10. Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, Yo también te
guardaré de la hora de la tentación, la que ha de venir sobre todo el mundo
habitado, para tentar a los que habitan sobre de la tierra.
Notas
Lingüísticas:
Ἐτήρησας (has
guardado): Cfr. Jn. XVII, 6.15; I
Tes. V, 23; I Tim. VI, 14; II Tim. IV, 7; I Ped. I, 4; Apoc. XII, 17; XIV, 12. Ver Apoc.
I, 3; III, 8; XXII, 7.9 donde
siempre habla del mismo grupo de personas.
Ἐτήρησας τὸν λόγον (has guardado la palabra): cfr. Jn. VIII, 51; XIV,
21-24; XV, 20; XVII, 6; I Jn. II,
5; Apoc. III, 8; XXII, 7.9.
Λόγον (palabra): Cfr. Mt. VII, 24.26; X, 14; XIII,
19-23; Mc. II, 2; IV, 14-20.33; VIII, 38; XVI, 20; Lc. VI, 47;
V, 1; VIII, 11-13.15.21; IX, 26; XI, 28; Jn. V, 24.38;
VIII, 31.37.43.51-52.55; XII, 48; XIV, 23-24; XV, 3.20;
XVII, 6.14.17.20; Hech. II, 41; IV, 4.29.31; VI, 2; VIII, 4.14.25.36; XI, 1.19;
XIII, 5.7.44.46.48; XIV, 25; XV, 7.35-36; XVI, 6.32; XVII, 11; XVIII, 11; XIX,
10; XX, 32; Fil. I, 14; II, 16; Col. I, 5.25; IV, 3; I Tes. I, 6; II, 13; II
Tim. II, 11.15; IV, 2; Tito I, 3; Heb. II, 2; IV, 2; XIII, 7; Sant. I, 18.21-23;
I Ped. II, 8; II Ped. I, 19; I Jn. I, 10; II, 5.7.14; Apoc. I, 2-3.9; III, 8;
VI, 9; XII, 11; XVII, 17; XIX, 9; XX, 4; XXI, 5; XXII, 6-7.9-10.18-19.
Palabra,
según I Jn. II, 3-5, es sinónimo de
“mandamiento”; sin embargo los que
guardan los mandamientos en el Apocalipsis son los mártires del Anticristo
(XII, 17 y XIV, 12).
Ὑπομονῆς (perseverancia):
Cfr. Lc. VIII, 15 (parábola
del Sembrador); XXI, 19
(persecuciones a los Apóstoles); Rom. II, 7; V,
3-4; VIII, 25; Col I, 11 (?); Heb. X, 36 (Parusía); II Cor. I, 6; VI, 4; II Tes. I, 4; III, 5;
II Tim. III, 10 (?); Heb. XII, 1; Sant.
I, 3-4; Apoc. I, 9; II, 2-3; II, 19; XIV, 12 (Persecuciones).
Ὥρας (hora): cfr. Mt. X, 19; Mc. XIII, 11; Lc. XII, 12; Jn. XVI, 2.4 (?) (Mártires
del quinto Sello); Mt. XXVI, 40.45; Mc.
XIV, 35.37.41; Lc. XXII, 53; (Getsemaní); Jn. XII, 27. Ver Apoc. XIII,
8; IX, 15; XI, 13; XIV, 7.15; XVII, 12; XVIII, 10.17.19.
Πειρασμοῦ - πειράσαι (tentación - tentar): Cfr. Mt. VI, 13; Lc. XI, 4 (Pater Noster); Mt.
XXVI, 41; Mc. XIV, 38; Lc. XII, 40.46 (Getsemaní); Mt. IV, 1; Mc. I, 13; Lc. IV, 2.13 (de Satanás a Cristo); Lc. VIII, 13 (Parábola del Sembrador); Heb. III,
8 (en el desierto a Israel). Ver Apoc. II, 2.10.
Ἐπὶ τῆς οἰκουμένης ὅλης (sobre
todo el mundo habitado): término con el cual se designa todo el mundo, cfr.
Mt. XXIV, 14; Lc. II, 1; IV, 5;
XXI, 26; Apoc. XII, 9; XVI, 14.
Κατοικοῦντας ἐπὶ τῆς γῆς (los
habitantes de la tierra): cfr. Apoc.
VI, 10; VIII, 13; XI, 10; XIII, 8.12.14; XIV, 6; XVII, 2.8.
