La Infalibilidad en las Encíclicas
Nota
del Blog: presentamos en esta oportunidad otro de nuestros trabajos
favoritos de Mons. Fenton, uno de
los más grandes eclesiologistas de la historia de la Iglesia.
Si bien el tema (Magisterio
ordinario del Papa – Infalibilidad en las encíclicas) es ciertamente muy poco
explorado, sin embargo nos parece que los argumentos de Fenton son concluyentes e irrebatibles. Hacemos nuestras, por lo
que valga, todas sus conclusiones.
Hemos modificado un tanto
algunos párrafos (punto aparte en lugar de punto seguido, etc.) para mayor
comodidad.
Fuente: American
Ecclesiastical Review, CXXVIII (1953), pag. 177-198.
Mons. Fenton |
Ciertamente el
Cardenal Louis Billot fue uno de los eclesiologistas más grandes de la
generación que acaba de pasar. Muchos lo consideran el escritor más capaz con
respecto al tratado de ecclesia desde
el Concilio Vaticano. El P. Joaquín Salaverri,
de la facultad Jesuita de teología en el Instituto Pontificio de Comillas en
España, tiene una posición muy parecida en el mundo teológico de mediados de
siglo a la que ocupaba el Cardenal
Billot unos cincuenta años atrás.
En general, las tendencias científicas manifiestas
en la obra del P. Salaverri son casi
las mismas que aparecieron en los escritos de su distinguido predecesor. En
varios casos, la enseñanza del P.
Salaverri aparece en realidad como un legítimo y laudable desarrollo de la
doctrina descrita en los volúmenes de Billot
sobre la Iglesia. Sin embargo, en un punto importante y súmamente práctico, sus
opiniones son diametralmente opuestas. Se trata de la afirmación del exacto valor doctrinal de la enseñanza
presentada explícita, incondicional y directamente en las encíclicas papales[1].
Así, la opinión del P. Salaverri es que “en
las cartas encíclicas doctrinales dirigidas a todo el mundo Católico, la
doctrina que se enseña assertive et
principaliter es propuesta por los teólogos con razón como algo que debe
ser tenido simpliciter como doctrina catholica”[2].
He retenido alguno de los términos claves latinos en
esta afirmación de Salaverri debido
a su importancia fundamental para cualquier comprensión precisa de su enseñanza.
Así una doctrina enseñada assertive
es obviamente algo dado incondicionalmente, sin calificación. Hago una
afirmación cuando digo que algo es verdadero. No es una afirmación, ni una
declaración hecha assertive, cuando
digo que parecería que algo es verdadero, que hay razones para sostener que es
verdadero, o que no es seguro sostener que no es cierto. En otras palabras, la
afirmación es la manera en la cual el hombre expresa ordinariamente un juicio
cierto y definitivo, opuesto a uno meramente opinable o tentativo.
En su
contexto, la palabra “principaliter” lleva un doble significado. Una doctrina
enseñada principaliter en una
encíclica papal es aquella que el Santo Padre quiere manifiestamente dar a
conocer en ese documento. Así, pues es algo presentado data opera y no como un obiter
dictum. Además, es el significado expresado en primer lugar en cualquier
afirmación, como algo distinto de las inferencias más o menos inmediatas que
pueden sacarse legítimamente desa declaración.
Así, según el
P. Salaverri, el contenido inmediato, cierto y directo de una enseñanza dada en
forma definitiva por el Santo Padre en una de sus encíclicas, se designa con
razón como simpliciter doctrina catholica.
Ahora bien, el P.
Salaverri incluyó dos clases diversas de doctrina catholica en su tratado de la Iglesia Católica. Como lo
explica, doctrina catholica en
sentido estricto (stricte) es
“aquella que enseña el magisterium
universal en forma meramente auténtica (mere
authentice), por un acto que tiene verdadera autoridad doctrinal pero que
no excluye la posibilidad de error[3].
Doctrina Católica in genere, por otra
parte, es “aquella que se enseña por medio del magisterium universal sea en forma infalible o meramente auténtica”[4].
Parece obvio
que lo que el P. Salaverri quiere decir con doctrina
catholica simpliciter es lo mismo que llama doctrina catholica stricte. Así, enseña que lo que los Papas
presentan como afirmaciones directas e incondicionales en sus encíclicas debe
ser aceptado por los Católicos como doctrina auténtica pero definitivamente no
como infalible.
Por otra
parte, el Cardenal Billot siguió un camino completamente diferente en la
materia. Sostenía que una definición ex
cathedra, descrita por el Concilio Vaticano, no es la única clase de
declaración en la que el Santo Padre ejerce su carisma de infalibilidad.
Cuidadosamente distinguió dos clases de actos del magisterium
pontifical.
Una, por supuesto, es la definición o declaración ex cathedra, que siempre está protegida por el carisma de la infalibilidad
doctrinal.
La otra
clase no son definiciones en sentido
estricto, según el Cardenal, porque no contienen ningún juicio dogmático nuevo.
Encontró ejemplo de esta última clase de afirmaciones doctrinales pontificias “en muchas de las encíclicas de los recientes
Pontífices, donde, ejerciendo su función apostólica, exponen la doctrina
Católica, pero no dando definiciones, es decir, sin dar un juicio doctrinal
nuevo, sino más bien como instruyendo a los fieles en aquellas cosas que están
en la predicación de la Iglesia, la columna y firmamento de la verdad”. Sin embargo, agrega “aunque parecería no
haber duda alguna (nullatenus dubitandum)
que los Pontífices son infalibles en esta clase de documentos que son enviados
a la Iglesia universal (y ciertamente con respecto a lo que se dice en ellas directe et per se, como se dijo en otra
parte en una situación parecida), aún así, no podemos encontrar en ella aquella
locutio ex cathedra que tiene en
mente el Concilio Vaticano”[5].
