Capítulo XXI
1. Y vi cielo nuevo y tierra nueva; en efecto, el primer cielo y la
primera tierra se fueron y el mar no es ya.
Concordancias:
Οὐρανὸν καινὸν καὶ γῆν καινήν
(un cielo nuevo y una tierra nueva):
cfr. II Ped. III, 13.
Ἀπῆλθαν (se fueron): cfr. Apoc. X, 1.9; XI, 14; XII, 17; XVI, 1; XVIII, 14; XXI, 4.
Θάλασσα (mar): cfr. Apoc. VII, 1-3; VIII, 8-9; X, 2.5.8; XII, 12.17; XIII, 1; XVI, 3; XVIII, 21; XX, 13 (?). Ver Apoc. IV, 6; V, 13; X, 6 XIV, 7; XV, 2; XVIII, 17.19; XX, 8.
Comentario:
El mar ¿es el Éufrates o se debe entender literalmente? Parece que es literalmente ya que se nombra junto a “el cielo y la tierra”. Si esto es así entonces podría explicarse por la unión de los continentes, tal como sucedió antes del diluvio o por un cambio accidental.
Straubinger: “Habían pasado en XX, 11, sin duda junto con el mar, como aquí vemos. No se dice que esto sucediese mediante el fuego de XX, 9, sino que "huyeron" ante la faz de Dios (XX, 11). También se habla de fuego en I Cor. III, 13 y en II Pedro III, 12 (cf. notas), pero rodeado de circunstancias que no es fácil combinar con las que aquí vemos. Por ello parece que hemos de ser muy parcos en imaginar soluciones, que pueden ser caprichosas, en estos misterios que ignoramos (cf. XX, 11 y nota). Aquí, como observa Gelin, aparece a la vista de los elegidos "un cuadro nuevo y definitivo", por lo cual parecería tratarse ya de lo que San Pablo nos hace vislumbrar en I Cor. XV, 24.28”.
Straubinger: “Cielo nuevo y tierra nueva se anuncian también en Is. LXV, 17 ss. como en LXVI, 22 (cf. notas); pero allí aún se habla de algún muerto, y de edificar casas y de otros elementos, que aquí no se conciben[1] y que Fillion atribuye a "la edad de oro mesiánica" y Le Hir llama retorno a la inocencia primitiva (cf. Is. XI, 6 ss; Ez. XXXIV, 25; Zac. XIV, 9 ss.; Mat. XIX, 28; Hech. III, 21; Rom. VIII, 19 ss.; etc.)”.
Allo: “Cielo nuevo y tierra nueva”, la “palingenesia” de Mt. XIX, 28; para esta renovación del mundo, ver Is. LXV, 17; LXVI, 22 (…) la idea y los términos de II Ped. III, 13 corresponden absolutamente a los del Apocalipsis y el sentido profundo está expresado en Rom. VIII, 20-22: la misma creación será librada del reino de la corrupción e inestabilidad”.
Allo: “La escatología de este pasaje es, en un sentido, una repetición del Génesis, lo que se verá más manifiesto aún en la tercera parte del libro. El mar desapareció, pues era el emblema de las agitaciones de la vida presente (And.), o “un vestigio del caos” (Calmes). Swete nota con mucha delicadeza que, para Juan, el exiliado de Patmos, el mar es “lo que separa”.
Alápide: “Aquí se dice (que el mar) no es, es decir, no será, tal como fue el antiguo y pasado, a saber espeso, con mezcla y agitado, borrascoso, todo el tiempo agitado por las olas, elevándose continuamente con su flujo y reflujo; esta es la naturaleza y condición del mar, significado por su mismo nombre; pero habrá otro nuevo, al igual que el cielo y la tierra; junto con ellos será mudado y se hará sutil, puro, transparente, quieto, sereno, resplandeciente, de forma de no parecer ya mar, sino cristalino; lucirá y resplandecerá como el cristal (…) Así, pues, del hecho de que aquí se dice “el cielo se fue” no es lícito (como hace la mayoría) concluir: por lo tanto, el cielo perecerá en cuanto a la substancia, la materia y la forma; sino que sólo es lícito concluir: el cielo perecerá en cuanto a las cualidades y condiciones presentes, y adquirirá unas nuevas y mejores; así, pues, se ha de concluir con respecto al mar”.
Gagneus: “Y el mar no existe más: no hay que creer que dejará de existir el elemento agua, sino que el mismo mar dejará tal vez de ser mar, esto es, amargo, térreo y salado, y entonces volverá a la perfección del agua pura”.
