6. Y los siete ángeles, los que tienen las siete trompetas se prepararon para
trompetear.
Comentario:
Straubinger: “Las siete
trompetas son otras tantas plagas y recuerdan las de Egipto (Ex. VII ss).
San Ireneo y Lactancio las interpretan en sentido literal”.
7. Y el primero trompeteó y hubo granizo y fuego mezclados con sangre y fue
arrojado a la tierra y la tercera parte de la tierra fue incendiada y la
tercera parte de los árboles fue incendiada y toda hierba verde fue incendiada.
Citas
Bíblicas:
Esta plaga coincide con la séptima de Egipto:
Ex. IX, 22-26: "Dijo
entonces Yahvé a Moisés: "Extiende tu mano hacia el cielo, y caiga
granizo en todo el país de Egipto,
sobre los hombres, sobre los animales y sobre todas las plantas que hay en la
tierra de Egipto". Extendió, pues, Moisés su
vara hacia el cielo, y Yahvé envió truenos y granizo; el relámpago discurría
sobre la tierra, y Yahvé hizo llover granizo sobre el país de Egipto. El
granizo, y el fuego mezclado con el granizo cayeron con fuerza tan extraordinaria,
que nunca hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a
ser pueblo. El granizo hirió en todo el país de Egipto cuanto había en el
campo, desde los hombres hasta las bestias. El granizo destrozó también todas
las hierbas del campo, y quebró todos los árboles campestres. Solamente
en la región de Gosen, donde habitaban los hijos de Israel, no hubo granizo".
Comentario:
Seguramente el granizo no ha de caer donde estén los
144.000 sellados, como pasó con los judíos que estaban en Gosen.
Esta trompeta se dirige contra la tierra, es
decir, contra Babilonia.
Cfr. Apoc. XI, 6: "Estos
tienen la autoridad de cerrar el
cielo para que lluvia no llueva los días de su profecía y autoridad tienen
sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda
plaga cuantas veces quisieren”.
Allo: “La
prohibición de VII, 1, de no dañar a los árboles y a la hierba verde ha sido
retirada; Holtzmann supone arbitrariamente que la destrucción de la hierba
verde se limita también a un tercio. Schoettgen nota la misma restricción al tercio
en los escritos rabínicos. Es la plaga de la tierra, la cual no tiene una plena
correspondencia con la de la 1º Copa”.
Alápide: "La
palabra "mixta" es neutro plural, de aquí que se refiera tanto al
granizo cuanto al fuego, como se ve por el griego μεμιγμένα (mezclados)".
Alápide: "Digo junto con Ireneo (lib. IV, cap. L)
y Lactancio (lib. VII, cap. XV), Aretas y Ribera que todo esto debe ser tomado
como suena, en sentido literal (…) la lluvia de sangre siempre fue un indicio
de la ira celeste, y el preanuncio de la venganza, como aquí, pues se destruye
e incendia la tercera parte de las hierbas y árboles. Además, con sangre se
castiga las matanzas de los impíos, los cuales derramaron la sangre de los
mártires y santos, como se vé en XVI, 6. Alude a la séptima plaga de Egipto de
la cual se dice: "El granizo, y el fuego mezclado con el granizo cayeron". De
la misma manera, las tinieblas de la cuarta plaga responden y aluden a la plaga
novena de Egipto, que fue también de densísimas tinieblas. Y la plaga quinta de
las langostas (IX, 3), responde a la octava plaga de Egipto, que fue también de
langostas (Ex. X, 4). Y la tercera plaga de las aguas amargas e intomables
responde a la primera de Egipto, que fue la conversión de las aguas de Egipto
en sangre (Ex. VII, 16). Aquellas plagas de Egipto fueron el tipo y preludio de
estas últimas de todo el orbe, como enseñan y aseveran S. Ireneo y Lactancio".
Wikenhauser: “Como
anteriormente en la serie de los sellos, y más tarde en la de las copas, así
también en la serie de las trompetas, las cuatro primeras plagas forman un
grupo compacto, enteramente distinto de aquellas que sobrevienen al grito del
águila. Sólo la segunda parte de las plagas herirá a los hombres (y de
estos solamente a los no cristianos); las cuatro primeras alcanzan solo a la
naturaleza, provocando fenómenos extraordinarios, terriblemente espantosos.
Después de todo se trata, sin embargo, de juicios de Dios dirigidos contra los
hombres, a los cuales privan del alimento y del agua, entregándolos a la
angustia y al terror y llevando la muerte a muchos de ellos. Ya San Ireneo observó
que las cinco primeras plagas de las trompetas son una réplica de las plagas de
Egipto[1] (…) Era idea corriente en el judaísmo que las plagas de Egipto
herirían hasta el último de los reinos hostiles a Dios.
En cuanto a estos cuatro primeros castigos, su
carácter esquemático salta por sí solo a la vista, ya que alcanzan, una después
de otra, las cuatro partes de la creación: tierra, mar, aguas dulces y astros. La
misma división en cuatro partes sirve también de fondo a las cuatro primeras
plagas de las copas (XIV, 7). Pero es de
observar que, de un total de quince casos, por lo menos en doce las plagas
hieren sólo a la tercera parte de las criaturas. Así pues, las cuatro plagas
no señalan todavía el punto culminante del juicio divino contra la humanidad
pecadora; son simplemente su anuncio. La quinta y la sexta plaga son ya más
graves y nos acercan más al fin; será, por último, en las plagas de las copas
donde se tendrá la mayor manifestación de la ira divina (XVI, 1 ss)”.
Garland: "El granizo enviado por Dios como juicio es
a menudo de gran tamaño e infringe un gran daño (Jos. X, 11; Ez. XIII, 11; Ag. II, 18; Apoc. XVI, 21). En el juicio de la séptima copa, el granizo
pesa un talento (Apoc. XVI, 21) - entre 30 y 36 kg-. El granizo es sacado de los "almacenes del granizo" de Dios
"reservados para el día de la batalla y del combate" (Job. XXXVIII,
22). Bajo la ley de Moisés, la pena por la blasfemia y la idolatría era la
lapidación (Lev. XXIV, 14-16; Deut. XIII, 6-10; XVII, 2-5). Durante el período
de la Tribulación, los habitantes de la tierra, continúan en blasfemia e
idolatría. Tal vez esto explica por qué Dios los lapida con grandes granizos
(XVI, 21)".
[1] Ireneo, Haer. IV, 30, 4.