jueves, 21 de febrero de 2019

Algunas Notas a Apocalipsis VI, 1


Capítulo VI

1. Y ví cuando abrió el Cordero uno de los siete sellos y oí uno de los cuatro Vivientes que decía, como con voz de trueno: “Ven”.

Notas Lingüísticas:

Abel: "En lugar de ὅτι (que, porque) se emplea a veces ὅτε (cuando) como para llamar la atención más sobre el momento de la acción que sobre la acción misma".

Zerwick: “μίαν: aquí = primero. Cfr. Mt. XXVIII, 1 que en efecto es seguido por τὴν δευτέραν en el v. 3”.


Comentario:

Zerwick: "Ἔρχου (ven): parecería referirse no al vate sino al evento, pues se repite cuatro veces".

El primer Viviente es el León, según IV, 7.

Lo mismo dicen la mayoría de los intérpretes.

Straubinger: “Vi cuando el Cordero abrió: así se dice también en la apertura del sexto sello, a diferencia de los demás (cfr. v. 12 y nota). Charles ha mostrado que la sucesión de los sellos corresponde a las de las señales del fin en el pequeño apocalipsis sinóptico de Mc. XIII, Mt. XXIV y Lc. XXI”.
                
Straubinger: “Ven: este llamado, que en el original no está seguido por las palabras: y verás (como en la Vulgata), no se dirige a Juan sino al primero de los cuatro jinetes, como una orden de ponerse en marcha, del mismo modo que en los vv. 3, 5 y 7”.

San Victorino, después de explicar el primer sello como la predicación triunfante del Evangelio, dice: “los tres jinetes restantes: guerras, hambre y pestes significan claramente lo profetizado por Nuestro Señor en el Evangelio”.

Wikenhauser: “Las cuatro primeras visiones (…) representan un grupo homogéneo de plagas. El modelo de los cuatro caballos, de colores diferentes, se halla en las visiones nocturnas de Zacarías (I, 18 ss; VI, 1 ss). Sin embargo, el contenido de las visiones de Juan tiene poco que ver con las del profeta. Los cuatro jinetes desencadenan sobre los habitantes de la tierra plagas espantosas, las mismas que Jesús, en el discurso escatológico, designa como “el comienzo de los dolores” (Mt. XXIV, 8): la guerra, el hambre, la peste, que son los azotes principales en los tiempos de calamidad y fueron en otro tiempo objeto de las amenazas de los profetas (espada, hambre y peste)[1]”.

Gelin: “… Es cierto que Allo y Loisy, ven en el primer jinete “un hecho feliz, el hecho cristiano”, “el curso victorioso del Evangelio a través del mundo”. Beda ha incluso identificado este jinete con el Verbo de XIX, 11 ss. Pero parece inverosímil que, en los tres septenarios del libro, un solo elemento sea heterogéneo. Además, los cuatro jinetes dependen de los cuatro carros de Zacarías VI, que simbolizan plagas. Mucho mejor ha mostrado Charles que la sucesión de los sellos corresponde a los signos del fin en el pequeño apocalipsis sinóptico”.

Fillion: “Como con voz de trueno. La voz de los otros tres probablemente no fue menos estridente, aunque no se repite en ellos este detalle”.

Fillion: "Los cuatro primeros sellos constituyen un grupo aparte, como lo muestran ciertas fórmulas idénticas del recitado, el rol especial que los Vivientes desempeñan en este pasaje, y diversas personificaciones que no encontraremos en los otros tres últimos sellos".



[1] Ez. VI, 11 s; VII, 15; XII, 16; Jer. XIV, 12; XV, 2; XXI, 7.9, etc.

Notar que en Jer. XIV, 10 ss, XXVII, 8 ss y XXIX, 15 ss se habla incluso de los falsos profetas.