 1; IX, 2; X, 2.8; XI, 19; XII, 16; XIII, 6; XV, 5; XIX, 11.

 ζωῆς (vida): cfr. Fil. IV, 3; Apoc. III, 5; XIII, 8; XVII, 8; XX, 15; XXI, 27; Sal. XXXII, 33; LXVIII, 29; Dan. XII, 1.

 ἐκρίθησαν (fueran juzgados): cfr. Jn. IX, 39; XII, 48; II Tes. II, 12; Apoc. VI, 10; XVI, 5 (habitantes de la tierra); XI, 18; XX, 13 (vivos y muertos); XVIII, 8.20; XIX, 2 (Babilonia por muerte a mártires del Anticristo).11 (Anticristo - Juicio de las Naciones).

 γεγραμμένον (escrito): cfr. Apoc. I, 3.11.19; II, 1.8.12.17-18; III, 1.7.12.14; V, 1; X, 4; XIII, 8; XIV, 1.13; XVII, 5.8; XIX, 9.12.16; XX, 15; XXI, 5.27; XXII, 18-19.

 τὰ ἔργα αὐτῶν (sus obras): cfr. Mc. XIII, 34; Apoc. II, 2.5-6.19.22-23.26; III, 1.2, 8.15; IX, 20; XIV, 13; XV, 3; XVI, 11; XVIII, 6; XX, 13.

  

Comentario:

 Juicio de muertos: Inde venturus est iudicare vivos et mortuos.

 Estar de pie ante el trono es un signo de nobleza y, por lo tanto, no puede referirse más que a los justos.

 Parecería que uno es “el libro de la vida del Cordero”, y que quienes están allí escritos tendrán parte en el Milenio, y otro simplemente “el libro de la Vida”, los cuales serán juzgados y salvados en el juicio final.        

 Biblia de Jerusalén: “Los primeros libros abiertos contienen inscritas las acciones de los hombres; el libro de (la) Vida contiene el nombre de los predestinados”.

 Wikenhauser: “La sentencia se basa en el contenido de los libros del cielo, que son de dos clases: en los unos, que pueden considerarse como los autos del proceso, están consignadas todas las acciones de los hombres, buenas y malas (…) pero hay además un segundo libro, “el libro de la vida” donde están escritos los nombres de los destinados a la vida eterna”.

 Swete: “Se debe notar que San Pablo habla indistintamente del Trono de Dios (Rom. XIV, 10) y del Trono de Cristo (II Cor. V, 10); el Padre juzga en la persona del Hijo”.

  

13. Y dio el mar los muertos, los (que están) en él y la Muerte y el Hades dieron los muertos, los (que están) en ellos y fueron juzgados cada uno según sus obras.

 Concordancias:

 Θάλασσα (mar): cfr. Apoc. VII, 1-3; VIII, 8-9; X, 2.5.8; XII, 12.17; XIII, 1; XVI, 3; XVIII, 21; XXI, 1 (?). Ver Apoc. IV, 6; V, 13; X, 6 XIV, 7; XV, 2; XVIII, 17.19; XX, 8.

 Νεκροὶ (muertos): cfr. Apoc. I, 5.18; II, 8; III, 1; XI, 18; XIV, 13; XVI, 3; XX, 5.12.

 Ὁ Θάνατος, καὶ ὁ Ἅιδης (la Muerte y el Hades): cfr. Apoc. I, 18; (¿IX, 6?); VI, 8; XX, 14. Ver Apoc. II, 11; XX, 6.14; XXI, 8 (segunda muerte – Lago fuego y azufre).

 Ἐκρίθησαν (fueran juzgados): cfr. Jn. IX, 39; XII, 48; II Tes. II, 12; Apoc. VI, 10; XVI, 5 (habitantes de la tierra); XI, 18; XX, 12 (vivos y muertos); XVIII, 8.20; XIX, 2 (Babilonia por muerte a mártires del Anticristo).11 (Anticristo - Juicio de las Naciones).

 ἕκαστος (cada uno): cfr. Apoc. II, 23; V, 8; VI, 11; XXI, 21; XXII, 2.12.

 ἔργα (obras): cfr. Mc. XIII, 34; Apoc. II, 2.5-6.19.22-23.26; III, 1.2, 8.15; IX, 20; XIV, 13; XV, 3; XVI, 11; XVIII, 6; XX, 12.

  

Comentario:

 Parece que hay tres clases de “muertos”.

 a) Los que están de pie ante el trono. Estos se van a salvar.

 b) Los que da el Mar.

 c) Los que da la Muerte y el Hades.

 Estos dos últimos parecen ser condenados.

 Salguero: “Todos los muertos tendrán que comparecer a juicio. Nadie se librará de él. Porque tanto el Mar, como la Muerte y el Infierno o Seol entregaron los muertos que tenían en su seno para que fueran juzgados según sus obras (v. 15). El Mar, el Seol (Infierno) y la Muerte están aquí personificados como tres monstruos insaciables (Apoc. I, 18; Prov. XXVII, 20) o como poderosos carceleros que tenían a los muertos encerrados en remotísimas prisiones. Sin embargo, ante el mandato de Dios, tienen que entregar dócilmente las presas que consideraban suyas. En el Sal. CXXXVIII, 8-9, el cielo, el mar y el seol son símbolos de los lugares más secretos e inaccesibles. Aquí significan que no hay lugar, por muy oculto que sea, que no tenga que restituir todos los muertos. Ni uno solo de ellos podrá librarse del juicio de Dios. El Seol (ó Αιδης), que frecuentemente se traduce por infierno, no designa el lugar en donde los condenados serán atormentados por toda la eternidad. El seol, en el Antiguo Testamento, designaba una región tenebrosa, una especie de caverna donde iban las almas de todos los hombres, buenos y malos, después de la muerte. En él no se daban ni premios ni castigos. Los muertos vivían en el Sheol en un estado de semiinconsciencia y eran considerados como sombras de la existencia terrena. Por consiguiente, el seol (ó Αιδης), en el pasaje del Apocalipsis que estamos comentando, designa un lugar provisional que ha de desaparecer cuando Dios llame a juicio a los muertos”.