martes, 2 de abril de 2019

El Cielo, la Tierra y el Mar en el Apocalipsis (VI de XIV)


II) TIERRA

Pasando al segundo de los términos que hemos de analizar, repasemos primero los textos donde el Apocalipsis nombra la tierra y veamos qué podemos concluir de ellos.

1) Apoc. I, 5-7: “Y de Jesucristo, el Testigo, el fiel, el Primogénito de los muertos y el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados en su sangre e hízonos reino, sacerdotes para Dios y su Padre; a Él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos; amén. He aquí, viene con las nubes y verále todo ojo y los que le traspasaron y harán luto por Él todas las tribus de la tierra. Sí, Amén”.

2) Apoc. III, 10: Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, Yo también te guardaré de la hora de la tentación, la que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para tentar a los que habitan sobre de la tierra.

3) Apoc. V, 3-6: “Y nadie podía, en el cielo, ni sobre la tierra ni bajo la tierra, abrir el libro ni verlo. Y yo lloraba mucho, porque nadie digno fue hallado de abrir el libro ni de verlo. Y uno de los Ancianos me dijo: “Deja de llorar: he aquí ha vencido el león, el de la tribu de Judá, la raíz de David, para abrir el libro y sus siete sellos”. Y vi en medio del trono y de los cuatro Vivientes y en medio de los Ancianos, un Cordero estando de pie, como inmolado, teniendo cuernos siete y ojos siete, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra”.

4) Apoc. V, 10.13: “Y los has hecho para nuestro Dios reino y sacerdotes y reinan sobre la tierra… Y a toda creatura que (está) en el cielo y sobre la tierra y bajo la tierra y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí diciendo: “Al sentado sobre el trono y al Cordero, la bendición y el honor y la gloria y el imperio por los siglos de los siglos”.

5) Apoc. VI, 4.8.10: “Y salió otro caballo, rojizo, y al sentado sobre él se le dio quitar la paz de la tierra y que se degüellen unos a otros y se le dio una cuchilla grande… Y vi y he aquí un caballo verde y el sentado sobre él, su nombre “la muerte” (peste) y el hades seguía en pos de él. Y se les dio autoridad sobre la cuarta parte de la tierra para matar con espada y con hambre y con peste y por medio de las bestias de la tierraY clamaron con voz grande diciendo: “¿Hasta cuándo Soberano, santo y verdadero, no juzgas y (¿esto es?) vengas nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra?”.

6) Apoc. VI, 13-15: “Y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como una higuera arroja sus brevas, por un viento grande sacudida. Y el cielo fue retirado como un libro que se arrolla y todo monte e isla de sus lugares se movieron. Y los reyes de la tierra y los magnates y los tribunos y los ricos y los fuertes y todo siervo y libre se escondieron en las cuevas y en las peñas de los montes”.

7) Apoc. VII, 1-3: “Después de esto vi cuatro ángeles que estaban de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, teniendo los cuatro vientos de la tierra para que no sople viento sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre árbol alguno. Y vi otro ángel subiendo del oriente del sol, teniendo (el) sello del Dios vivo y clamó con voz grande a los cuatro ángeles, a quienes se les dio dañar la tierra y el mar diciendo: “No dañéis la tierra, ni el mar, ni los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes”.

8) Apoc. VIII, 5-7: “Y recibió el ángel el incensario y lo llenó del fuego del altar y (lo) arrojó a la tierra. Y hubo truenos y voces y relámpagos y un terremoto. Y los siete ángeles, los que tienen las siete trompetas se prepararon para trompetear. Y el primero trompeteó y hubo granizo y fuego mezclados con sangre y fue arrojado a la tierra y la tercera parte de la tierra fue incendiada y la tercera parte de los árboles fue incendiada y toda hierba verde fue incendiada”.


9) Apoc. VIII, 13: “Y vi y oí un águila volando en medio del cielo, diciendo con voz grande: “Ay, ay, ay de los que habitan sobre la tierra, a causa de las restantes voces de la trompeta de los tres ángeles, los que van a trompetear”.

10) Apoc. IX, 1-4: “Y el quinto ángel trompeteó y vi una estrella del cielo caída a la tierra y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo y subió humo del pozo como humo de un horno grande y se obscureció el sol y el aire a causa del humo del pozo. Y del humo salieron langostas a la tierra y se les dio poder como poder tienen los escorpiones de la tierra. Y se les dijo que no dañasen la hierba de la tierra, ni nada verde, ni ningún árbol, sino a los hombres, los que no tienen el sello, el de Dios, en las frentes”.

