II. Evangelio según San Marcos
1.
Nombre: A veces es llamado Marcos, otras, Juan
(Hech. XIII, 13) y otras, Juan Marcos (Hech. XII, 12). Su madre se
llamaba María, probablemente era viuda, y tenía una casa grande.
2. Profesión: Era levita y siguió a Pedro desde la Ascensión hasta alrededor del año 45, cuando se fue con Pablo y Bernabé, para luego volver con Pedro el año 50; sin embargo, no fue ni apóstol ni formó parte de los 72 discípulos.
3. Citado: Ya era conocido a fines del siglo I (San Clemente) y en el siglo II (Pastor Hermas, San Ignacio, San Justino, Taciano) y también lo citan los herejes a partir del siglo I.
El Evangelio de San
Marcos es muy poco citado entre los Padres, y la razón es obvia: tiene muy
pocos versículos propios que no se encuentren en alguno de los otros
evangelios.
4. San Marcos es un judío que vive en Palestina: escribe como los semitas, con oraciones breves, proposiciones coordinadas (unión de dos o más oraciones simples) o con paralelismo; tiene palabras arameas (boanerges, talita kumi, corbán, etc.), no pocas construcciones semitas.
Conoce
bien la ley y costumbres judías (VII, 1-4), la doctrina de los fariseos y
saduceos (XII, 18), las rígidas observancias del sábado, etc.
Conoce
bien la geografía del lugar, ya que cita incluso
ciudades pequeñas; Jerusalén está muy presente a su alma, la sala donde Caifás
juzga “está muy elevada sobre el atrio” (XIV, 66); la turba debía subir
para ir al pretorio, etc.
Tampoco
ignora el latín, ya que transcribe palabras latinas (XV,
39.44-45; V, 9; VI, 27 etc.).
5. Pone por escrito la predicación de San Pedro:
a) En sus narraciones suele traer a colación las menores circunstancias y en forma muy vívida, lo cual presupone que el evangelio debió surgir cuando todavía se conservaban los recuerdos de los hechos y palabras de Cristo; además, dado que a menudo se refieren circunstancias de poca importancia, indiferentes y con vivos colores, se concluye que la fuente de nuestro Evangelio era un testigo inmediato.
b) Este evangelio tiene una relación especial con San Pedro.
- Se omiten sucesos
que serían favorables a San Pedro, como el caminar por el agua, la pesca
milagrosa de la moneda, la primera pesca milagrosa, que tuvo lugar en su barca,
seguida de la humilde oración: “Aléjate de mí Señor, porque soy un pecador”,
etc.
- Se narran
difusamente las cosas que no hablan bien de Pedro: las palabras de Pedro en
contra de la Pasión del Señor, las palabras imprudentes: “Si todos se
escandalizaran de ti, yo no”, la predicción de la triple negación; cuando
Cristo ora en Getsemaní solamente Marcos nota el reproche directo a Pedro:
“Simón, ¿duermes?”, y, por último, las negaciones de Pedro se describen con las
menores circunstancias.
- En materia
indiferente, cuando los otros evangelistas hablan en general de los apóstoles o
discípulos, San Marcos lo nombra expresamente: “Simón y los que con él
estaban” buscan a Jesús, que se había ido al desierto; Pedro observa que se
secó la higuera, etc.
6. Destinatarios: Sin ninguna duda puede concluirse que el segundo Evangelio estaba destinado en primer lugar a los romanos gentiles conversos.
Esta afirmación se
corrobora por el análisis interno del libro:
a) Que no estaba destinado a lectores judíos:
- El
A.T. no es citado muy frecuentemente.
- Jesús
nunca es llamado “Hijo de David”, sino “Hijo del hombre” o “Hijo de Dios”.
- Se
omiten muchas cosas referidas a la ley mosaica, como por ej. lo que Mateo dice en el Sermón del
Monte, o que Jesús vino principalmente para salvar a las ovejas perdidas de
Israel.
- Explica y describe las costumbres de los judíos y las
palabras arameas.
b) Que estaba destinado a romanos:
- Palabras
latinas (ver punto n. 4).
- Explica
el valor de la moneda judía según la moneda de los romanos (XII, 43).
- Al
hablar del Cireneo, agrega: “es el padre de Alejandro y Rufo”, mostrando que son personas conocidas a los
lectores. De hecho, San Pablo habla de un Rufo en la epístola a los Romanos
(XVI, 13).
7. Finalidad: Es la misma que tenía San Pedro al predicarle a los romanos: que Jesús era realmente el Señor de todas las cosas, a quien los mismos demonios (los dioses de los paganos) se le sometían, es decir, que Jesús era el verdadero Hijo de Dios.
Abundan en Marcos los milagros, sobre todo, la expulsión
de demonios y las curaciones, y es muy parco en discursos: las parábolas y el discurso Parusíaco.
8. Lengua: Todos coinciden que fue escrito en griego, que era la lengua primitiva de la Iglesia romana; sin embargo, se trata de un griego pobre y rudo, donde repite las mismas frases y cuadros.
9. Fecha de composición: Varían los autores entre los años 43 y 62.
En lo personal, me
inclino entre 43-45.
10. Plan general: San Marcos, que no fue ni Apóstol, ni discípulo de Cristo y tampoco parece haber sido una persona de grandes dotes intelectuales, lo que hizo fue poner por escrito el evangelio predicado por San Pedro a los romanos, a instancias de los mismos romanos, que querían tener por escrito la prédica de San Pedro.
Por lo general, es
el más rico en detalles, el más pintoresco, el más concreto, y esto se debe
seguramente a San Pedro que, como buen pescador, era un gran observador. La
narración es viva, describe a las personas, sus gestos, sus miradas.
El esquema de este evangelio es el mismo que traza San Pedro a Cornelio, tal como vimos más arriba (Hech. X):
34. Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: “En
verdad conozco que Dios no hace acepción de personas,
35. sino que en todo pueblo le es acepto el que
le teme y obra justicia.
36. Dios envió su palabra a los hijos de
Israel, anunciándoles la paz por Jesucristo, el cual es el Señor de todos.
37. Vosotros no ignoráis las cosas que han
acontecido en toda la Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo
predicado por Juan:
38. cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y
poder a Jesús de Nazaret (bautismo), el cual iba de lugar en lugar, haciendo
el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba
con Él.
39. Nosotros somos testigos de todas las cosas
que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén (ese Jesús), a quien
también dieron muerte colgándolo de un madero;
40. pero Dios le resucitó al tercer día y le
dio que se mostrase manifiesto,
41. no a todo el pueblo, sino a nosotros los
testigos predestinados por Dios, los que hemos comido y bebido con Él después
de su resurrección de entre los muertos.
42. Él nos mandó predicar al pueblo y dar
testimonio de que Éste es Aquel que ha sido destinado por Dios a ser juez de
los vivos y de los muertos”.
Es decir: Prédica del Bautista, bautismo de Cristo en la Judea, luego parte para Galilea y allí enseña y obra muchos milagros (se señalan sobre todo las posesiones), y luego viaje a Jerusalén, entrada triunfal, Pasión, muerte, etc.
En conclusión: puesto que no fue testigo ocular, no pudo agregar nada de su cosecha (como
hizo San Mateo), y como no era alguien ni curioso por conocer más cosas, ni muy
versado, tampoco se preocupó por averiguar más cosas y agregarlas (como veremos
que hizo San Lucas). De ahí que su evangelio esté en “estado puro”, por decirlo
de alguna manera.