miércoles, 9 de marzo de 2022

Instrucción sobre el Talmud, por P. Drach, Rabino converso (IV de XIV)

 § II 

LA TRADICIÓN JUDAICA CONOCIDA POR LOS PADRES DE LA IGLESIA 

La existencia de la Deuterosin, ley oral, tradicional de la sinagoga, no era desconocida por los Padres y cristianos de los primeros siglos de la Iglesia, aunque en aquella época la Guemará aún no estaba escrita. Acabamos de ver la mención que hace de él San Hilario de Poitiers. 

San Epifanio habla extensamente de ella en varios lugares de sus doctos escritos: 

Herejía XIV, dice: 

Dositeo era muy versado en la ciencia de las tradiciones que forman las Deuterosin de los judíos”. 

Herejía XV: 

En estas tradiciones se fundan, entre los judíos, por una falsa opinión, las reglas de la sabiduría, mientras que en su mayor parte son absurdas. Sin embargo, hacen mucho caso de ellas y las ensalzan en los términos más encomiables, como pertenecientes a una doctrina excelente”. 

Vemos que San Epifanio habla en este pasaje de las tradiciones falsificadas y supuestas de los fariseos, mientras que San Hilario habla de la tradición buena y verdadera, un depósito sagrado en manos de los doctores sentados en la cátedra de Moisés. 

Herejía XXXIII: 

"Lo que los judíos llaman Deuterosin son las tradiciones de los antiguos". 

San Agustín: 

“Pero no sabe ése que, además de las Escrituras canónicas y proféticas, los judíos tienen algunas tradiciones suyas, no escritas, pero que retienen de memoria y que transmiten oralmente de generación en generación, que llaman deuterosin” (Contra Adversarium Legis et Proph. II, 1.2). 

San Jerónimo, carta a Algasia: 

"No puedo entrar en los detalles de las tradiciones de los fariseos, que hoy llaman Deuterosin y decir lo ridículas y necias que son. Su colección es demasiado grande y la mayoría de ellas alarman el pudor hasta tal punto que no podría relatarlas sin ponerme colorado". 

Un poco más adelante nos dice que los doctores judíos, para ser obedecidos, sólo tenían que decir: Es una tradición de nuestros sabios. 

De hecho, esta fórmula, muy común en el Talmud, corta toda contradicción: תנו רבנן [1]. Véanse las palabras de San Crisóstomo más arriba: Es una tradición, no preguntes más. 

En la misma carta de San Jerónimo, así como en su comentario a Ecl. IV y a Is. VIII, el santo doctor y profundo hebraísta nombra, en el orden de su sucesión, a los principales padres de la tradición judía, especialmente al rabí Akiba, a quien, siguiendo el ejemplo de algunos otros Padres de la Iglesia, llama indistintamente Akiba y Barakiba[2]. 

Esto es perfectamente coherente con el Talmud, que asigna a este rabino una gran parte de la enseñanza de la tradición. Ver Tratado Sanedrín, fol. 80 v; Yebamot, fol. 62 v. 

Finalmente, la Novela 146, dada en el vigésimo quinto año de Justiniano, en el 548 d.C., prohíbe la lectura de la Deuterosin en el servicio de la sinagoga, basado en que no forma parte de la Sagrada Escritura. Eam vero, dice, quae ab eis dicitur secunda editio, interdicimus omnimodo utpote sacris non conjunctam libris. 

Secunda editio es la traducción literal de δευτέρωσις. 

El mahometismo, esa burda imitación, casi diríamos parodia, del cristianismo y del judaísmo, también tiene su ley escrita, que es el Corán y su ley oral, que es la Sunna, Corán y Sunna, términos árabes, se parecen perfectamente a las palabras hebreas Mikrá, מקרא y Mishná, משנה y tienen con ellas raíces comunes. Ver Hottinger, De bibliothecis orientalibus, cap. 2, c, p. 163 ss; Biblioth. orient. de Herbelot, art. Sonnah; Lexic. arab. de Freytag.


 [1] No תנו חכמים, como dice la nota de la edición de Vallarsius. 

[2] San Epifanio, Haer. XV, dice positivamente que uno u otro nombre fue dado a este distinguido rabino. Estamos persuadidos de que Barakiba es sólo una alteración de Rabí Akiba, sobre todo porque en la Herejía XXXIII San Epifanio lo llama también Ῥαββὶακίβα.