martes, 30 de abril de 2013

El Discurso Parusíaco IV


3) Diferentes Preguntas.

En la primera parte buscamos probar la imposibilidad de que los Apóstoles le hayan mostrado a Nuestro Señor el Templo desde el Monte de los Olivos sino que esto, junto con la profecía de su destrucción, sucedió en el Templo mismo, y luego concluíamos que lo más natural era que la pregunta sobre las circunstancias de la destrucción del Templo haya sido formulada inmediatamente.
Luego, en la segunda parte, intentamos corroborar esta última sospecha argumentando por los términos usados por San Lucas.
Ahora buscaremos probar definitivamente el argumento principal de nuestro estudio (duplicidad de discursos) mostrando que las preguntas son distintas.

Los textos, una vez más, son los siguientes:

Mateo XXIV

1 Y saliendo Jesús del Templo íbase de allí, y sus discípulos se le acercaron para hacerle contemplar las edificaciones del Templo.
2 Entonces El les respondió y dijo: "¿No veis todo esto? En verdad, os digo, no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada."
3 Estando sentado en el Monte de los Olivos, se acercaron a él sus discípulos en particular, y le dijeron: "Dinos ¿cuándo será esto, y cuál será la señal de tu parusía y de la consumación del siglo?”

Marcos XIII

1 Y cuando El salía del Templo, uno de sus discípulos le dijo: "¡Maestro, mira! ¡Qué piedras y qué edificios!”
2 Y Jesús le respondió: "¿Veis estas grandes construcciones? Ciertamente no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada."
3 Y cuando estaba sentado en el Monte de los Olivos, frente al Templo, Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron aparte:
4 "Dinos ¿cuándo será esto? Y al estar esas cosas a punto de consumarse todas ¿cuál será la señal?".

Lucas XXI

5 Y como algunos, hablando del Templo, dijesen que estaba adornado de hermosas piedras y dones votivos, dijo:
6 "Vendrán días en los cuales, de esto que veis, no quedará piedra sobre piedra que no sea destruido."
7 Le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo será esto y cuál será la señal para conocer que están a punto de suceder?”.


- ¡Pero si esta es la mejor prueba, nos dirá el lector escéptico, de que estamos ante un solo discurso! Las preguntas, como se puede ver, son las mismas, e incluso aceptando que fueran distintas, la de Mc y Lc coinciden entre sí, mientras la de Mt sería otra pregunta diversa ¿Qué sentido tiene hacer la misma pregunta en dos lugares distintos?


- No tiene ningún sentido, responderemos, y es por eso que son diversas…

Veamos:

La diferencia principal con San Lucas radica en la interrogación; si bien podría pensarse que la pregunta de Mc y Lc es la misma, sin embargo los Evangelistas usan dos términos distintos. Por un lado Lc. usa el verbo griego γίνεσθαι (suceder) mientras que Mt. y Mc. usan la misma palabra: συντελείας y συντελεῖσθαι (consumación-cumplimiento). Es evidente que San Mateo hace referencia a los últimos tiempos[1] y bien podría entenderse la frase de San Marcos “estas cosas” como el equivalente de San Mateo “de tu parusía y de la consumación del siglo”, y de hecho esto parece confirmarse por el hecho de que San Marcos (y seguramente el mismo San Pedro en su prédica a los Romanos) busque evitar ex-professo los términos Parusía y consumación del siglo, ya que ambos son marcadamente semitas y parecen responder a términos técnicos precisos. De hecho ambos se encuentran solamente en San Mateo y no en los demás evangelios.
B. Rigaux O.F.M. dice[2]: “el fin vendrá cuando el tiempo esté lleno… Se habla a menudo de consumación, τελείωσις: en la consumación de los días[3]; aiwn telesqhsetai: la perfección del eón, en Enoch[4], la perfección del tiempo en el Testamento de Rubén[5]. El tiempo del fin[6] el fin de los días[7], el fin de los eones[8] siempre con συντελεία. En el Apocalipsis de Baruch, “consumación” pasó a ser un término técnico”.

Es decir, por el término preciso que usan los Apóstoles se puede ver fácilmente que están preguntando sobre los últimos tiempos, tanto en Mt como en Mc. En San Lucas, por el contrario, encontramos el término general “suceder”, referido a la destrucción del Templo.

Para corroborar todo lo que hemos dicho notemos dos cosas:

1) Es interesante, como observa Lagrange[9], que el cuadro que pinta San Lucas sobre el Templo es más completo que el de los otros sinópticos pues “el contraste será más sobrecogedor con la ruina”, es decir que San Lucas al narrar el primer discurso de Nuestro Señor referido principalmente a la ruina del Templo tiene cuidado en detallar bien la pregunta relativa al Templo. Los demás Evangelistas narran esta escena como mera introducción al discurso Parusíaco que vendrá después.

2) No hay que olvidarse tampoco que el final del discurso de Lc. en el que habla sobre el fin del siglo es mucho más sobrio que el de Mt. y Mc, como ya lo notaran, entre otros, Lagrange cuando dice: “Todo el conjunto (en Lc) está concebido como en Mc.: la profecía, la pregunta, la respuesta, seguida del anuncio de la venida del Hijo del hombre. Solamente en Lc. se explican más claramente los signos de la ruina de Jerusalén, y el acento está puesto en lo que respecta a lo anterior a la venida del Hijo del hombre, descrita (la venida) más brevemente que en Mc…[10].

Hasta aquí hemos procurado mostrar las principales diferencias que existen en los discursos de Mt-Mc y Lc en todo lo referente a las circunstancias de lugar, personas y contenido de las preguntas.
Sin dudas que esto da un desarrollo más natural de los sucesos y una explicación súmamente sencilla de las diferencias entre los sinópticos. Al tratar, en una segunda serie de artículos, sobre la respuesta a cada una de las preguntas, vamos a poder apreciar más fácilmente lo que tenemos dicho hasta aquí.

Valete!



[1] Notar también la precisión del término συντελείας τοῦ αἰῶνος” (consumación del siglo), expresión que se encuentra ya en la predicación del mismo Jesucristo en Mt. XIII, 39.40.49; al explicar la parábola de la cizaña y aplicada, también, a los últimos tiempos. Cfr. también XXVIII, 20.

[2] Les Épitres aux Thessaloniciens, pag. 249. Études Bibliques, 1956. Todas las notas que siguen son del autor.

[3] Asc. De Moïse, I, 18; Doc. Damas, VI, 5-6.

[4] Enoch, XVI, 1. 

[5] Test. de los XII Patriarcas, Rubén, 6.

[6] Dan. XII, 4 (LXX).

[7] Dan. XII, 13.

[8] Test. de los XII Patr., Levi 10. Puede compararse συντελείας de Dan. XII, 4 (LXX) con Mt. XIII, 39-40.49; XXIV, 3; XXVIII, 30. Los otros sinópticos traen συντελεῖσθαι (Mc. 13, 4) y γίνεσθαι (Lc. XXI, 7).

[9] Evangile selon Saint Luc, huitième édition, 1948, pag. 522. Gabalda.

[10] Op. cit. pag. 521. Bajo el subtítulo: “La ruina de Jerusalén y la última venida”. Paréntesis nuestros.