miércoles, 12 de junio de 2024

Algunas notas a Apocalipsis XVII, 8

 8. La Bestia que has visto, era y no es y va a subir del abismo y a perdición ir; y se maravillarán los que habitan sobre la tierra (de los que no está escrito el nombre en el libro de la vida, desde la fundación del mundo), viendo la Bestia, que era y no es y estará presente. 

Concordancias: 

θηρίον (Bestia): cfr. Apoc. XI, 7; XIII, 1-4.11-12.14-15.17-18; XIV, 9.11; XV, 2; XVI, 2.10.13; XVII, 3.7.11-13.16-17; XIX, 19-20; XX, 4.10. Ver Apoc. VI, 8; XVIII, 2. 

ἦν καὶ οὐκ ἔστιν (que era y no es): cfr. Apoc. XVII, 11. 

Μέλλει (va a): cfr. Apoc. I, 19; II, 10; III, 2.10.16; VI, 11; VIII, 13; X, 4.7; XII, 4.5. 

Ἀναβαίνειν (subir): cfr. Apoc. IV, 1; VII, 2; VIII, 4; IX, 2; XI, 7.12; XIII, 1.11; XIV, 11; XIX, 3; XX, 9. 

Ἀβύσσου (abismo): cfr. Lc. VIII, 31; Rom. X, 7; Apoc. IX, 1-2.11; XI, 7; XX, 1.3. 

Ἀπώλειαν (perdición): cfr. Mt. VII, 13; Jn. XVII, 12; Rom. IX, 22; I, 28; III, 19; II Tes. II, 3; I Tim. VI, 9; Heb. X, 39; II Ped. II, 1.3; III, 7.16; Apoc. XVII, 11. 

ὑπάγει (ir): cfr. Apoc. X, 8; XIII, 10; XIV, 4; XVI, 1; XVII, 11. 

Θαυμασθήσονται (maravillarán): cfr. Jud. I, 16; Apoc. XIII, 3; XVII, 6-7. 

οἱ κατοικοῦντες ἐπὶ τῆς γῆς (los que habitan sobre la tierra): cfr. Apoc. III, 10; VI, 10; VIII, 13; XI, 10; XIII, 8.12.14; XIV, 6; XVII, 2. 

Γέγραπται (escrito): cfr. Lc. X, 20; Apoc. II, 17; III, 12; XIII, 8; XIV, 1; XVII, 5; XIX, 12.16; XX, 12.15; XXI, 12.27. 

Ὄνομα (nombre): cfr. Apoc. II, 3.13.17; III, 1.4-5.8.12; VI, 8; VIII, 11; IX, 11; XI, 13.18; XIII, 1.6.8.17; XIV, 1.11; XV, 2.4; XVI, 9; XVII, 3.5; XIX, 12-13.16; XXI, 12.14; XXII, 4. 

βιβλίον (libro): cfr. Mt. I, 1; XII, 26; Lc. III, 4; XX, 42; Hech. I, 20; VII, 42; Fil. IV, 3; Apoc. XIII, 8; XX, 15. Ver Lc. IV, 17.20; Jn. XX, 30; XXI, 25; Gal III, 10; Heb. IX, 19; X, 7; Apoc. I, 11; III, 5; V, 1-5.8-9; VI, 14; X, 8; XX, 12; XXI, 27; XXII, 7.9-10.18-19. 

Ἐπὶ τὸ βιβλίον τῆς ζωῆς (en el libro de la vida): cfr. Sal. LXVIII, 29; Fil. IV, 3; Apoc. III, 5; XIII, 8; XX, 12.15; XXI, 27. Ver Dan. XII, 1. 

καταβολῆς κόσμου (fundación del mundo): cfr. Mt. XIII, 35; XXV, 34; Lc. XI, 50; Jn. XVII, 24; Ef. I, 4; Heb. IV, 3; IX, 26; I Ped. I, 20; Apoc. XIII, 8. 

Βλεπόντων (viendo): cfr. Mt. V, 28; Apoc. III, 18. Ver Apoc. I, 11-12; V, 3-4; IX, 20; XI, 9; XVI, 15; XVIII, 9.18; XXII, 8. 

πάρεσται (estará presente): cfr. Hapax en el Apoc. cfr. Mt. XXVI, 50; Jn. VII, 6; XI, 28; Hech. X, 21.33; I Cor. V, 3; II Cor. X, 2.11; XI, 9; XIII, 2.10; Gal. IV, 18.20; Col. I, 6; Heb. XII, 11; XIII, 5; II Ped. I, 9.12. 