11) Apoc. X, 2.5-8: “Y teniendo en su mano un librito abierto; y puso su pie, el derecho, sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra (…) Y el ángel que vi estando de pie sobre el mar y sobre la tierra, alzó su mano, la diestra, al cielo, y juró por el Viviente por los siglos de los siglos - que creó el cielo y lo que hay en él y la tierra y lo que hay en ella y el mar y lo que hay en él -: "Tiempo ya no habrá", sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando vaya a trompetear, también se consumó el misterio de Dios como evangelizó a sus siervos los profetas. Y la voz que oí del cielo, (la oí) de nuevo hablando conmigo y diciendo: “Ve, toma el libro, el abierto, (que está) en la mano del ángel, el que está de pie sobre el mar y sobre la tierra”.

12) Apoc. XI, 4-6: “Estos son los dos olivos y los dos candelabros, los que delante del Señor de la tierra están de pie. Y si alguno quisiere dañarlos, fuego sale de la boca de ellos y devora sus enemigos. Y si alguno quisiere dañarlos, así debe ser muerto. Estos tienen la autoridad de cerrar el cielo para que lluvia no llueva los días de su profecía y autoridad tienen sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren”.

13) Apoc. XI, 10: “Y los que habitan sobre la tierra se regocijan sobre ellos y se alegran y dones se enviarán unos a otros, porque éstos, los dos profetas, atormentaron a los que habitan sobre la tierra”.

14) Apoc. XI, 18: “Y las naciones se airaron y vino tu ira y el tiempo para que los muertos sean juzgados; y para dar la recompensa a tus siervos: los profetas y los santos; y a los que temen tu Nombre: los pequeños y los grandes; y para destruir a los que destruyen la tierra”.

15) Apoc. XII, 4: “Y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. Y el dragón se puso de pie ante la Mujer, la que va a dar a luz, a fin que, cuando dé a luz, a su hijo devore”.

16) Apoc. XII, 9: “Y fue arrojado el dragón, el grande, la serpiente, la antigua, que se llama Diablo (Calumniador) y el Satanás (Adversario), el engañador de todo el mundo habitado. Fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él fueron arrojados”.

17) Apoc. XII, 12-13: “A causa de esto ¡alegráos cielos y (¿esto es?) los que en ellos tendéis los tabernáculos! ¡Ay de la tierra y del mar porque descendió el diablo (el Calumniador) a vosotros, teniendo furor grande, sabiendo que poco tiempo tiene!”. Y cuando vio el Dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la Mujer, la cual dio a luz al varón”.

18) Apoc. XII, 16: “Y ayudó la tierra a la mujer y abrió la tierra su boca y devoró el río que había arrojado el Dragón de su boca”.

19) Apoc. XIII, 8.11-14: “Y lo adorarán (a la Bestia) todos los que habitan sobre la tierra; de los cuales no está escrito el nombre en el libro de la vida del Cordero (del degollado) desde la fundación del mundo… Y vi otra bestia que sube de la tierra y tenía cuernos dos semejantes a cordero y hablaba como dragón. Y la autoridad de la primera bestia todo hace delante de ella y hace que la tierra y los que en ella habitan adoren a la Bestia, la primera, de la cual se curó la plaga, la mortal, suya. Y hace signos grandes de forma tal que incluso fuego hace del cielo descender a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los que habitan sobre la tierra a causa de los signos que se le dio hacer delante de la Bestia, diciendo a los que habitan sobre la tierra hacer una imagen a la Bestia que tiene la plaga de la cuchilla y vivió”.

20) Apoc. XIV, 3.6.7: “Y cantan un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino los ciento cuarenta y cuatro mil, los comprados de la tierra… Y vi otro ángel volando en medio del cielo, teniendo un Evangelio eterno para evangelizar a los sentados sobre la tierra y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo con voz grande: “Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio” y “Postraos ante el que hizo el cielo y la tierra y mar y fuentes de aguas”.

21) Apoc. XIV, 15-19: “Y otro ángel salió del santuario, clamando con voz grande al sentado sobre la nube: “Envía tu hoz y siega, que ha llegado la hora de segar, que se ha secado la siega de la tierra”. Y arrojó el sentado sobre la nube su hoz sobre la tierra y fue segada la tierra. Y otro ángel salió del santuario, del que (está) en el cielo, teniendo también él una hoz afilada. Y otro ángel salió del altar, el que tiene autoridad sobre el fuego y voceó con voz grande al que tenía la hoz, la afilada, diciendo: “Envía tu hoz, la afilada y vendimia los racimos de la vid de la tierra, que han madurado sus uvas”. Y arrojó el ángel su hoz sobre la tierra y vendimió la vid de la tierra, y (la) arrojó en el lagar del furor de Dios, el grande”.

