domingo, 27 de mayo de 2018

Algunas Notas a Apocalipsis IV, 7-8


7. Y el Viviente, el primero semejante a un león y el segundo Viviente semejante a un becerro y el tercer Viviente tiene el rostro como de hombre y el cuarto Viviente semejante a un águila que vuela.

Comentario:

En Ez. I, 10 el orden es: hombre, león, becerro, águila.

Rosenmuller (citado por Crampon en su edición de Alápide): “El R. Abin, conocido como R. Anhu dice: Cuatro son los que tienen el principado en este mundo. Entre todos, el hombre; entre las aves el águila, entre los animales que pacen el toro y entre las bestias el león. Cada uno de ellos tiene su reinado y una cierta magnificencia; están puestos bajo el trono de la majestad divina”.

Wikenhauser: "El hecho de que sean designados como seres vivientes, en parte semejante a determinados animales, o especies de animales, y en parte al hombre, parece sugerir la idea de que en ellos se vé simbolizada la vida de las criaturas en el estado de incorruptibilidad propio del paraíso. Concretamente, el león simboliza lo más noble, el toro lo más fuerte, el hombre lo más inteligente y el águila lo más veloz de cuanto hay en el mundo".

Alápide: “Digo, pues, que estos cuatro animales son literalmente los mismos que vio Ezequiel en el cap. I y que por lo tanto son los cuatro ángeles primarios, acompañantes, príncipes y administradores de Dios, con respecto al cuidado de la Iglesia y a la salvación y régimen de todos los hombres (…) en segundo lugar porque están próximos al trono de Dios y los que están junto a Él son ángeles. Tercero, porque están llenos de ojos y tienen seis alas, las cuales significan ángeles velocísimos. Además, cantan perennemente el “Sanctus”, por lo tanto, son parecidos a los Serafines de Isaías, como diré luego. También en el cap. VI llaman a Juan y le dicen “Ven y mira[1]” y le muestran los cuatro caballos, que representan cuatro estados futuros de la Iglesia. Estos son oficios de ángeles, que presiden el gobierno de la Iglesia: Dios suele dar las profecías sobre la Iglesia e iluminarlos por medio de los ángeles que presiden sobre ellos, como consta por lo que sigue y por el profeta Daniel”.

Jünemann: “Estos cuatro seres misteriosos, parecen ser querubines, de figura humana, y de faz como reflejando los cuatro seres más excelentes de la creación visible, símbolos a su vez: el león, de la fuerza y majestad de Dios; el becerro, de su beneficencia; el hombre, de su belleza; el águila, de su sublimidad”.


8. Y los cuatro Vivientes, cada uno de ellos teniendo alas seis, alrededor y dentro llenos de ojos; y reposo no tienen día y noche, diciendo: "Santo, Santo, Santo, Yahvé Dios, el Todopoderoso, el que era y el que es y el que viene”.



Comentario:

Straubinger: Los innumerables ojos (v. 6; Ez. I, 18) significan su sabidurí­a; las alas, la prontitud con que cumplen la voluntad de Dios. Más tarde se comenzó a tomar los cuatro animales como sí­mbolos de los cuatro Evangelistas. Su himno es el Trisagion (Is. VI, 3; cf. Enoc XXXIX, 12).

Straubinger: "Que viene: aquí­ se trata del Padre (v. 3). Cf. XXI, 3".

Allo: “ὁ ὢν καὶ ὁ ἦν καὶ ὁ ἐρχόμενος” ver I, 8 y remarcar el cambio de los dos primeros miembros”.
       
Allo: “Seis alas: cfr. los Serafines de Is. VI, 2; los ojos: cfr. Ez. X, 12; El Trisagion: cfr. Is. VI, 5”.

Wikenhauser: "Cada uno de estos cuatro seres tiene seis alas, de las cuales las dos del centro, como en los serafines de Is. VI, 2, están abiertas para volar. Por la parte exterior como por la interior, las alas están completamente cubiertas de ojos, como para expresar que nada escapa a su mirada".

Alápide: "Dentro, esto es dentro de las alas, como si dijera: tanto dentro como fuera de las alas, tanto en lo interior como en lo exterior están llenas de ojos. Y así opone alrededor a lo que sigue: dentro. Puesto que "dentro" es lo mismo que interior, intrínseco, dentro de las alas, se sigue que alrededor es lo mismo que exterior, fuera de las alas, afuera".

San Victorino: “Seis alas: por lo tanto, en total hacen 24 alas que son la misma cantidad que los Ancianos que seden sobre los tronos”.

Bartina: "Cada uno de ellos tiene seis alas “alrededor, y por dentro, llenos de ojos”. Esta frase es una crux interpretum. En el v. 8 el sujeto neutro (cuatro vivientes) tiene un verbo en plural (están llenos de ojos), con que se repite lo que se ha dicho (v. 6 por delante y por detrás), pero ahora añadiendo, incomprensiblemente, alrededor y por dentro. De ahí que prefiramos aplicar la palabra alrededor a las alas (por faltarle el kai que antecede como de costumbre y por haberlo supuesto así Primasio y Victorino). Las seis alas están en torno a sus cuerpos, y dentro de ellas, al abrirlas, aparece también una plenitud centelleante de lentejuelas. Al menos sea ésta la explicación más probable, mientras no se dé con otra mejor".

Bartina: "Por los datos que anteceden y por otros que irán apareciendo, en sus actuaciones diferentes y en su oficio de alabar a Dios, puede decirse con seguridad que esos cuatro vivientes son un orden elevado de ángeles. Son los portadores del trono divino. No son copartícipes del trono, como el Cordero-Jesús (V, 6; XXII, 1.3), sino asistentes al trono (…) Son una síntesis de los querubines y de los ofanines de Ezequiel (Ez. I, 5-21; X, 20 ss) y de los serafines de Isaías (Is. VI, 2-6) (…) En la visión apocalíptica están en torno al trono de Dios, porque está en reposo; cuando de alguna manera se ha de trasladar de un sitio a otro, ellos forman su carro veloz como las alas de los vientos, según las visiones de Ezequiel".





[1] Alápide sigue la Vulgata, pero el original no dice “y mira”.