 

Notas Lingüísticas: 

Zerwick: “παρέσται: estoy presente. Alusión y oposición a aquel “que es y era y ha de venir”. 

 

Comentario: 

Ὃ ἦν καὶ οὐκ ἔστιν (que era y no es): Ver Apoc. XIII, 3.14; XVII, 11. 

Straubinger: “Del abismo: no parece referirse al abismo de IX, 1; XX, 1.7 s., sino al de XIII, 1, es decir, al mar, símbolo de las naciones o gentiles (v. 15)”. 

Allo: “πάρεσται es usado aquí como término técnico que hay que relacionar con παροῦσία, término de estilo oficial para designar la llegada solemne de un soberano; los cristianos la adoptaron para la Venida gloriosa de su Maestro; algunos escribas, no habiendo comprendido esto, escribieron ἔσται (es)”. 

Allo traduce este término como “tendrá su Venida”. 

Allo: “πάρεσται: por la idea cfr. XIII, 8.12-17; igualmente II Tes. II, 8-9: ἄνομος... οὗ ἐστιν παρουσία κατἐνέργειαν τοῦ Σατανᾶ (El inicuo… cuya parusía es obra de Satanás)”. 

Allo: “La Bestia-Anticristo, falsificación de Cristo, parecerá morir y resucitar, como el Señor, a fin de tener también su Venida gloriosa (…) el Anticristo tendrá, pues, su Parusía (II Tes.), al igual que el Cordero; pero este vendrá del cielo, y el otro del Abismo; el Cordero para triunfar por siempre, y el otro para recibir su castigo final. Ya hemos visto la entronización del Cordero (cap. V), y luego la de la Bestia (cap. XIII); aquí se completa el paralelismo, o más bien la parodia. Incluso la fórmula ὅ ἦν καὶ οὐκ ἔστιν καὶ παρέσται, parece formada intencionalmente sobre el nombre sagrado divino ὁ ὢν καὶ ἦν καὶ ἐρχόμενος” (cfr. I, 4.8; IV, 8). 

Zorell, s. v. dice: “Seguido de un infinitivo, μέλλω sirve para describir algo futuro, principalmente algo que ciertamente ha de suceder o que ya se espera; en el NT es seguido en 84 oportunidades por un infinitivo presente y casi nunca por un infinitivo futuro, Hech. XI, 28; XXIV, 15”. 

Apoc. XII, 5 y XVII, 8 son seguidos por un infinitivo presente. Luego, en la tercera acepción Zorell continúa: 

c) Sobre aquellas cosas cuyo suceso ciertamente se espera, ya que Dios las quiso o las predijo”. 

Y entre las citas que da trae Ap. XII, 5. 

Bover: “Era y no es: podría escribirse como si fuera un solo nombre: era-y-no-es. Este nombre es la antítesis del nombre de Jehová: el que es y que era. Es también una expresión gráfica de la “herida de muerte” (XIII, 3) de la Bestia”. 

Crampon: “El abismo: en el Apocalipsis es la morada, no de los muertos, sino de los demonios; ver IX, 1 y XX, 1”. 

Pirot: “Era, no es y reaparecerá, lo cual es una parodia del nombre divino dado en I, 4.8.; IV, 8; asimismo la herida que lleva (XIII, 3.14) es la réplica de la del Cordero; y su reaparición también imita la “parusía” de Cristo”. 

Wikenhauser: “Resulta por demás enigmático lo que se dice de la Bestia: “La Bestia... era (= existía antes) y (ahora) no es (= no existe), y está para subir del abismo (por tanto, existirá, cf. 8c) y (más tarde) camina a la perdición”. La Bestia representa indudablemente al Anticristo, el cual, tras haber actuado libremente por algún tiempo, será arrojado, para su ruina definitiva, al lago de fuego (Apoc. XIX, 20). Pablo lo llama “hijo de la perdición”, y dice que Cristo lo “destruirá con un soplo de su boca y lo aniquilará con la manifestación de su venida” (II Tes. II, 3.8).

