sábado, 13 de abril de 2013

El Discurso Parusíaco I


Conocido es el desconcierto de los exégetas a la hora de interpretar el llamado Discurso Parusíaco (Mt. XXIV, Mc. XIII y Lc. XXI). La diferencia principal radica en la conciliación de las diferencias que se encuentran principalmente entre Mt-Mc por un lado y Lc por el otro. Las diversas teorías se reducen básicamente a tres:

1) Todo se refiere a la ruina del Templo.

2) Todo se refiere al fin de los tiempos.

3) Parte se refiere a la destrucción de Jerusalén y parte al fin de los tiempos según la figura escriturística del typo-antitypo.

Creemos sin más que todas estas opiniones están erradas y que son incapaces de explicar las diferencias esenciales tal como se ve en Mt-Mc y Lc.
Creemos que si los exégetas se hubieran tomado la molestia de poner los discursos a dos, tres, cuatro e incluso a veces, a cinco columnas como lo hemos hecho nosotros, hubieran visto lo errado de su exégesis.
Creemos también, por último, que si hubieran intentado unificar los discursos para mostrar qué fue exactamente lo que dijo Nuestro Señor, hubieran podido apreciar la imposibilidad de semejante empresa y por consiguiente lo equivocado de su interpretación.


Siempre vimos en el Discurso Parusíaco una de las páginas más difíciles de toda la Escritura y casi habíamos desistido de comprenderla del todo en esta vida. Pero los caminos de Dios no son los nuestros y nos topamos, casi sin quererlo, con un video en Internet[1] que proponía una nueva interpretación. Si bien sólo coincidimos en las líneas generales (no en los detalles), sin embargo no tenemos la menor duda de que es la respuesta correcta.

La explicación de las diferencias era la más obvia de todas: Estamos en presencia de dos discursos diferentes.

Lo que sucedió fue lo siguiente: mientras salía del Templo uno de los discípulos le mostró a Nuestro Señor las majestuosas edificaciones ante lo cual Jesucristo respondió prediciendo su destrucción, tras lo cual uno de los discípulos le preguntó cuándo iba a suceder eso (Lc. XXI, 7) y aquí San Lucas nos trae la respuesta a esa pregunta. Lo que sucede es que Nuestro Señor pasó a hablar de la destrucción del Templo a la Parusía, uniendo ambos sucesos por una frase general sobre el tiempo de los gentiles. Al terminar ese discurso Nuestro Señor se fue al Monte de los Olivos junto con los Apóstoles y allí los cuatro discípulos de mayor confianza le interrogaron sobre su Parusía a la cual se había referido hacia el final del discurso anterior tal como está en Lc. Tanto la pregunta como la respuesta se encuentran en Mt y Mc.
He aquí, en breves palabras, la respuesta obvia, fácil y natural que explica sin ningún tipo de inconvenientes todas las diferencias.

Como breve compendio de lo dicho podemos dar el siguiente resumen:

En el caso de San Lucas tenemos:
1) Anuncio de destrucción del Templo (Lc. XXI, 6. Cfr. también Mt. XXIV, 2 y Mc. XIII, 2).

2) Pregunta sobre el tiempo y las señales de la destrucción (Lc. XXI, 7).

3) Respuesta:

a) Sucesos anteriores a la destrucción de Jerusalén pero que, sin embargo, no son signos (vers. 8-19).

b) El signo propiamente tal de la destrucción: sitio a Jerusalén por los ejércitos (vers. 20) seguido de las calamidades que le han de acaecer a los judíos, las cuales Nuestro Señor extiende hasta el cumplimiento de “el tiempo de los gentiles” (vers. 21-24).

c) De aquí pasa Nuestro Señor directamente a la Parusía (v. 25-28), seguido de la parábola de la higuera y de los otros árboles y de la exhortación a la vigilancia (vers. 29-36).

En el caso de San Marcos (y Mt) tenemos:

1) Pregunta sobre el tiempo y las señales de la Parusía (Mc. XIII, 3-4). Cfr. Lc. XXI, 25-28.

2) Respuesta:

a) Sucesos anteriores a la Parusía pero que, sin embargo, no son signos (vers. 5-13) sino tan sólo el comienzo de los dolores.

b) El signo propiamente tal de la Parusía que es la abominación de la desolación en el Lugar Santo (vers. 14-23).

c) La Parusía (vers. 24-27), seguido de la parábola de la higuera y de la exhortación a la vigilancia (vers. 28-37).

Sin dudas la similitud de ambas estructuras es lo que llevó a los exégetas a identificar ambos discursos.

Como prueba de lo dicho creo que podríamos dividir la explicación en dos grandes secciones:

I) Circunstancias que rodean la(s) pregunta(s).

II) Respuesta(s) de Nuestro Señor.

¡Pero esto será objeto de subsiguientes estudios!

Valete!






[1] El video puede verse aquí http://www.youtube.com/watch?v=iqQV7eeWkF4