domingo, 29 de junio de 2025

Algunas notas a Apocalipsis XXI, 25

 25. Y sus puertas no se cerrarán de día; noche, en efecto, no habrá allí.

 

Concordancias:

 Πυλῶνες (puertas): cfr. Apoc. XXI, 12-13.15.21; XXII, 14.

 Κλεισθῶσιν (cerrarán): cfr. Mt. XXIII, 13; XXV, 10; Lc. XI, 7; Jn. XX, 19.26; Apoc. III, 7-8; XX, 3.  Ver Mt. VI, 6; Lc. IV, 25; Apoc. XI, 6.

 Ἡμέρας, νὺξ (día; noche): cfr. Mc. V, 5; Lc. II, 37; XVIII, 7; Hech. IX, 24; XX, 31; XXVI, 7; I Tes. II, 9; III, 10; II Tes. III, 8; I Tim. V, 5; II Tim. I, 3; Apoc. IV, 8; VII, 15; XII, 10; XIV, 11; XX, 10.

 Νὺξ γὰρ οὐκ ἔσται ἐκεῖ (noche, en efecto, no habrá allí): cfr. Apoc. XXII, 5.

 Ἐκεῖ (allí): cfr. Apoc. II, 14; XII, 6.14.

  

Notas Lingüísticas:

 Zerwick: “οὐ μὴ: con conjuntivo, negación enfática. Ver 309”.

  

Comentario:

 No confundir πυλῶνες (puerta de una ciudad, etc.) con θύραν (puerta, pero de una casa, etc. A ésta se refiere la “puerta angosta”, la del “banquete”, etc.).

 Las puertas de la Jerusalén Celeste estarán siempre abiertas.

 Si hubiera noche en la Jerusalén Celeste hubiera dicho “sus puertas no se cerrarán día y noche”, es decir nunca. Cfr. IV, 8; VII, 15; XII, 10; XIV, 11; XX, 10.

 Allo: “La expresión de este versículo es fuertemente elíptica: “las puertas no se cerrarán de día, (es decir, jamás), pues allí no habrá noche”; o bien ἡμέρας = porque será de día”.

 Garland: “Las puertas permanecen abiertas para aquellos que están fuera de la ciudad para que entren libremente a ella, donde Dios y el Cordero están en medio de ella y a donde pueden acceder a las hojas del árbol de la vida”.

 Garland: “El texto no dice “no habrá luz”, sino “no habrá luz allí”, esto es, en la Nueva Jerusalén”.

 Drach: “Y sus puertas no se cerrarán de día: alusión a la antigua costumbre de cerrar las puertas de la ciudad durante la noche. No se cerrarán las puertas de la Jerusalén Celeste, pues no habrá allí noche, sino un día sin fin”.

 San Victorino: “A sus siervos prometió que estarán en este reino, cuando dijo: “Quien dejare padre o madre o hermano o hermana por causa de mi nombre no sólo recibirá ahora la recompensa cien veces multiplicada, sino que también en el futuro poseerá la vida eterna” (Mt. XIX, 29). En este reino, los que fueron desposeídos de sus bienes a causa del nombre del Señor, así como la multitud de los que fueron asesinados soportando toda clase de injusticias y cárceles –antes de la venida del Señor los santos profetas fueron lapidados, mutilados, asesinados (Heb. XI, 36-37)- “recibirán su consuelo” (Lc. XVI, 25), es decir, coronas y riquezas celestes. El Señor ha prometido que en este reino les “compensará por los años en que les devoró la langosta, la oruga y la corruptela (Jl. II, 25). En este reino será guardada toda la creación y, por mandato de Dios, sacará fuera los bienes escondidos en ella. Aquí recibirán los santos “oro en vez de bronce, y plata en vez de hierro, y piedras preciosas” (Is. LX, 17). En aquel lugar “les acarreará las riquezas del mar y los recursos de las gentes” (Is. LX, 5). En este reino “los siervos de Dios serán llamados sacerdotes del Señor” (Is. LXI, 6), como son llamados ahora sacrílegos. En este reino “beberán vino y serán ungidos con ungüento y se entregarán a la alegría” (Am. VI, 6). De este reino se acuerda el Señor, antes de padecer, cuando dice: “Ya no beberé del fruto de esta vid, sino cuando lo beba con vosotros, nuevo, en el reino futuro” (Mt. XXVI, 29). “Ha sido multiplicado por cien en sus partes” (Mt. XIX, 29) y es diez mil veces mayor y mejor. Lo que dice de “las diferentes piedras en naturaleza y color” (Apoc. XXI, 18), que serán mostradas, lo dice de los hombres, pero significa también la preciosísima variedad de la fe de cada uno de los hombres. Deja ver, por lo demás, que “las puertas, hechas de perlas” son los apóstoles. “No se cerrarán”, dice: la gracia ha sido dada a través de ellos y, ésta nunca se cierra. En este lugar verán “cara a cara” (I Cor. XIII, 12), “y ninguno echará de menos al otro” (Is. XXXIV, 16). “Los nombres de los patriarcas y de los apóstoles “están en los cimientos y sobre las puertas”…”.