lunes, 4 de octubre de 2021

Sacrorum Antistitum y el trasfondo del Juramento contra el Modernismo, por J. C. Fenton (I de V)

Sacrorum Antistitum y el trasfondo del Juramento contra el Modernismo, por J. C. Fenton 

Nota del Blog: El siguiente texto de Mons. Joseph Fenton está traducido de The American Ecclesiastical Review 143, pág. 239-260, octubre de 1960. Texto original AQUI. 

 

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El 1 de septiembre de este año se cumplió el quincuagésimo aniversario del último, y en cierto modo el más importante, de los tres principales pronunciamientos antimodernistas emitidos por la Santa Sede durante el brillante reinado de San Pío X. Este documento fue el Motu proprio Sacrorum antistitum. Los otros dos documentos fundamentales antimodernistas son, por supuesto, el decreto del Santo Oficio Lamentabili sane exitu, fechado el 3 de julio de 1907, y la encíclica Pascendi dominici gregis, publicada el 8 de septiembre de ese mismo año.

 El Sacrorum antistitum es muy conocido porque contiene el texto del famoso Juramento Antimodernista y las reglas que prescriben cuándo y quién debe prestar este Juramento. Por la enorme importancia intrínseca del Juramento en sí mismo y por su función en la vida doctrinal de la Iglesia católica, el documento papal que contiene este Juramento merece definitivamente un estudio serio por parte de la actual generación de teólogos. El Sacrorum antistitum pone de manifiesto los objetivos básicos que el santo Papa Pío X esperaba alcanzar con el Juramento. Estos objetivos, que son también los fines que San Pío X se esforzó por alcanzar mediante la redacción del Motu proprio, se expresan muy claramente en la introducción y en la conclusión de este documento. 

Dado que el texto completo del Sacrorum antistitum no es muy accesible actualmente, será útil ver una traducción de sus partes más importantes, incluyendo la introducción y la conclusión. A continuación, se presenta una traducción de la introducción de este Motu proprio. 

La introducción 

Nos parece que a ningún Obispo se le oculta que esa clase de hombres, los modernistas, cuya personalidad fue descrita en la encíclica Pascendi dominici gregis, no han dejado de maquinar para perturbar la paz de la Iglesia. Tampoco han cesado de atraerse adeptos, formando un grupo clandestino; sirviéndose de ello inyectan en las venas de la sociedad cristiana el virus de su doctrina, a base de editar libros y publicar artículos anónimos o con nombres supuestos. Al releer Nuestra carta citada y considerarla atentamente, se ve con claridad que esta deliberada astucia es obra de esos hombres que en ella describíamos, enemigos tanto más temibles cuanto que están más cercanos; abusan de su ministerio para ofrecer su alimento envenenado y sorprender a los incautos, dando una falsa doctrina en la que se encierra el compendio de todos los errores. 

Ante esta peste que se extiende por esa parcela del campo del Señor, donde deberían esperarse los frutos que más alegría tendrían que darnos, corresponde a todos los Obispos trabajar en la defensa de la fe y vigilar con suma diligencia para que la integridad del divino depósito no sufra detrimento; y a Nos corresponde en el mayor grado cumplir con el mandato de nuestro Salvador Jesucristo, que le dijo a Pedro -cuyo principado ostentamos, aunque indignos de ello-: Confirma a tus hermanos. Por este motivo, es decir, para infundir nuevas fuerzas a las almas buenas, en esta batalla que estamos manteniendo, Nos ha parecido oportuno recordar literalmente las palabras y las prescripciones de Nuestro referido documento”[1]. 

Las últimas palabras de la introducción al Sacrorum antistitum muestran que la primera sección del cuerpo de este Motu proprio es una larga cita de la parte disciplinar de la encíclica Pascendi dominici gregis. A esta cita se adjunta un apéndice, que tiene que ver con la legislación relativa a los seminarios. La segunda parte del cuerpo del texto del Sacrorum antistitum contiene el texto del Juramento Antimodernista, junto con las normas que prescriben cuándo y por quién debe prestarse el Juramento, y las demás directivas que acompañaron la orden de prestarlo. La tercera sección no es más que una declaración en latín de un texto sobre la predicación, publicado originalmente en italiano, por orden del Papa León XIII, por la Congregación de Obispos y de Regulares, el 31 de julio de 1894. 

La introducción al Sacrorum antistitum contiene algunas lecciones muy necesarias para los sacerdotes de nuestro tiempo. Además, contiene algunos recordatorios de verdades en el orden teológico e histórico, en las que hoy se insiste demasiado poco. A mi juicio, será definitivamente útil tomar conocimiento de algunas de estas verdades en este momento. 

1. Básicamente, el Sacrorum antistitum, y el Juramento Antimodernista que contiene, fueron concebidos por San Pío X como obras que debía realizar para cumplir con su propia responsabilidad, impuesta por Dios, de confirmar la fe de sus correligionarios de la Iglesia católica y de reforzar los esfuerzos de los obispos para que sus rebaños recibieran el mensaje divinamente revelado en toda su integridad y pureza. 