Objetivamente,
pues, parece claro que lo que el Cardenal Billot quiere decir con la enseñanza
presentada directe et per se en las
encíclicas papales es completamente idéntico con lo que Salaverri describe como
pronunciado assertive et principaliter
en estos mismos documentos. El Cardenal Billot mira como completamente cierto
que el Soberano Pontífice actúa infaliblemente al proponer tales afirmaciones.
Por su parte, el P. Salaverri parece considerar como fuera de dudas que, al
expresar estas afirmaciones, los Papas actúan auténtica pero no infaliblemente.
Creo que es un tema de vital importancia para los teólogos de nuestros días
saber cuál de estos dos grandes autores está en lo cierto en este tema puntual.
El proceso de
investigación no debería ser excesivamente difícil. Ciertamente hay muchas
encíclicas doctrinales para estudiar, y no carecemos de normas para distinguir
la enseñanza infalible del Soberano Pontífice de aquella parte del mensaje
doctrinal que es verdaderamente auténtico sin ser infalible. Aún así, en cuanto
a las encíclicas y en lo que respecta a otras afirmaciones del magisterium ordinario del Santo Padre,
es muy claro que no se ha efectuado un gran esfuerzo corporativo para aplicar
estas normas, y para intentar ver qué es y qué no es infalible en el contenido
doctrinal de estos documentos.
Parecería que la mayoría de las veces se ha tratado
la existencia o no de enseñanza infalible en las encíclicas más como una
presuposición que como una conclusión. Así, considerando solamente los ejemplos
de los dos teólogos que acabamos de citar en el curso del artículo, el P. Salaverri parece meramente asumir
que lo que se afirma directamente en las encíclicas tiene carácter auténtico y
no-infalible, mientras que el Cardenal
Billot parece igualmente simplemente asumir que al hacer tales
afirmaciones, el Santo Padre, ejercita su carisma de infalibilidad. Ambos presentan su opinión solamente como
de paso.
El Cardenal
Billot afirma su opinión en el curso
de su examen de los elementos incluídos por el Concilio Vaticano en su
explicación de un pronunciamiento ex
cathedra. Por su parte, el P.
Salaverri, trae su opinión al explicar la tesis que “a los decretos
doctrinales de la Santa Sede que han sido aprobados auténticamente por el Santo
Padre se les debe un asentimiento de la mente interno y religioso”. Ninguno de
los dos teólogos ofrece un soporte adecuado y directo de su posición de la
relación ente la enseñanza infalible con las encíclicas.
Sin embargo, si examinamos la literatura teológica
pertinente, descubriremos que hay ciertas verdades y suposiciones que son más o
menos considerados como argumentos o fundamentos de argumentos contra la
existencia de enseñanza infalible en las encíclicas. No hace falta decir, por
supuesto, que aquí estamos tratando de la infalibilidad o no de las
afirmaciones hechas auténticamente únicamente en las encíclicas o en algún otro
documento del magisterium ordinario
del Santo Padre. Es obvio que si el Santo Padre citara, en una de sus
encíclicas, alguna definición de algún concilio ecuménico o alguna definición
dogmática solemne propuesta por él o por alguno de sus predecesores, está
pronunciando una afirmación infalible. Obviamente, una definición infalible
previa de la Iglesia no pierde en nada su carácter infalible por el hecho de
ser citada en una encíclica o en algún otro acto del magisterium ordinario del Santo Padre. El punto en discusión era y sigue siendo si una afirmación contenida
en una encíclica, y propuesta de forma auténtica en ningún otro documento del magisterium de la Iglesia, puede ser
aceptada no sólo como auténtica sino también como infalible.
[1]
Nota del Blog: Demos desde ya la posición de
los tres teólogos para comodidad del lector.
Fenton: 1) Ex cathedra ≠ Solemne.
2)
Encíclica: Infalible y ex cathedra.
3) Ex Cathedra = Infalible (comprende el
magisterio ordinario y extraordinario del Papa).
4)
Magisterio Ordinario del Papa: Infalible.
Billot: 1) Ex Cathedra = Solemne
2) Encíclica: Infalible pero no ex cathedra.
3)
Puede haber infalibilidad además de lo enseñado ex cathedra.
4)
Magisterio Ordinario del Papa: Infalible.
Salaverri:
1) Ex Cathedra = Solemne.
2) Encíclica: No-infalible y
no-ex cathedra.
3) Puede haber infalibilidad
además de lo enseñado ex cathedra.
4) Magisterio Ordinario del Papa:
Infalible.
[2]
Salaverri, Tractatus de ecclesia Christi, Lib. 2, cap. 2, art. 3, n. 664, in Sacrae Theologiae Summa, editado por los
profesores Jesuitas en las facultades teológicas de España, Vol. I, por Salaverri y Nicolau (2nd edición, Madrid: La Editorial Católica, 1952), 698, s.
Nota del Blog: Es
una pena que Fenton no citara y
analizara el trabajo (bastante flojo,
por lo demás) del P. Salaverri donde
trata ex professo el tema. Ver “Valor
de las encíclicas a la luz de la “Humani Generis”, publicado en la XI Semana
Española de Teología (Madrid 1952) pp. 255-294.
[3] Salaverri, op.
cit. n. 892, p. 784.
[4]
Op. cit. n. 893, p. 784.
[5]
Billot, Tractatus de ecclesia Christi, sive continuatio Theologiae de Verbo
Incarnato (5ta edición, Roma, Universidad Gregoriana, 1927), I, 656.