APÉNDICE
Algunas
notas críticas
Estudiado
el punto fundamental de la exégesis al libro de Ezequiel, no queremos levantar
la pluma sin hacer algunas observaciones críticas sobre ciertos puntos
particulares.
1) Creemos con el autor que los 390 días en que
Ezequiel se acuesta sobre su lado izquierdo (posición incómoda), representan
los días de asedio de la ciudad, por obra de los caldeos, en castigo de los 390
años de apostasía de la casa de Israel (= Judá en Ez.). Pero ahí termina la acción
simbólica. Cumplidos estos días, el profeta se acuesta de nuevo (mal “ancora”)
normalmente, sobre su lado derecho. A retallar, pues, cuanto sigue: y
llevarás la culpa de la casa de Judá cuarenta (Gr. 150) días; pues te doy un día por cada año (Ez. IV, 6), que es todo ello críticamente
incierto (cf. Ez. IV, 9), implica un falso contraste entre Israel y Judá, y
está fuera del contexto del asedio. Con esto huelgan todas las otras
explicaciones forzadas que se dan al tiempo de los 390 días.
2) En Ez. VII, 11 se deja de traducir como
imposible lo correspondiente a la Vulgata: non ex eis et non ex populo
neque ex sonitu eorum, et non erit requies (l. “splendor”) in
eis. A todo nuestro entender la frase se ha de traducir así: actum est de eis, actum est de (inutili)
eorum multitudine, actum est de
(vano) eorum tumultu; nihil praeclari est
in eis. Y de ello tenemos un caso semejante en Dan. IX, 26: et post hebdomadas sexa- ginta duas
excidetur (cf. Is. LIII, 8) Christus,
et non erit sibi, i. e. et actum erit
de eo, que sin razón suficiente se daba también por imosible.
3) En Ez. VIII, 17 ecce applicant ramum ad nares suas; (l. “ad nares meas”) sobre lo
que tan peregrinas conjeturas se han formado, creemos que toda la dificultad
estriba en no haber sospechado la significación metafórica cuasi proverbial de
la expresión: Para irritar a una fiera recluida, solemos acercarle una verdasca
a las narices. Cosa semejante hacían los perversos judíos con el Señor. En vez
de aplacarle con el suave olor de sus piadosas ofrendas, le irritaban con los
ritos idolátricos: acercaban la verdasca al rostro del Señor. ¿Qué mucho que se
dé por irritado? Por eso prosigue en el verso 18: Ergo et Ego faciam in furore, etc.
4) La traducción, que se ha de dar a Ez. XI, 3,
no nos parece cuestionable: “presto no se construirán casas”; ella (la ciudad)
es la caldera y nosotros las carnes (a cocer en ella)” (cf. Ez. XXIV, 3 ss.), frases
ambas de un sentido peyorativo e irónico,
con que los malignos zaherían de ridículos a los profetas de la ruina nacional.
A la primera frase el Señor no responde nada, porque aparte la ironía, es
verdadera. Rectifica sólo la segunda, advirtiendo a los burladores quiénes son
en realidad las carnes de la fatídica caldera, y que ellos no morirán cocidos
en ella, como dicen por burla, pero caerán a filo de espada en las fronteras.
Con esta interpretación, única que a nuestro juicio surge del texto y del contexto,
huelgan tantas cavilaciones como se han hecho sobre el paso. No nos parece
atinada la opinión del autor, al tomar en un sentido la caldera en Ez. XI, 3, y
en otro en Ez. XXIV, 3.
5) Disintiendo del señor Spadafora,
estoy con mi antiguo colega P. Bonaventura Marini, que el Daniel (sic), a quien Ezequiel nombra entre Noé
y Job (Ez. XIV, 14.20) y supone conocido del rey de Tiro (Ez. XXIII, 3), no es
el profeta Daniel, entonces jovencísimo[1], sino
un antiguo patriarca célebre por su sabiduría, piedad y rectitud, que han
comenzado a revelarnos las leyendas de Ugarit (Rash Shamra). Al profeta Ezequiel, que antes de ser un vidente del
porvenir fué el paciente investigador del pasado, le era familiar el nombre de
Daniel, lo mismo que el de Job, cuyas virtudes celebró en el libro de este
nombre, según estas formales
palabras del Sirácida (Ecco. XLIX, 8.9, Texto Hebreo):
Ezequiel vidit visionem
et nuntiavit species currus (la prof. de su
nombre);
atque etiam celebravit Job,
sectatorem viarum justitiae (el libro de Job)[2].
Es sabido que Flavio Josefo
(Ant. X, 5. 1) hacía al profeta Ezequiel autor de dos libros; y hoy se admite
que el libro de Job es contemporáneo de la profecía de Ezequiel.
Nosotros, hace ya algunos
años que sostuvimos la paternidad Ezequielina del Libro de Job en el mismo
Ateneo Urbano donde enseña el P. Mariani y Mons. Garofalo, y alegábamos en
confirmación el hecho verdaderamente sugestivo de que el padre de Ezequiel es
un Buzí (Ez. I, 3) y un Buzí es también el padre de Elíu (Job,
XXXII, 2), el fogoso joven que interviene en el final del diálogo de Job con
sus amigos y que no sería otro que el autor del libro, Ezequiel, con el pseudónimo
de Elíu[3].
6) Por lo que hace a Ez. XVI, 15, no vemos la
necesidad de corregir el texto hebreo lo yehi que quiere decir
literalmente sibi fuerit, para obtener el ut ejus fieres de la Vulg. o el “fosti sua” (fuiste suya) del autor.
Bastaba anteponer mentalmente el relativo, que tantas veces se sobreentiende en
la sintaxis hebraica, y tendríamos “un pasajero cualquiera”, ital. “ogni
passante qualsiasi” (qui sibi fuerit).
Es un modismo transparente.
7) La frase del verso siguiente, que tantos han
renunciado a traducir y que se da por ininteligible lo… ba`oth welo yihye`h
(Vulg. Sicut non est Factum neque futurum
est), creemos que quiere decir: “y eso sin mediar señal, que ni aun la
habrá”, con alusión al ramo seco u otro distintivo, que antiguamente
se veía en la puerta, balcón o ventana de las casas de prostitución, de donde
el nombre de rameras que se da a las prostitutas. La prostituta de que habla
aquí Ez., aun de esa formalidad podía prescindir.
[1] Nota del Blog: En el mismo sentido Joüon: “Trois noms de
personnages bibliques à la lumière des textes d’Ugarit (Ras Shamra)”,
Biblica 19 (1938), pag. 280-285.
[2] Nota del Blog: Demos la traducción de la Biblia comentada por
los profesores de Salamanca, publicado por la BAC, Tomo IV, 1962, p. 1294. La
traducción del Eclesiástico estuvo a cargo de G. Pérez Rodríguez:
10. Ezequiel vio en visión la gloria, que el Señor le mostró sobre el carro
de los querubines, 11. E hizo mención de Job, el profeta, que perseveró fiel en
los caminos de la justicia.
[3] Nota del Blog: ¿No es esto por demás interesante?