22) Apoc. XVI, 1-2: “Y oí una gran voz del santuario que decía a los siete ángeles: “Id y derramad las siete copas del furor de Dios, en la tierra”. Y fue el primero y derramó su copa en la tierra y se produjo una úlcera fea y mala sobre los hombres, los que tienen la marca de la Bestia y los que se postran ante su imagen”.

23) Apoc. XVI, 18: “Y hubo relámpagos y voces y truenos y terremoto hubo grande cual no hubo desde que hombres hubo sobre la tierra, tamaño terremoto, tan grande”.

24) Apoc. XVII, 2.5.8: “Con la cual fornicaron los reyes de la tierra y se embriagaron los que habitan la tierra, con el vino de su fornicación”… Y sobre su frente un nombre escrito, un misterio: “Babilonia la grande, la madre de las fornicaciones y de las abominaciones de la tierra”… La Bestia que has visto, era y no es y va a subir del abismo y a perdición ir; y se maravillarán los que habitan sobre la tierra (de los que no está escrito el nombre en el libro de la vida, desde la fundación del mundo), viendo la Bestia, que era y no es y estará presente”.

25) Apoc. XVII, 18: “Y la Mujer que has visto es la ciudad, la grande, la que tiene reino sobre los reyes de la tierra”.

26) Apoc. XVIII, 1-3: “Después de esto vi otro ángel descendiendo del cielo, teniendo autoridad grande y la tierra se iluminó con su gloria. Y clamó con fuerte voz, diciendo: “Ha caído, ha caído Babilonia la grande y se hizo habitación de demonios y prisión de todo espíritu impuro y prisión de toda ave impura y odiada. Porque del vino del furor de su fornicación bebieron todas las naciones y (¿esto es?) los reyes de la tierra con ella fornicaron y los mercaderes de la tierra con el poder de su lujo se enriquecieron”.

27) Apoc. XVIII, 9-11: Y llorarán y harán luto por ella los reyes de la tierra, los que con ella fornicaron y (¿esto es?) vivieron en el lujo, cuando vean el humo de su incendio. Desde lejos, estando de pie a causa del temor de su tormento, diciendo: “Ay, ay, la ciudad, la grande, Babilonia, la ciudad, la fuerte, porque (en) una hora vino tu juicio”. Y los mercaderes de la tierra llorarán y se lamentarán por ella, porque su cargamento nadie compra ya”.

28) Apoc. XVIII, 23-24: “Y luz de lámpara no alumbrará en tí ya y voz de esposo y esposa no se oirá en tí ya, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, porque con tu hechicería fueron engañadas todas las naciones. Y en ella sangre de profetas y santos fue hallada y de todos los que fueron degollados sobre la tierra”.

29) Apoc. XIX, 2: “… porque verdaderos y justos (son) sus juicios, porque ha juzgado a la ramera, la grande, que corrompía la tierra con su fornicación y ha vengado la sangre de sus siervos, de su mano”.

30) Apoc. XIX, 19: “Y vi a la Bestia y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos congregados, hacer la guerra contra el sentado sobre el caballo y contra su ejército”.

31) Apoc. XX, 7-11: “Y cuando se hayan consumado los mil años, será liberado el Satanás (Acusador) de su prisión, y saldrá a engañar las naciones, las (que están) en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y Magog, para congregarlos a la guerra, el número de ellos (es) como la arena del mar. Y subieron sobre la latitud de la tierra y cercaron el campamento de los santos y la ciudad, la amada, y descendió fuego del cielo y los devoró. Y el Diablo, el que los engañaba, fue arrojado al lago, el de fuego y azufre, donde (están) también la Bestia y el Falso Profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.  Y vi un trono grande, blanco y al sentado sobre él, de cuyo rostro huyó la tierra y el cielo y lugar no se halló para ellos”.

32) Apoc. XXI, 1: “Y vi cielo nuevo y tierra nueva; en efecto, el primer cielo y la primera tierra se fueron y el mar no es ya”.

33) Apoc. XXI, 24: “Y caminarán las naciones a su luz y los reyes de la tierra traen su gloria a ella”.


Conclusiones:

1) Curiosamente tenemos aquí, al igual que en el caso anterior, al menos un doble significado de la palabra “tierra”, uno de los cuales es, si no el más importante, al menos el que más nos interesa.

