b) Batallas: VI-XII
Capitulo VI
Toma de Jericó
Llegamos por fin al
capítulo VI, donde se narra la toma de Jericó, que tiene un montón de cosas
raras: la forma en que es conquistado Jericó es totalmente bizarra. Cuando
en la Biblia hay algo raro, casi seguro que es señal de que hay “algo más”.
La historia es la siguiente:
Dios le pidió a Josué que
durante seis días diera una vuelta a la ciudad de Jericó junto con todos
los soldados y los sacerdotes, los cuales tenían que ir tocando las
trompetas delante del arca. Y al séptimo día, tenían que hacer lo
mismo, pero siete veces y cuando terminaran, entonces todo el pueblo
tenía que gritar.
Los judíos hicieron
exactamente eso, y entonces las murallas de Jericó cayeron, los soldados
entraron y mataron a todo ser vivo que había ahí, excepto Rahab y los que
estaban con ella en su casa.
Luego, todo el oro y las
cosas de valor quedó para Dios, o sea para el culto, y a todo lo demás se le
prendió fuego.
***
1) Empecemos por Rahab, a quien habíamos dejado más arriba y veamos su aplicación a los últimos tiempos.
Tras la caída de los
muros, vemos 3 sucesos: primero, los soldados entran y matan a todos los
hombres, mujeres y bestias; luego Rahab sale de Jericó, y por último prendieron
fuego a la ciudad, no sin antes haber sacado el oro, plata, etc. dedicado a la
casa de Dios.
Rahab con toda su familia es sacada de Jericó antes que es
prendida fuego… y esto es un eco de lo que leemos en el
Apocalipsis:
XVIII, 3: “Salid, pueblo mío, de ella para que no
participes de sus pecados y de sus plagas no recibas”.
Otra coincidencia más.
No hay que olvidar que
Dios le había dicho a Abraham cuando le prometió la tierra:
Gen.
XV, 13-16: “Ten por cierto que
tus descendientes vivirán como extranjeros en una tierra no suya, donde serán
reducidos a servidumbre y oprimidos durante cuatrocientos años. Mas la nación a
la cual han de servir, Yo la juzgaré; y después saldrán con grandes riquezas.
Tú (entretanto) irás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena
ancianidad. Mas a la cuarta generación volverán acá; porque hasta el presente la maldad de los amorreos no ha llegado a su
colmo.”
Es decir, Dios no había
castigado a los amorreos (uno de los pueblos principales en Canaán) porque su pecado
no había llegado al colmo, y puesto que ahora los castiga, quiere decir que el
pecado ya había llegado al colmo.
¿Y qué dice el
Apocalipsis inmediatamente después del versículo que acabamos de citar?
4. Y oí otra voz del cielo que decía: “Salid,
pueblo mío, de ella para que no participes de sus pecados y de sus plagas no
recibas”.
5. Pues
se han conglutinado sus pecados hasta el cielo, y ha recordado Dios sus
iniquidades.
Vemos, pues, la misma
imagen. La razón de la destrucción de Babilonia y Jericó es la misma.
Es importante señalar
la importancia de Rahab en la historia Bíblica. Rahab se casó con Salmón, príncipe de Judá, y tuvieron un
hijo llamado Booz que se unirá con
Ruth, la moabita, como leemos en su precioso librito, los cuales a su vez
dieron a luz a Obed, el cual dio a
luz a Isaí, el cual, a su vez, tuvo
varios hijos, el más pequeño de los cuales resultó ser el más conocido de los
reyes de Israel: David, del cual
nacerá Nuestro Señor Jesucristo.
Es decir, Rahab era la
tátara-abuela del rey David.
2) 7 Sacerdotes tocan 7 trompetas: esto, claro está, nos lleva a uno de los septenarios del Apocalipsis: las 7 trompetas. Pero, así como la séptima trompeta abre las 7 copas, las trompetas de los 6 primeros días corresponden a las 6 primeras trompetas y las 7 trompetas del séptimo día corresponden a la séptima trompeta, es decir, a las 7 copas. Cada vuelta a la ciudad es una trompeta/copa.-
3) Llevan el Arca: Curiosamente, el Arca aparece en el Apoc. después del toque de la séptima Trompeta, que va a dar lugar al juicio de las 7 Copas, con el cual va a ser destruido Babilonia:
“Y se abrió el santuario de Dios, el que (está)
en el cielo, y se vio el arca de su
alianza en su santuario, y hubo relámpagos y voces y truenos y terremoto y
granizo grande” (Apoc. XI, 19; ver XV, 5)
4) La trompeta
que tocan los sacerdotes era una trompeta muy especial que se tocaba solamente
para anunciar el año jubilar. ¿Qué
era el año jubilar?