Iglesias: “Cfr. XX, 11. Según la revelación bíblica, la creación está asociada al destino del hombre: primero en el pecado (Gén. III, 17-18), luego en la redención; finalmente, en la venida gloriosa del Señor, con la gloria y transfiguración corporal de los resucitados”.
Iglesias: “No existía: El mar tuvo siempre para los israelitas una significación negativa: lugar de potencias y monstruos abismales (cfr. XIII, 1), conservaba algo del “caos” de Gén. I, 2”.
San Ireneo: “Los nuevos cielos y tierra corresponden al nuevo hombre, cuya renovación se ha completado ahora con la Resurrección”.
Biblia de Vence: “Es decir, nuevos por sus formas y cualidades, pero no por su substancia”.
Andrés de Cesarea: “Y vi cielo nuevo: no significa que la creatura va a ser destruida sino renovada para mejor, tal como dice el Apóstol (Rom. VIII, 21): “la creación misma será libertada de la servidumbre de la corrupción para (participar de) la libertad de la gloria de los hijos de Dios”, y el divino Salmista (CI, 27): “Tú los mudarás como quien cambia de vestido, y quedarán cambiados”.
Ribera: “Y el mar no es ya: el mar no va a perecer según la substancia, sino que va a ser renovado de la misma manera de forma que tenga una figura mucho más hermosa”.
Bonsirven: “Cielo nuevo y tierra nueva: Los comentaristas antiguos lo entienden de una renovación, no de una destrucción y, de hecho, todavía encontramos una tierra sobre la que baja la nueva Jerusalén”.
Bonsirven: “El mar no es ya: ¿Por qué ya no hay mar? ¿Es concebido como una potencia enemiga, en connivencia con el abismo infernal? ¿Es el equivalente de las aguas, es decir, de las naciones enemigas sobre las que está sentada la gran prostituta? (XVII, 15). ¿O es más bien una mera imagen del mundo nuevo del que habrá desaparecido todo lo que separa, como los océanos peligrosos para atravesarlos?”.
Strack-Billerbeck: “Hay dos opiniones diferentes en los Pseudepígrafos sobre el fin del mundo.
Los
representantes de la primera opinión rechazan el fin del mundo en el
sentido propio de la palabra; simplemente lo entienden como la
destrucción de la vida en la tierra, que es el resultado del pecado humano y
por el cual toda la creación es sacudida. En consecuencia, la renovación
del mundo significa un renacimiento del viejo mundo a la nueva vida, una
transformación que transfigura el viejo mundo, que tiene como requisito previo
la limpieza de la tierra de todo pecado. La expresión "nueva
creación", Jubil 1, 29; 4, 26 es, entonces, equivalente a creación
transformada = transfigurada, y la expresión "nuevo mundo",
Apoc. Bar 44, 12, tanto como mundo transformado = transfigurado, si no
se prefiere (probablemente, más correctamente) entender por el "nuevo
mundo" el nuevo eón = el Olam ha-ba.
Los
representantes de la otra opinión reconocen una caída del mundo en el
sentido propio de la palabra y entienden por ella o bien un retroceso del mundo
al silencio primordial del caos de la creación, sea por un tiempo más corto o
más largo, o bien una aniquilación completa del mundo, que es provocada por un
tremendo incendio mundial. Según esta opinión, la renovación del mundo
significa o bien la transformación de la masa caótica del viejo mundo en un
nuevo mundo, o la creación completamente nueva de un nuevo cielo y una
nueva tierra. Así, "nueva creación", Hen. LXXII, 1 =
creación traída a la existencia completamente de nuevo, y "nuevo
cielo", Hen. XCI, 16 = cielo creado completamente de nuevo”.
Strack-Billerbeck: “B. Literatura rabínica.
Lo mismo ocurre con la
literatura rabínica. Algunos maestros rechazan la destrucción del mundo;
entienden entonces por renovación del mundo una re-hechura, una
restauración del mundo, para que vuelva a su condición original, ya que estaba
lleno de pecado y maldad a. Otros, en cambio, hablan de destrucción
del mundo y piensan en la tierra en barbecho, en su orfandad de toda la vida,
incluso en su hundimiento de nuevo en su caos inicial b. Para ellos,
la renovación del mundo significa la conducción del mundo fuera del estado de
destrucción hacia una nueva existencia pura. Otros suponen una desaparición
real del mundo y luego ven en el nuevo cielo y en la nueva tierra obras de
re-creación divina c.
a. Targ Jerus. I Deut.
