Lo
que sí vamos a citar, ya para ir terminando, son dos ejemplos que creemos son
más bien importantes, aunque por títulos diversos.
El
primero lo encontramos en pág. 319 y es, si no nos equivocamos, la única vez
donde los traductores dan el original.
La traducción, que cita a Ribera, dice así:
“Y las almas
de los degollados. Vio a todos los santos, pero recordó especialmente a
aquellos que fueron muertos por Cristo, para que a los futuros cristianos
principalmente a aquellos que han de vencer en los últimos tiempos les anime a
luchar por la gloria de Cristo. Así pues, Y las almas de los degollados, está dicho como si dijera: Y
especialmente las almas de los degollados, como Marcos al final dice a sus
discípulos y Pedro”.
Lo
cual no se entiende mucho, y es por eso que al pie de página agregan esta nota:
“N.T. El texto latin (sic) dice: “Et peculiariter
animas decollatorum, ut Marc. (sic) ultimo, dicite discipulis ejus et Petro
(sic)”; parece referirse a algún texto de San Marcos y de San Pedro” (sic!).
¡Ay!
El
argumento es el siguiente: según Ribera, la sentencia “y las almas de los
degollados” incluye a todos los santos y no sólo a los mártires, pero los
nombra solamente a ellos para darle más fuerzas a los que tengan que enfrentar
en los últimos tiempos al Anticristo. Ahora bien, de la misma manera que
aquí San Juan enfatizaría los mártires, así hizo San Marcos en su último capítulo
(que eso significa “Mar. ultimo”) cuando dice:
vv.
6-8: “Mas él les dijo: “No tengáis miedo. A Jesús buscáis,
el Nazareno crucificado; resucitó, no está aquí. Ved el lugar donde lo habían
puesto. Pero id a decir a los discípulos de Él y a Pedro: va delante de vosotros
a la Galilea; allí lo veréis, como os dijo”.
Es
decir, no es que San Pedro no sea discípulo, sino que es como si el ángel
dijera: “decid a los discípulos y especialmente
a Pedro”, pues, como indica Straubinger:
“Menciona especialmente a Pedro, como para indicar que le han sido perdonadas sus negaciones”.
Cuántos
ejemplos más como este tendremos es imposible saber, pero lo que sí conocemos
es la existencia de un grave error.
En
página 223 leemos:
“Así interpreta el sentido el intérprete racionalista
Knabenbauer:
“Soportó el castigo de los pecados satisfaciendo a
la justicia divina nuestra salvación…”.
Ahora
bien, cualquiera que conozca un mínimo de exégesis sabe al punto que
Knabenbauer es uno de los exégetas católicos más reconocidos y respetados y el
mero sensus catholicus le dice a uno
que el P. Rovira no pudo haber escrito semejante barbaridad y que cuando se
habla de racionalismo el nombre
propio Knabenbauer no corresponde, y
que si se nombra a Knabenbauer
entonces el adjetivo racionalista no
se le puede aplicar.
Pero
claro, basta ir al original para descubrir el error:
“Sensum ita effert Kn. interpres rationalista: ad nostram salutem tulit poenam
peccatorum divinae iustitiae satisfaciens…”.
Lo primero que debió haberles
llamado la atención a los traductores es que la frase que tradujeron “Así
interpreta el sentido el intérprete racionalista Knabenbauer” no son palabras de Rovira sino de… ¡Knabenbauer!
Lo
segundo, es que el original no dice “Knabenbauer” sino “Kn.”
¿Quién es Kn?, se preguntará el lector. Pues bien, bastará ir al comienzo del
comentario de Knabenbauer a Isaías para ver, en la introducción, la lista de
autores, y allí encontraremos a nuestro Kn.
en la página 26 con estas palabras:
“Kn.*
= Aug. Knobel”.
Donde
* indica que se trata de un autor no católico.
Urge pues, corregir
este serio error en futuras ediciones.
***
Sin
dudas que esta última parte no ha sido muy agradable, pero hemos creído
importante señalar estos defectos porque se trata de un muy buen libro que
merece algo mejor, sobre todo tratándose de un gran escriturista como el P.
Rovira, desarrollando magistralmente un tema tan controvertido.
Además,
no hay que perder de vista que tanto el autor como los lectores tienen estricto derecho a una traducción al menos sustancialmente conforme con el
original.
Esperemos
que algún día podamos ver publicado, aunque más no sea en internet, el original
latino, pero mientras tanto deberemos conformarnos con lo que tenemos.
Esperamos
también que estas advertencias sean útiles en caso que haya una segunda
edición.
Y
esperamos, por último, que estas críticas puedan servir de algo a la hora de la
publicación del segundo volumen, que expectantes
expectamus.
Vale!