Los judíos tenían lo que
se llama el año sabático donde cada 7 años la tierra debía descansar, o
sea que no se la trabajaba, y los siervos israelitas quedaban libres. Ahora
bien, después de 7 años sabáticos (49 años), venía el año jubilar
que era el 50º. En ese año se tocaban las trompetas para anunciarlo y, por
segundo año consecutivo la tierra descansaba, y sucedía que todos, judíos o no,
quedaban libres y la tierra volvía a su antiguo propietario. Es decir,
técnicamente uno no podía vender su
tierra a otro, lo máximo que podía hacer era arrendarla por un máximo de 49
años.
Steinmueller: “El año jubilar
es un tipo de la «restauración de
todas las cosas» (Hech. III, 21) al fin
del mundo, cuando los hijos de Dios
recibirán su herencia entera y la libertad completa”.
Lo importante acá es que,
con el toque de estas Trompetas, lo que nos quiere decir Dios es que era un
año jubilar, y así, la tierra volvía a su antiguo poseedor, y como Dios le
había dado a Abraham la tierra, se sigue lógicamente, que Dios lo único que
está haciendo acá es devolver la
tierra a los judíos. La tierra es de ellos y la recuperan por ser año
jubilar.
La imagen es clara: así
como Israel recupera en el año jubilar la tierra, lo mismo va a hacer
Nuestro Señor cuando recupere la tierra que su Padre le prometió en herencia,
tal como leemos en el Salmo:
Sal. II, 7-10: “¡Yo
promulgaré ese decreto de Jehová! Él me ha dicho: “Tú eres mi Hijo, Yo mismo te
he engendrado en este día. Pídeme y te
daré en herencia las naciones, y en posesión tuya los confines de la tierra.
Con cetro de hierro los gobernarás, los harás pedazos como a un vaso de
alfarero”.
5) En cuarto lugar, tenemos el grito que dan los judíos:
Jos. VI, 16: “Y cuando a la séptima vez los sacerdotes tocaron
las trompetas, dijo Josué al pueblo: “¡Gritad,
pues Jehová os ha entregado la ciudad!”.
Este es un grito de
alegría, como dicen los autores, y ¡oh sorpresa! ¿Qué leemos en el Apocalipsis
tras la caída de Babilonia?
Apoc. XVIII, 20 – XIX, 8:
“¡Alégrate sobre ella, cielo y los
santos y los apóstoles y los profetas, pues ha juzgado Dios vuestro juicio
contra ella! Y alzó un ángel fuerte una piedra como un molino grande, y (la) arrojó al mar, diciendo: “Así con
ímpetu será arrojada Babilonia, la gran ciudad y no será hallada ya. Y voz de
citaristas y músicos y flautistas y trompetistas no se oirá en tí ya y ningún
artífice de arte se hallará en ti ya y voz de molino no se oirá en tí ya y luz
de lámpara no alumbrará en tí ya y voz de esposo y esposa no se oirá en tí ya
(…) Después
de esto oí como voz grande de multitud copiosa en el cielo que decían:
“¡Aleluya! La salud y la gloria y el poder de nuestro Dios; porque
verdaderos y justos (son) sus
juicios, porque ha juzgado a la ramera, la grande, que corrompía la tierra con
su fornicación y ha vengado la sangre de sus siervos, de su mano”. Y segunda vez dijeron: “¡Aleluya! (…) Y
oí como voz de multitud copiosa y
como voz de aguas muchas y como voz de truenos fuertes que decían: “¡Aleluya! Porque ha reinado Jehová, el
Dios nuestro, el Todopoderoso. Regocijémonos
y exultemos y le daremos la gloria, porque ha llegado la boda del Cordero
y su mujer se ha preparado”.
Vemos cómo se contrapone
la tristeza de Babilonia con la alegría de los santos que festeja la caída de
Babilonia, así como Israel festeja la caída de Jericó.
6) Por último, ¿qué hacen con la ciudad? La prenden fuego.
Apoc. XVII, 15-18: “Y me dice: “Las aguas que viste, donde la ramera
está sentada, pueblos y multitudes son y naciones y lenguas”. Y los diez
cuernos que viste y la Bestia, éstos odiarán a la ramera y desierta la harán y
desnuda; y sus carnes comerán y a ella incendiarán
con fuego”.
Apoc. XVIII, 6-9: “Retribuidle como también
ella retribuyó y doblad el doble según sus obras; en el cáliz que mezcló,
mezcladle doblado (…) en un día vendrán sus plagas: muerte y luto y hambre y con fuego será incendiada, porque
fuerte (es) Jehová Dios, el que la ha juzgado. Y llorarán y harán luto por ella los reyes de la
tierra, los que con ella fornicaron y vivieron en el lujo, cuando vean el humo de su incendio”.