XXXII, 1: Cuando se acercó el fin
del profeta Moisés, que debía partir (ser recogido) del mundo, dijo en su
corazón: No tomaré por testigos contra este pueblo, que probará la muerte en
este mundo; he aquí que tomaré por testigos contra ellos a testigos que no
probarán la muerte en este mundo, sino que su fin será ser renovados en
el mundo venidero.
Por
supuesto, esto se refiere al cielo y a la tierra (Deut. XXXII, 1); por lo
tanto, no les espera una caída, sino una renovación o restauración que los
transfigurará en el amanecer del Olam ha-ba.
Midr. Ecl. I, 4 (6 a): “Una generación se va y
otra generación viene, más la tierra es siempre la misma”, Ecl. I, 4.
R. Jehoschua b. Qarcha (c. 150) dijo: ¿No debería la Escritura haber dicho más
bien: Una tierra pasa y la otra viene, pero la raza humana permanece para
siempre... Porque ¿quién fue creado para el bien de quién? ¿La tierra fue
creada por el bien de la raza humana o la raza humana fue creada por el bien de
la tierra? La tierra fue creada por el bien de la raza humana. (Por lo tanto,
la raza humana debe permanecer eternamente como lo realmente previsto y por lo
tanto más importante, y la tierra debe pasar como el medio para un fin y por lo
tanto menos importante). Pero como la raza humana no permaneció en los
preceptos de Dios, se extingue, y como la tierra permaneció en los estatutos de
Dios, no se extingue.
(…)
Qaddish de-Rabbanan: Glorificado y santificado sea su gran nombre, que renovará el mundo y resucitará a los muertos.
(…)
Targ Jer. XXIII, 23: Yo, Dios, he creado el mundo desde el principio; yo, Dios, un día renovaré el mundo para los justos.
Targ Miq. VII, 14: Guía a tu pueblo por tu Memra, el pueblo de tu
posesión, en el mundo que un día será renovado.
Targ Hab. III, 2: Harás conocer tu poder en los años en que has
prometido renovar el mundo, para vengarte de los impíos que han transgredido tu
palabra; pero de los justos que hacen tu voluntad te acordarás con compasión.
(…)
Targ. Jerus. I, Deut. XXXII, 1 ver al principio. - En sentido amplio, el cielo nuevo y la tierra nueva de Is. LXVI, 22 pueden ser también un cielo y una tierra renovados, es decir, un cielo y una tierra sin carencias ni defectos…
b. Sanh 97 ab: Rab Qattina (c. 270) dijo: 6000 años existirá el mundo y 1000 años será destruido nnn, pues está escrito: Sólo Jehová estará exaltado en aquel día, Is. II, 11 (y 1 día de Dios es, según el Sal. XC, 4 = 1000 años).
Abaje († 388/39) dijo: 2000 años
será destruido, pues está dicho: Nos devolverá la vida
después de dos días, Os. VI, 2 (y 2 días de Dios son 2000 años).
Una Baraíta concuerda con
la opinión de Rab Qattina: Como el séptimo año es un año de barbecho, un año en
siete años, así el mundo estará en barbecho 1000 años nnn en 7000 años, ver Is.
II, 11 (como arriba), y además dice: Cántico.
Para el día del sábado, Sal. XCII, 1, al día que es todo reposo
(descanso), y además dice: Así como mil años son a tus
ojos lo que el día de ayer, Sal. XC, 4. (Así el
"día de reposo" Sal. XCII, 1 el gran descanso mundial de 1000 años,
en la que la tierra yace en barbecho, desprovista de toda vida).
(…)
Seder ElijR 2 (6,31): “Todos están escritos en tu libro; los días estaban determinados, Sal. CXXXIX, 16. Esto significa el séptimo día (= 7º milenio) del mundo. Porque este mundo consta de 6000 años: 2000 de los cuales gobierna el Tohu (es decir, el tiempo sin Torá), 2000 la Torá y 2000 el Mesías… Y así como nosotros mantenemos un año de barbecho en siete años, así Dios preparará un año de barbecho para el mundo, por un día, que son 1000 años (ver Sal. XC, 4 como arriba). Dice, además: “Será único ese día que (sólo) conoce Jehová; no será ni día ni noche (es decir, obscuridad como en el principio primigenio), Zac. XIV, 7. Este es el séptimo día del mundo (el gran Shabat mundial). “Pero sucederá que a la hora de la tarde (este 7º día) habrá luz”, Zac. XIV, 7, que es el mundo por venir (el Olam ha-ba, que comienza después de la expiración del 7º milenio). Dice: Cada vez que llegue el sábado, en ese sábado (= Olam ha-ba) toda carne vendrá a adorar, Is. LXVI, 23 (por lo que el pasaje no se interpreta con respecto a los días del Mesías, sino con respecto al Olam ha-ba); y además dice Sal. XCII, 1: Cántico. Para el día del sábado (= Olam ha-ba), es decir, al eón que es todo reposo.