Zerwick: "τὸν λόγον τῆς ὑπομονῆς μου: hay quienes interpretan "la paciente expectación
de mi venida".
Allo: “ἐτήρησας, (guardado) literalmente: observado”.
Bover: "Mi paciencia: expresión equivalente a "paciencia (=
firme esperanza) en Jesús (I, 9)".
Comentario:
Sobre “los habitantes de la
tierra” ver AQUI.
Este pasaje, a nuestro modo de
ver, presenta varias dificultades pero la principal nos parece ser en cuándo ubicar (y por consiguiente a quién aplicar) “la hora de la tentación,
la que ha de venir sobre todo el mundo habitado”.
No analizaremos la opinión, completamente
carente de sustento, que hacen algunos aquí del rapto de la Iglesia. El tiempo
es corto.
Veamos.
I) Porque has guardado la palabra
de mi perseverancia
Estamos en la primera mitad de
la Septuagésima Semana y consiguientemente esto debería aplicarse a la
predicación del Evangelio a todo el mundo por parte de los Mártires del quinto
Sello. Pero surge ya una objeción.
En la Parábola del Sembrador, que parece aludir a todos estos sucesos,
Nuestro Señor distingue dos momentos: primero la predicación por parte
del Sembrador y la consiguiente aceptación
de la Palabra del Reino, y luego la predicación que éstos que aceptan
hacen, a su vez, de la misma.
La pregunta obligada es a cuál
de los dos momentos se refiere Nuestro Señor en este pasaje del Apocalipsis.
Si es al primero, entonces “la
hora de la tentación” podría referirse a la persecución que sufrirán los
mártires del quinto Sello.
Si es al segundo, entonces
habría que buscar otra oportunidad para esa “hora de la tentación”.
Todo parece indicar que se
refiere a la segunda opción y por las siguientes razones:
1) En el v. 8 dice “has
guardado mi palabra y no has negado mi
Nombre”, cuya primera parte se
repite aquí y supondría ya la predicación
por parte de este grupo y no la mera recepción
de la Palabra del Reino.
2) En la versión que trae San Lucas (VIII, 51) de la explicación de
la parábola del Sembrador encontramos
este detalle:
“Lo que en hermosa tierra,
éstos son los que en corazón hermoso y bueno, oyendo, la palabra retienen y fructifican
en perseverancia”.
Donde vemos una vez más que
parece coincidir con la segunda opción pues esa perseverancia dará sus frutos
en la persecución.
Lo mismo cabe decir del Discurso
Parusíaco, donde se vuelve a hablar de la persecución que han de sufrir,
precisamente, los Mártires del quinto Sello:
Mc. XIII, 13: Y seréis odiados de todos a causa de mi nombre;
pero el que perseverare hasta el fin,
ése será salvo.
Ver también Mt. X, 22 y XXIV,
13.
Además, en Apoc. XIV, 12-13
vemos a la perseverancia relacionada
con la persecución.
Si esto es así, tendríamos que
esta Iglesia será la encargada de recibir de parte del Sembrador la Palabra del Reino y luego de predicarla ante
“gobernadores y reyes”.
II) Yo también te guardaré de la hora
de la tentación, la que ha de venir
sobre todo el mundo habitado, para tentar a los que habitan sobre de la
tierra
Antes que nada notemos el juego
de palabras: por haber guardado (predicado) Su palabra, Jesús promete
guardarlos (protegerlos) de la hora de la tentación.
¿Qué es la hora de la tentación?
Hora, como se vé por los lugares
citados arriba, debe entenderse como sinónimo de tiempo, momento y no de
una hora de reloj.
La tentación puede ser, o una prueba o una persecución (Lc. VIII,
13 = Mt. XIII, 21). Creemos que la primera opción es preferible.
En primer lugar lo que sabemos
de esta prueba es que va a caer sobre “todo el mundo habitado” y la única
prueba de carácter universal después de la persecución de los Mártires del
quinto Sello es la que ocurre en tiempos del Anticristo, con lo cual Jesús promete aquí
una protección especial a la Iglesia siguiente.
La mención de los habitantes de la tierra no es una
repetición y no hace más que confirmar nuestras sospechas. Este grupo (del cual
hablaremos más a propósito en el Excursus III) se identificaría con los habitantes de Babilonia y son los
que han de adorar a la Bestia con culto de latría, a diferencia de los demás
habitantes que la adorarán con culto de veneración simplemente.