Pero ¿cuál es el sentido de la frase “la Bestia que viste, era y no es, y está para subir…”? Se ha dicho con razón que, con estas palabras, la Bestia se presenta como el polo opuesto de Dios, de quien, por atributo propio, se dice que “es, que era y que viene” (es decir, será) (Apoc. I, 4); en otras palabras, se identifica a la Bestia como al gran adversario de Dios. Pero esto no es esto porque se habla además de que la Bestia subirá del abismo (cf. también XI, 7: “la Bestia que sube del abismo”). La frase completa significa entonces lo siguiente: en el pasado la Bestia estuvo ya una vez en la tierra, en los días del vidente no está, pero en un futuro inmediato saldrá del abismo, donde ahora se encuentra, y aparecerá de nuevo en la tierra. A esta presencia y actividad futura de la Bestia se refiere XI, 7 (hace la guerra a los dos testigos, los vence y les da muerte) y XIII, 1 ss. (se hace rendir honores divinos y hace la guerra a los cristianos). Esta próxima actividad de la Bestia comprende, pues, los tres años y medio de su lucha contra los santos (Apoc. XIII, 5.7).

El sentido del versículo es, pues, éste: alguien, que estuvo ya antes en la tierra y ahora se encuentra en el abismo, saldrá de él para revelarse como el Anticristo. Su reaparición provocará en los no elegidos tal admiración, que terminarán adorándolo (Apoc. XIII, 3.8). En el v. 11, sin embargo, la Bestia se identifica con una de sus siete cabezas (compárese XIII, 3 con XIII, 12.14). Lo dicho permite retener una de estas dos soluciones: 1) La Bestia representa un reino con siete reyes sucesivos (v. 10). 2) La Bestia representa a uno de estos reyes, que se identifica con el Anticristo.

Estrictamente hablando, la Bestia está presente desde el momento en que siquiera una sola de sus cabezas lo esté; por consiguiente, existe también en la hora actual. Según esto, la frase “no es” sólo puede tener un sentido: dado que no está presente la cabeza que encarna al Anticristo, el reino no posee las características de éste, lo que se puede expresar diciendo simplemente que la “Bestia” no está presente”. 

Todo el problema de Wikenhauser reside en querer ver en la Bestia a una persona individual (el Anticristo-Persona) lo cual repugna al texto. La primera opción es la única posible. Con este versículo se prueba, pues, que la Bestia no se identifica con el Anticristo sino con un Imperio, ya que se dice de él que “era”. 

Fillion: “Fuit, et non est et…: El ángel distingue tres estados sucesivos de la Bestia: ha existido anteriormente; ahora no existe más, está como muerta, pero volverá de su morada, provista de un poder satánico nuevo, puesto que esta morada no es sino el de los demonios (ascensura… de abysso; ver XI, 17 y notas). Los comentadores reconocen generalmente que el término non est corresponde a XIII, 3a: “Vidi unum de capitibus… quasi occisum in mortem”. En ambos casos es el mismo pensamiento, visto bajo una imagen diferente. Aquí se afirma de la Bestia toda entera lo que había sido dicho más arriba de una de sus cabezas”. 

Fillion: “Videntes (βλεπόντων)… motivo de admiración de los pueblos. El griego es más completo: contemplando la Bestia, porque era, no es más, y reaparecerá. Es el mismo pensamiento que al comienzo del versículo”. 

Garland: “ἦν καὶ οὐκ ἔστιν καὶ παρέσται (era y no es y aparecerá): esta frase describe la aparición inicial, la muerte y la subsecuente ascensión de la Bestia del abismo (XI, 7). El punto de referencia para la frase es el período en el cual viven los habitantes de la tierra, todo lo cual es futuro para Juan. Así, el hecho de que la Bestia era no debe tomarse como un indicio de que la Bestia ya ha recorrido la tierra y ha perecido antes de la época de Juan”. 

Swete: “La admiración de la humanidad para con la Bestia se debe a su vitalidad, su poder de recuperación, el poder de reafirmar su autoridad después de haber creído que estaba muriendo o muerta”. 

Swete: “Ventura est: la Bestia, al igual que el Cordero, tiene una futura Parusía; cf. II Tes. II, 8 ss, pero el Cordero desciende del cielo mientras que la Bestia sube del abismo; el Cordero viene a celebrar su triunfo, la Bestia, a recibir su ruina final. La parodia es completa”. 