Midr. Sal. L § 1 (140 a): ¿De dónde creó Dios su mundo? De Sión,
como está dicho: De Sión perfeccionó la belleza (así el Midr. Sal. L, 2), es
decir, la belleza del mundo. ¿Qué significa: "Deja brillar"?,
Sal. L, 2. Hizo brillar la luz (es decir, de Sión en la creación del mundo) y cuando
destruye el mundo (nnn) comienza con Sión, ver Jer. IX, 11: Convertiré a Jerusalén en montón de ruinas; y a partir de ahí: “Todo el mundo será un yermo, Jer. IV, 27 y, además: Y la tierra será devastada a causa de sus habitantes, Miq.
VII, 13. Pero cuando Dios renueve su mundo, lo hará desde Sión, como dice:
"El monte de la casa de Jehová será establecido primero entre los
montes" (Midr. Is. II, 2).
(…)
Sanh 92ª, ver en I Cor. XV, 51 pp. 480 sig. - Midr. Sal. XXIII, § 7 (101b, 9.18): Nuestros doctores han interpretado el pasaje (a saber, Sal. XXIII, 2-6) de Israel... "Unges con bálsamo mi cabeza" se refiere al Rey, el Mesías, que es ungido con aceite de unción. "Mi copa rebosa” es la copa de la salvación, que es una copa de consuelos. "Bondad y misericordia me seguirán todos los días de mi vida" se refiere a los 1000 años (de destrucción del mundo) cuando Dios renovará su mundo (del caos). "Moraré en la casa de Jehová", en el santuario, que pronto podrá ser construido en nuestros días, ¡Amén y (otra vez) Amén!; "Por días sin fin", refiriéndose al mundo, que es todo el tiempo, a la vida en el mundo futuro (Olam ha-ba).
Midr. Sal. XLVI § 2 (136 b): “Por eso no tememos si la tierra vacila”, Sal. XLVI, 3. Los hijos de Coré (como autores del Sal. XLVI) dijeron: No temas en el día en que Dios sacuda el mundo, como está escrito: “Para que ocupe los cabos de la tierra, y sean expulsados de ellas los malhechores”, Job. XXXVIII, 13. Además se dice: “He aquí que yo creo nuevos cielos y nueva tierra”, Is. LXV, 17. ¿Y dónde estarán los justos en esa hora (cuando Dios sacuda la tierra para hacerla nueva)? Se aferrarán al trono de la gloria bajo las alas de la Shekinah, como está dicho: Los que se aferren a Jehová, su Dios, vivirán todos en ese día (así Deut. IV, 4, según el Midr.). - Una vez más, no se trata de una re-creación completa del cielo y la tierra, sino de una renovación del viejo mundo a través de la cual se produce la eliminación de todo el mal.
(…)
GnR 1 (3 a): R. Huna (c. 350) dijo en nombre de R. Eliezer b. José Ha-gelili (c. 150): Incluso aquellos de los que está escrito: “He aquí que voy a crear nuevos cielos y nueva tierra”, Is. LXV, 17, hace tiempo que fueron creados desde los seis días de la creación; esto significa Is. LXVI, 22: Así como los nuevos cielos y la nueva tierra, etc. Aquí no se dice "una nueva tierra", sino "la nueva tierra". - El artículo definido se refiere a una tierra nueva ya existente.
(…)
Jalqut Shim sobre Job, al comienzo. Sin embargo, una vez la expresión se encuentra también en un contexto escatológico. Mekh Ex. XVI, 25 (58b) R. Eleazar de Modim († c. 135) dice lo siguiente con referencia a los "seis días", Ex. XVI, 25: Si eres tan feliz como para observar el sábado, Dios te dará seis buenos regalos: la tierra de Israel, el mundo futuro nnn, el nuevo mundo nnn, la realeza de la casa de David, el sacerdocio y los levitas”.
[1] Parece que sí se refieren a los mismos
sucesos.