4. Pero tengo contra ti que tu amor, el primero, has dejado.
Comentario:
A las alabanzas sigue el reproche.
Cfr. Hech. XIX,
17-20; Ef. I, 15.
Castellani: “La caridad fraterna de los primeros fieles
fue extraordinaria: ponían sus bienes en común a los pies de los Apóstoles,
no había entre ellos ni ricos ni pobres, dirimían sus pleitos con el arbitraje,
se sometían a la confesión pública y a rigurosos castigos en caso de caída en
pecado, practicaban la hospitalidad y la defensa mutua. Esta caridad y fraternidad era no solo la admiración y espanto de los
gentiles, sino que constituía la fuerza política incontrastable que los mantenía.
Este estado de comunismo ideal, muy diferente al de Lenin, tenía que decaer rápidamente, ya vemos en los Actos de
los Apóstoles el caso de Ananías y Zafira...”.
Fillion: "Por caritatem…
primam hay que entender el amor más
intenso y generoso de los primeros tiempos".
Charles: "El amor
referido aquí es el fraternal: cfr. v.
19; Mt. XXIV, 12 y II Jn. 5-6".
5. Recuerda, pues, de dónde has caído y arrepiéntete y haz las primeras
obras; si no, vengo a tí, y moveré tu candelabro de su lugar, a menos que te
arrepientas.
Notas
lingüísticas:
Μνημόνευε (recuerda):
aquí y en Sardes (III, 3).
Μετανόησον (arrepiéntete):
palabra clave que designa la reprehensión.
Se encuentra en todas las Iglesias excepto en Esmirna y Filadelfia.
Οἶδα (sé): común a
todas las Iglesias: II, 2.9.13.19; III,
1.8.15.
Mateos: "μνημόνευε οὖν πόθεν πέπτωκες[1]: recuerda, pues, de dónde caíste (y quedaste
caído)".
I) Recuerda,
pues, de dónde has caído
y
arrepiéntete y haz las primeras obras
Castellani: "La Iglesia Apostólica surgió directamente de Cristo. El texto griego dice péptokes: "de dónde decaíste".
II) si no, vengo a tí
“Vengo a ti”: cfr. AQUI.
III) moveré tu
candelabro de su lugar, a menos que te arrepientas
Castellani: "Cuando una Iglesia – o una época de la Iglesia –
decae y se corrompe, lo que hace Dios simplemente es retirarle su luz, con lo
cual termina de pudrirse, surgiendo en otro lugar el resplandor de la fe y el
fervor".
Más que una traslación local se trata de un cambio de época.
La amenaza a
Éfeso prueba que esta Iglesia no había terminado cuando San Juan escribió el Apocalipsis.
[1] "El aspecto propio del perfecto se
traduce en la permanencia o definitividad de un estado o
situación creada por la acción instantánea puntual".