martes, 3 de diciembre de 2024

La Armonía entre la Iglesia y la Sinagoga, vol. II (Reseña)

La Armonía entre la Iglesia y la Sinagoga, vol. II (Reseña),

por el Caballero P. L. B. Drach, Rabino converso;

Alfa Ediciones - CJ Ediciones, 2024

 


Algo más de un año después de ver a luz el primer tomo (ver la reseña AQUI), ya está disponible la segunda y última parte de esta monumental obra escrita por Paul Drach, el famoso rabino converso, de quien hemos publicado también otras reseñas (AQUI y AQUI) y varias secciones (AQUI).

La tesis central del Autor, a través de sus páginas, y que desarrolla con una asombrosa erudición, es que la antigua Sinagoga siempre conoció, sobre todo por Tradición, los dos principales dogmas del catolicismo: la Santísima Trinidad y la Encarnación del Verbo.

Habiendo dedicado el primer tomo al primero de los dogmas mencionados, toda su atención se centra en esta segunda parte en la Encarnación del Hijo de Dios.

El libro se abre con una extensa instrucción sobre la Cábala donde deshace los prejuicios que tan a menudo se leen sobre ella.

Después de darnos el sentido etimológico y el triple sentido que los judíos dan al término cábala (y que es ocasión de no pocos malentendidos), hace una distinción tan básica como necesaria:

 

Hay que distinguir dos partes de la ciencia cabalística.

1. La Cábala verdadera y sin mezcla, que se enseñaba en la antigua Sinagoga y cuyo carácter es francamente cristiano, como veremos más adelante.

2. La falsa Cábala, llena de ridículas supersticiones, y que además trata de magia, teúrgia y goeticismo; en una palabra, tal como se ha convertido en manos de los doctores cabalistas de la Sinagoga infiel, que se ha divorciado de sus propios principios.

Bonfrère y Sixto de Siena, así como un gran número de otros escritores de gran mérito, hacen esta distinción entre la Cábala buena y la mala: Corpzovio, Pfeiffer, Wolf, Glassio, Walther, Cuneo, Buddeo, etc.”.

 

Y luego la distingue del Talmud para indicarnos que la cábala nos da el sentido místico de los textos bíblicos, algo así como la teología espiritual nuestra.

Según la tradición hebrea, quien puso por escrito los 70 libros no fue otro más que Esdras, si bien no todos han llegado hasta nosotros, y lo que es no menos cierto, tras la aparición del cristianismo, se le agregaron blasfemias contra Nuestro Señor y su santa Iglesia.