Nehemías |
Al analizar lo que dimos en llamar el terminus ad quem de
las LXX Semanas de Daniel (ver AQUI)
concluíamos que el año de la entrada triunfal en Jerusalén, y consiguientemente
de la muerte de Nuestro Señor, sería el 32, pero conscientes del rechazo casi
unánime de esa fecha por parte de los autores, nos apurábamos a decir:
“Obviamente es posible que algo estemos
haciendo mal, sea en la exégesis, sea en el cómputo de los años, sea en
ambos…”.
Bueno, casi sin quererlo nos encontramos con la
respuesta a nuestras dudas; respuesta bastante fácil que no vimos en su
momento y que recién más de dos años después apareció casi por casualidad.
Leyendo el interesante libro de J. Schiaparelli “La Astronomía en el
Antiguo Testamento”[1],
en una nota del cap. VIII: “El año hebraico”, decía el autor:
“Nehemías relata en sus comentarios (Neh. I,
1) que en el año vigésimo de Artajerjes,
en el mes de Kislev, supo de Hanai
el mal estado de las cosas en Jerusalén, y que después de varios incidentes, en
el mes de Nisán del mismo año vigésimo (II, 1) obtuvo de
Artajerjes el permiso de trasladarse a Judea para poner remedio a ello. Ahora
bien, es fácil ver que si se computaran los años a partir de la primavera,
empezando con Nisán, los datos de Nehemías implicarían una contradicción. Por
lo tanto, es necesario suponer que Nehemías
empezaba el año con Tischri (Sept.),
según el uso civil, así como también al año civil pertenecen los nombres que él
emplea; lo cual era muy conveniente para un oficial civil como Nehemías”.
¡Y aquí tenemos la respuesta! En I, 1, el mes de Kislev (Nov-Dic.) es el XX
de Artajerjes, y en II, 1, que
es posterior, estamos en el mes de Nisán
(Mar-Abr.), pero seguimos en el XX de
Artajerjes, aunque no en el mismo año solar. Si en I, 1 el año XX de Artajerjes es el 445 entonces en II, 1, que
sigue siendo el año XX, no puede ser sino el año 444 solar, y así
tenemos que adelantar el resto de los años en nuestro cómputo y llegamos al año
33 como el de la muerte de Nuestro Señor; siendo ésta, como se sabe, una de las
dos o tres fechas consideradas aceptables por los autores.
Es sabido que sobre este tema se han escrito
ríos de tinta y que son más, muchas más, las dudas y conjeturas que las
certezas; por otra parte, todo aquel que quiera introducirse en el tema
seguramente hará bien por empezar con el resumen, casi un clásico ya, de
Holzmeister S.I., Chronologia
vitae Christi[2].
No hay dudas que todo
esto sigue siendo una conjetura y que puede seguir habiendo errores “sea en la
exégesis, sea en el cómputo de los años, sea en ambos…”, pero lo cierto es que
parece que hemos corregido un error de lo que escribimos antes.
Sobre el interesantísimo
problema de la cronología de la Vida de Jesucristo tal vez tengamos oportunidad
de volver en otro momento, pero creemos que con lo dicho basta para esta nueva retractatio.
Vale!
[1] Espasa, 1945.
[2] Romae: sumptibus Pontificii
Instituti Biblici, 1933.
Lo de resumen
es una forma de decir: casi 250 páginas de apretados datos, citas y referencias
al pie de página donde analiza bastante exhaustivamente los principales datos
históricos, textos bíblicos e interpretaciones.