16. Y los veinticuatro Ancianos, los que delante de Dios
se sientan sobre sus tronos, cayeron sobre sus rostros y se postraron ante
Dios,
Comentario:
La postración de los Ancianos sucede en IV, 10-11; V, 8.14 (comienzo
de la septuagésima semana de Daniel), aquí en XI, 16 (comienzo
del juicio contra la Bestia del Mar, hacia la mitad de la Semana), y luego en
XIX, 4 (después de la destrucción de Babilonia).
Tal vez podría decirse que XI, 16 es el anuncio del comienzo
del establecimiento del reinado y XIX, 4
parte de la ejecución.
Crampon: “Los veinticuatro
Ancianos (…) dan gloria a Dios y le agradecen por sus tres grandes obras:
la creación (IV, 11), la redención (V, 9) y el establecimiento
de su reino (XI, 16)”.
Swete:
“Los Ancianos toman el testimonio de los Vivientes (si podemos asumir que son
los que toman la palabra en el v. 15), así como lo hacen en IV, 9 ss”.
17. diciendo: “Te agradecemos, Yahvé Dios, el
Todopoderoso, el que es y el que era, porque has tomado tu poder, el grande y
has reinado.
Notas
Lingüísticas:
Zerwick: “ἐβασίλευσας: aoristo ingresivo;
comenzaste a reinar”.
Allo: “εἴληφας (has tomado): El perfecto significa: “Has terminado de tomar tu gran poder, lo has tomado para
conservarlo por siempre, y el aoristo que sigue, ἐβασίλευσας (has reiando) es ingresivo: “te has puesto a reinar”.
Es decir, hasta entonces Dios había comenzado a tomar parte, lo cual indica
que las sentencias y los juicios, con su correspondiente toma de poder y
reinado, forman parte de un proceso y no de algo instantáneo.
Comentario:
Κύριε
ὁ Θεός ὁ Παντοκράτωρ, ὁ ὢν καὶ ὁ ἦν (Yahvé,
el Dios, el Todopoderoso, el que eres y el que eras), notar que se
habla del Padre y no del Hijo.
A pesar de lo que dicen los comentadores no
estamos aquí en la Parusía. El comienzo del reinado quiere decir que va a
comenzar la ejecución del juicio por
el cual serán castigados los enemigos: Babilonia y las dos Bestias con todo su
séquito.
La razón de esto es que después de derramarse la
tercera copa (XVI, 4-5) el ángel da a Dios el mismo nombre que aquí y es
claro que no se trata de la Parusía pues aún quedan otras tres copas por
derramarse, más la destrucción de Babilonia, la aniquilación de las dos Bestias
y el Juicio de las Naciones.
Swete: “Tu
poder, el grande: no es
el ejercicio normal del poder divino, sino esa final y abrumadora demostración
al que apuntan todas las profecías (cf. Hech. VIII, 10)”.