viernes, 1 de noviembre de 2019

¿El Salmo CIX, clave del Apocalipsis? (IV de VII)


Contra nuestra tesis, surgen no pocas objeciones que trataremos de ir analizando una a una.

1 Objeción:

Aun suponiendo que la exégesis sobre los dos tronos y el estar sentado o de pie sea correcta, no se puede probar que Jesús siga sentado en este momento en el trono de su Padre, con lo cual cae todo el argumento al estar basado en un supuesto no demostrado.

Respuesta:

1) En primer lugar, como ya lo indicamos, sabemos por la fe que Jesús se sentó a la diestra de Dios, con lo cual hay que suponer que sigue sentado allí a menos que se pruebe lo contrario. En otras palabras, la carga de la prueba no es nuestra.

Instabis:

Pero ya se han cumplido cosas del capítulo IV en adelante, por lo tanto, el Cordero ya tiene que haberse puesto de pie.

Respuesta:

Se han cumplido en sentido literal metafórico, transeat; en sentido literal propio, niego.

A las pruebas nos remitimos: basta leer cualquier comentario de las segunda y tercera posición enumeradas más arriba por Cornely para ver la violencia que se les hace a los textos. Castellani es un claro ejemplo al respecto[1].

2) En segundo lugar, no faltan indicios para creer que el Hijo sigue sentado a la diestra del Padre; piénsese, por ejemplo, lo que la Iglesia implora en la Misa al momento del Gloria:

Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis”.

Pareciendo suponer que sigue allí sentado.

3) Por otra parte, el Sal. II, paralelo al nuestro, termina con estas misteriosas palabras (vv. 11-12):

“Servid a Yahvé con temor y alegraos, temblando rendidle homenaje. No sea que se aíre y perezcáis del camino cuando se encienda pronto su ira. Bienaventurados los que en Él confían”.


Ese pronto es un eco del “vengo pronto” del Apocalipsis[2]. En otras palabras, si la batalla que se lee en los Salmos II y CIX todavía no ha sucedido, ut patet, y agrega que “falta poco” para la ira de Dios, es debido a que abarca un corto período de tiempo antes de la venida de Nuestro Señor y es por lo tanto todavía futuro para nosotros. Cuando el Mesías deje el trono sobre el cual está sentado, entonces y sólo entonces, tendrá lugar lo profetizado en ambos Salmos.


2 Objeción:

Niego el supuesto. A Jesús ya se le ha sometido todo bajos sus pies, con lo cual, o ya está de pie o esas imágenes no son sino meras metáforas.

Prueba de lo dicho:

Ef. I, 15-23: “Por esto, también yo, habiendo oído de la fe que tenéis en el Señor Jesús, de vuestra caridad para con todos los santos, 16no ceso de dar gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación, en el conocimiento de Él; a fin de que, iluminados los ojos de vuestro corazón, conozcáis cuál es la esperanza a que Él os ha llamado, cuál la riqueza de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros los que creemos; conforme a la eficacia de su poderosa virtud, que obró en Cristo resucitándolo de entre los muertos, y sentándolo a su diestra en los cielos por encima de todo principado y potestad y poder y dominación, y sobre todo nombre que se nombre, no sólo en este siglo, sino también en el venidero. Y todo lo sometió bajo sus pies, y lo dio por cabeza suprema de todo a la Iglesia, la cuál es su cuerpo, la plenitud de Aquel que lo llena todo en todos”.

Respuesta:

Todo lo sometió bajo sus pies, dist.: de derecho, conc.; de hecho, niego.

Prueba de lo dicho:

Heb. II, 5-9: “Porque no a ángeles sometió Él el orbe de la tierra venidero de que estamos hablando. Mas alguien testificó en cierto lugar diciendo: “¿Que es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre para que lo visites? Lo rebajaste un momento por debajo de los ángeles; lo coronaste de gloria y honor, y lo pusiste sobre las obras de tus manos; todo sujetaste bajo sus pies.” Porque al someter a Él todas las cosas, nada dejó que no le hubiera sometido. Al presente, empero, no vemos todavía sujetas a Él todas las cosas; pero sí vemos a Aquel que fue hecho un momento menor que los ángeles: a Jesús, coronado de gloria y honor, a causa de la pasión de su muerte, para que por la gracia de Dios padeciese la muerte por todos”.

Es decir, le están sometidas todas las cosas y no le están sometidas todas las cosas, bajo diversos aspectos.

Basta abrir los ojos para ver que casi nadie está hoy en día sometido a Jesús ni a su ley.

Instabis:

Si nadie está sometido ahora, a fortiori, mucho menos lo estará bajo el tiempo del Anticristo, cuando, según la interpretación del artículo, el Cordero ya va a estar de pie.

Respuesta:

Rara vez obra Dios instantáneamente. De hecho, en el mismo Apocalipsis vemos los juicios sucederse poco a poco y uno a uno: Sellos, Trompetas, Truenos, Copas, destrucción de Babilonia, Harmagedón, Juicio de las Naciones, encierro de Satanás[3].

En una palabra, el día del Señor ha de comenzar cuando el Cordero tenga en sus manos el Testamento que lo hace heredero de todo y recién entonces tendrá lugar el castigo efectivo a sus enemigos, castigo que no será en un único acto sino por medio de diversas intervenciones divinas.


3 Objeción:

En I Cor. XV, 25 leemos:

“Es necesario que Él reine “hasta que ponga a todos los enemigos bajo sus pies”.

Es decir, Jesús ya está reinando en este momento, con lo cual el “hasta” se interpreta tal como lo indica la opinión de los autores citados más arriba.

Respuesta:

La objeción parte de un falso supuesto, porque en realidad ese pasaje se refiere al reino de facto durante el Milenio como se ve claramente en los versículos que preceden (23-24) cuando se habla de la resurrección primera:

“Pero cada uno por su orden: como primicia Cristo; luego los de Cristo en su Parusía; después el fin…”.

Y lo confirman los versículos que siguen (26-28):

“El último enemigo destruido será la muerte. Porque “todas las cosas las sometió bajo sus pies”. Mas cuando dice que todas las cosas están sometidas, claro es que queda exceptuado Aquél que se las sometió todas a Él. Y cuando le hayan sido sometidas todas las cosas, entonces el mismo Hijo también se someterá al que le sometió todas las cosas, para que Dios sea todo en todo”.

Este último enemigo destruido es la “primera muerte” o hades y que será aniquilado tras la resurrección final, después de lo cual el Hijo entregará todo al Padre.



[1] A quien dedicamos una larga crítica de 15 artículos en su momento. Ver AQUI.

[2] Ver lo que dijimos al respecto ACA.

[3] “El Príncipe de este mundo ya está juzgado”, dijo el Verbo eterno (Jn. XVI, 11), y sin embargo han de pasar unos 2000 años hasta que sea ejecutada la sentencia, tal como vemos al comienzo del cap. XX del Apocalipsis.