Boismard: “Es sabido de todos que el Apocalipsis contiene numerosos duplicados. Según Allo, estos duplicados se explican por la ley de las ondulaciones: “Una visión esquemática que contiene ya toda la revelación contemplada, se explicita luego en divisiones más amplias que ella, idénticas a la primera en cuanto al fondo, pero cada una de las cuales le aporta una nueva precisión y claridad. Vamos a tratar de verificar la solidez de este principio con ejemplos concretos. Tomemos primero el «duplicado» constituido por la visión de la Bestia, en los cap. XIII y XVII: 

Cap. XIII: 

1. Y vi una Bestia que subía del mar y tenía diez cuernos y siete cabezas y sobre los cuernos nombres de blasfemia. 

3. Y una de sus cabezas, como herida de muerte, y su llaga de muerte fue curada, y llena de admiración toda la tierra seguía a la Bestia 

8. Y la adorarán todos los que habitan en la tierra, cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida del cordero degollado, desde la creación del mundo. 

Cap. XVII: 

3. Y vi una mujer sentada sobre una Bestia roja, llena de nombres de blasfemia que tenía siete cabezas y diez cuernos. 

8. Y la Bestia que vi era, pero ya no es, y ha de subir del abismo... y se llenarán de admiración los que habitan en la tierra, cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida desde la creación del mundo, viendo la Bestia que era, y ya no es, y reaparece. 

Es evidente el paralelismo entre las dos descripciones de la Bestia, no obstante, algunas divergencias de detalle. Las dos tienen siete cabezas, diez cuernos y nombres de blasfemia. La primera sube del mar, la segunda del abismo, que es prácticamente lo mismo. Las dos vuelven misteriosamente a la vida y esta especie de resurrección (caricatura de la resurrección de Cristo) provoca la admiración de los habitantes de la tierra, de aquellos cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida desde el principio del mundo”. 

Ramos García (Apoc.): “No es: hebraísmo. Era y desapareció y de nuevo aparecerá”. 

Bauckham: “La primera aparición de la fórmula termina: "y va a subir del abismo y va a la destrucción" (XVII, 8a). Aquí la venida escatológica de la bestia, como ascenso desde el abismo, contrasta con la venida escatológica de Cristo, que desciende del cielo (XIX, 11). La referencia al abismo no es probablemente el lugar de los muertos (que en el Apocalipsis es el Hades), sino el lugar de lo demoníaco, del que surge todo el mal (IX, 1-2.11; XX, 1). De hecho, es lo mismo que el mar -el caos primitivo- del que surge la bestia en XIII, 1”[1]. 

 

Solución: 

XIII, 3: “Y (vi) una de sus cabezas como degollada para muerte y la plaga de su muerte se curó y maravillóse toda la tierra detrás de la Bestia”. 

XVII, 8: “La Bestia que has visto, era y no es y va a subir del abismo y a perdición ir; y se maravillarán los que habitan sobre la tierra (de los que no está escrito el nombre en el libro de la vida, desde la fundación del mundo), viendo la Bestia, que era y no es y estará presente”. 

 

7 Cabezas: 

1) Babilonia. 

2) Egipto. 

3) Asiria. 

4) Babilonia-Persia. 

5) Grecia. 

6) Roma. 

7) Babilonia (bajo Elías). 

8) Babilonia (bajo el Anticristo). 

XVII, 8: 

La Bestia que has visto (en el versículo anterior): 

a) Era = 1) Babilonia. 

b) No es = 6) Roma. 

c) Va a subir del Abismo = 8va Cabeza. 

Se maravillarán los habitantes de la tierra, mirando la Bestia “que era y no es y aparecerá” (aposición). 

XIII, 3: 

1) Una de sus cabezas = 7) Babilonia. 

2) Como si se le hubiese dado muerte = Sexta Trompeta 

3) Y fue sanada de su golpe mortal = Vuelve a recobrar el esplendor y el poder. 

4) Debido a 3) “los que habitan sobre la tierra” van en pos de la Bestia. Acá se da la razón de la admiración, no así en XVII, 8.



[1] “Cf. Yarbro Collins (1976) 165-166,170-171. Apocalipsis XIII, 1 se refiere al mar, más que al abismo, porque alude a Daniel VII, 3 y porque encaja en el esquema de cielo, tierra y mar (XII, 12) que se utiliza en Apocalipsis XII-XIII: el dragón del cielo, la bestia del mar, la segunda bestia de la tierra. Pero como el abismo y el mar son idénticos, XI, 7, donde la bestia se presenta por primera vez como "la bestia que sube del abismo", no tiene por qué referirse a la "segunda venida" de la bestia (XVII, 8), sino que puede referirse al origen de la bestia desde el abismo (XIII, 1)”.