2) En concreto, este último parece ser el de Babilonia, si son ciertas nuestras sospechas sobre lo que dijimos, hace tiempo ya, sobre Los habitantes de la tierra (AQUI). Artículo que sería bueno (re)leer antes de continuar con esta lectura.

3) Para hablar del planeta tierra, el Apocalipsis parece usar tres términos diversos:

a) οἰκουμένης ὅλης (todo el mundo habitado): cfr. Apoc. III, 10; XII, 9; XVI, 14. Ver también Mt. XXIV, 14 y Lc. XXI, 26.

b) κόσμος (mundo): cfr. Apoc. XI, 15; XIII, 8; XVII, 8.

c) Tierra, pero siempre relacionada con la creación, o unida con el cielo y el mar o junto a algún complemento.

Apoc. I, 5-7: “Y de Jesucristo, el Testigo, el fiel, el Primogénito de los muertos y el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados en su sangre e hízonos reino, sacerdotes para Dios y su Padre; a Él la gloria y el imperio por los siglos de los siglos; amén. He aquí, viene con las nubes y verále todo ojo y los que le traspasaron y harán luto por Él todas las tribus de la tierra. Sí, Amén”.

Apoc. V, 3-6: “Y nadie podía, en el cielo, ni sobre la tierra ni bajo la tierra, abrir el libro ni verlo. Y yo lloraba mucho, porque nadie digno fue hallado de abrir el libro ni de verlo. Y uno de los Ancianos me dijo: “Deja de llorar: he aquí ha vencido el león, el de la tribu de Judá, la raíz de David, para abrir el libro y sus siete sellos”. Y vi en medio del trono y de los cuatro Vivientes y en medio de los Ancianos, un Cordero estando de pie, como inmolado, teniendo cuernos siete y ojos siete, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra”.

Apoc. V, 10.13: “Y los has hecho para nuestro Dios reino y sacerdotes y reinan sobre la tierra… Y a toda creatura que (está) en el cielo y sobre la tierra y bajo la tierra y sobre el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí diciendo: “Al sentado sobre el trono y al Cordero, la bendición y el honor y la gloria y el imperio por los siglos de los siglos”.

Apoc. VI, 13-15: “Y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como una higuera arroja sus brevas, por un viento grande sacudida. Y el cielo fue retirado como un libro que se arrolla y todo monte e isla de sus lugares se movieron. Y los reyes de la tierra y los magnates y los tribunos y los ricos y los fuertes y todo siervo y libre se escondieron en las cuevas y en las peñas de los montes”.

Apoc. X, 2.5-8: “Y teniendo en su mano un librito abierto; y puso su pie, el derecho, sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra (…) Y el ángel que vi estando de pie sobre el mar y sobre la tierra, alzó su mano, la diestra, al cielo, y juró por el Viviente por los siglos de los siglos - que creó el cielo y lo que hay en él y la tierra y lo que hay en ella y el mar y lo que hay en él -: "Tiempo ya no habrá", sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando vaya a trompetear, también se consumó el misterio de Dios como evangelizó a sus siervos los profetas. Y la voz que oí del cielo, (la oí) de nuevo hablando conmigo y diciendo: “Ve, toma el libro, el abierto, (que está) en la mano del ángel, el que está de pie sobre el mar y sobre la tierra”.

Apoc. XI, 4: “Estos son los dos olivos y los dos candelabros, los que delante del Señor de la tierra están de pie”.

Apoc. XIV, 3.6.7: “Y cantan un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino los ciento cuarenta y cuatro mil, los comprados de la tierra… Y vi otro ángel volando en medio del cielo, teniendo un Evangelio eterno para evangelizar a los sentados sobre la tierra y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo con voz grande: “Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio” y “Postraos ante el que hizo el cielo y la tierra y mar y fuentes de aguas”.

Apoc. XX, 7-11: “Y cuando se hayan consumado los mil años, será liberado el Satanás (Acusador) de su prisión, y saldrá a engañar las naciones, las (que están) en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y Magog, para congregarlos a la guerra, el número de ellos (es) como la arena del mar. Y subieron sobre la latitud de la tierra y cercaron el campamento de los santos y la ciudad, la amada, y descendió fuego del cielo y los devoró. Y el Diablo, el que los engañaba, fue arrojado al lago, el de fuego y azufre, donde (están) también la Bestia y el Falso Profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.  Y vi un trono grande, blanco y al sentado sobre él, de cuyo rostro huyó la tierra y el cielo y lugar no se halló para ellos”.

Apoc. XXI, 1: “Y vi cielo nuevo y tierra nueva; en efecto, el primer cielo y la primera tierra se fueron y el mar no es ya”.