En aras tanto de la fidelidad a la enseñanza revelada como de la veracidad histórica, es absolutamente imperativo que nuestros sabios católicos contemporáneos tomen conocimiento de la verdad de la afirmación de San Pío X sobre su intención. En realidad, la responsabilidad que San Pío X había asumido cuando aceptó la responsabilidad del papado, exigía que tomara los medios más eficaces a su disposición para proteger la fe de los católicos. Es evidente que el mayor peligro para la fe de los miembros de la verdadera Iglesia de Jesucristo existe cuando algunos miembros de esta Iglesia enseñan de hecho, o incluso muestran simpatía por una doctrina contradictoria o incompatible con el cuerpo del dogma católico sin recibir ninguna reprimenda de aquellos a quienes Dios ha encargado y obligado a proteger la pureza y la integridad de la fe católica. San Pío X era muy consciente del hecho de que muchos católicos influyentes estaban enseñando o fomentando doctrinas erróneas opuestas al mensaje católico divinamente revelado, mucho tiempo después de que esas doctrinas erróneas hubieran sido señaladas y condenadas por la máxima autoridad docente dentro de la Iglesia. Y el santo Papa fue lo suficientemente brillante como para darse cuenta de que, a menos que tomara algún tipo de medida drástica, un gran número de católicos podría ser persuadido a imaginar que de facto la Iglesia toleraba al menos tácitamente las desviaciones doctrinales de los modernistas y sus simpatizantes. Así, orientó los severos mandatos del Sacrorum antistitum hacia la protección de la fe católica, que era su responsabilidad más importante como Vicario de Cristo en la tierra. 

Los modernistas, junto con sus simpatizantes e incautos, sostenían y siguen sosteniendo que San Pío X sobrepasó de alguna manera los límites impuestos por la prudencia y la caridad en la guerra que libró contra la herejía del Modernismo. De hecho, incluso después de que las investigaciones regulares involucradas en el proceso de su beatificación habían sido completadas, la Sagrada Congregación de Ritos consideró mejor comisionar a su sección histórica para llevar a cabo una investigación especial sobre la validez de esta afirmación particular. Esta estricta investigación, que se valió de todos los testimonios disponibles y del abundantísimo material documental pertinente a la cuestión, puso de manifiesto el hecho de que San Pío X, al publicar el Sacrorum antistitum y al tomar las demás medidas contra los modernistas y sus partidarios durante los últimos días de su pontificado, sólo había hecho lo que le pedían las exigencias de su alto cargo[2]. 

Uno de los indicios más llamativos de esto se encuentra en una conocida declaración atribuida al Papa Benedicto XV. La Disquisitio de la Sección Histórica de la Sagrada Congregación de Ritos reproduce esta declaración en una parte del testimonio ofrecido por Mons. Hoenning-O'Carroll en el curso de la investigación sobre las virtudes de Pío X celebrada en Venecia. 

En particular, sus gestiones políticas [de Pío X] con Francia y las medidas que tomó contra el Modernismo fueron atacadas como imprudentes y exageradas... Cuando el Padre Mauro Serafini tuvo una audiencia con Benedicto XV, el Papa le dijo: 

"Ahora que estoy sentado en esta cátedra, veo muy bien cuánta razón tenía Pío X. Mientras fui Sostituto en la Secretaría de Estado, e incluso mientras fui Arzobispo de Bolonia, no siempre compartí el pensamiento de Pío X, pero ahora tengo que darme cuenta de cuánta razón tenía"[3]. 

Monseñor Hoenning-O'Carroll declaró que se enteró de esta declaración del Papa Benedicto XV por Monseñor Pescini. A pesar de que este testigo en particular conoció la historia sólo de oídas, la declaración en sí parece muy bien atestiguada. Parece reflejar la mente del Papa Benedicto XV. 

En cualquier caso, hay una amplia y convincente evidencia de que el Sacrorum antistitum y los otros documentos anti-modernistas emitidos por San Pío X fueron realmente solicitados y requeridos en razón del peligro para la fe católica que había sido causado por la actividad de los modernistas, sus simpatizantes e incautos, dentro de la verdadera Iglesia de Jesucristo.


 [1] El texto latino del Sacrorum antistitum se encuentra en el Codicis iuris canonici fontes, cura Petri Cardinalis Gasparri editi (Typis polyglottis Vaticanis, 1933), III, 774-90. Esta sección en particular se encuentra en la p. 774. 

[2] La documentación y los resultados de esta investigación están contenidos en la Disquisitio circa quasdam obiectiones modum agendi Servi Dei [Pii Papae X] respicientes in Modernismi debellatione, una cum summario additionali ex officio compilato, que es el n. 77 de los documentos impresos de la Sectio historica de la Sacra Rituum Congregatio. La obra fue editada por el padre Antonelli, O.F.M. Es mencionada y utilizada bastante bien por Pierre Fernessole, en su Pie X: Essai historique (París: Lethielleux, 1953), II, 237-51. El P. Raymond Dulac lo emplea brillantemente en sus dos famosos artículos, Les devoirs du journaliste catholique selon le Bienheureux Pie X, y Simple note sur le Sodalitium Pianum, en La pensee catholique, n. 23 (1952), 68-87; 88-93. 

[3] Disquisitio, p. 127. Citado por Fernessole, op. cit., II, 249.