Teniendo esta diferencia en
mente es más fácil entender la mención de los dos grupos y el significado de la
tentación, pues es difícil explicarla en el sentido de una persecución para los
habitantes de Babilonia, y bastará explicarla con lo que se lee en el cap.
XIII:
Y vi otra bestia que subía
de la tierra y tenía dos cuernos semejantes a un cordero y hablaba como un
dragón. Y la autoridad de la primera Bestia la hace toda delante de ella y
hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la Bestia,
la primera, cuya plaga mortal fue curada. Y hace grandes signos de forma tal
que incluso fuego hace descender del cielo a la tierra delante de los hombres.
Y engaña a los que habitan sobre la tierra a causa de los signos que se le dio hacer delante de la Bestia,
diciendo a los que habitan sobre la tierra que hicieran una imagen a la Bestia
que tiene la plaga de la espada y vivió. Y se le dio dar espíritu a la
imagen de la Bestia de modo que también hablase la imagen de la Bestia e
hiciese que cuantos no se postrasen ante la imagen de la Bestia fueran
muertos. Y hace que a todos, los pequeños y los grandes y los
ricos y los pobres y los libres y los siervos, se les dé una marca sobre
la mano de ellos, la derecha, o sobre su frente, y que ninguno pueda comprar
o vender sino el que tiene la marca, el nombre de la Bestia o el número de
su nombre.
Donde vemos claramente dos
grupos de personas: los habitantes de
la tierra y todos los habitantes del
mundo, y dos pruebas: una para que los primeros adoren a la Bestia del Mar con ocasión de los prodigios que hará la
Bestia de la tierra, y otra para que los últimos veneren a la Bestia so pena de no poder comprar o vender.
Por último, notemos que por un
lado Nuestro Señor nos manda en el Padre Nuestro rezar que no nos deje entrar en prueba (Mt. VI, 13. Ver AQUI) y a los que estén
en la Judea les dice que rueguen para
que su huída no ocurra ni en invierno ni en sábado. Y si estos a los que habla
Jesús son los 144.000 del capítulo XIV, es decir, los que no van a adorar a la
Bestia ni ser muertos por ella, entonces, tal vez tengamos aquí una relación
clara entre ambos textos.
κἀγώ σε τηρήσω ἐκ τῆς ὥρας τοῦ πειρασμοῦ (Yo también te guardaré de la hora de la prueba): locución
joánica que se encuentra en el cuarto evangelio (XVII, 15). Sin dudas la
referencia escatológica es la misma en ambos casos: οὐκ ἐρωτῶ ἵνα ἄρῃς αὐτοὺς ἐκ τοῦ κόσμου ἀλλ' ἵνα τηρήσῃς αὐτοὺς ἐκ τοῦ πονηροῦ (“no ruego para que los quites
del mundo, sino para que los guardes del Maligno”).
Esto parece dicho explícitamente contra el rapto
pre-parusíaco, ya que Nuestro Señor no ruega para que la Iglesia sea quitada
del mundo sino preservada del Maligno, esto es, de la hora de la tentación que
ha de venir sobre todo el orbe bajo el Anticristo.
Straubinger: “La
Palabra de la paciencia mía. Así dice el griego literalmente (cf. v. 8).
Según Pirot: mi consigna de paciencia (cf. I, 9; XIII, 10;
XIV, 12); según Holtzmann, la paciente esperanza en la venida de Cristo (Heb. VI, 12; Sant. V, 7; II Ped. III, 3-12).
Como anota Pirot, este versículo abre las perspectivas de la vasta
persecución que tratará el cap. XIII”. En efecto, si se consideran las
Iglesias en el orden cronológico (I, 12 y nota), la de Filadelfia precede a la última en la
cual se consumaría con el Anticristo
el misterio del mal[1]”.
Alápide: “Sin razón
Tomás Ánglico expone como si dijera: “te protegeré, no para que no seas
tentado sino para que no seas vencido en la tentación, pues en ese caso debería
decir: “te protegeré en la hora” y no como dice: “te protegeré de la hora”.
Bover: "Los
habitantes de la tierra: son, en el lenguaje del Apocalipsis, los del bando
de la Bestia".
[1] Notemos al pasar la
interpretación de las Iglesias como épocas y la correcta aplicación de la
Iglesia de Laodicea al reinado del Anticristo.