sábado, 20 de agosto de 2016

Apocalipsis XIX y la Parusía (V de VI)

III) OBJECION

Habiendo mostrado las principales diferencias será bueno analizar la principal objeción contra nuestra opinión:

San Pablo, en su II a los Tesalonicenses parece contradecir cuanto acabamos de afirmar ya que enseña:

v. 8: “Y entonces se revelará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca y reducirá a la inactividad por la manifestación de su Parusía”.

Con lo cual, se argumenta, tenemos por un lado que este pasaje se refiere a la destrucción del Anticristo, y por lo tanto coincide con la batalla de Apoc. XIX, y por el otro se dice que tendrá lugar por medio de la Parusía.

Respuesta:

En primer lugar, y a fin de delimitar la respuesta, debemos comenzar por decir que no ponemos en duda la identidad de batallas en II Tes. y Apoc. XIX con lo cual lo que nos resta por analizar es la frase “y reducirá a la inactividad por la manifestación de su Parusía”.

La objeción, sin ningún lugar a dudas, tiene su peso pero creemos que la dificultad es más aparente que real.

A) Primero y principal, esta interpretación contradice todos los otros pasajes que hemos citado en la primera parte, y notemos que no se trata de uno o dos versículos factibles de otra interpretación sino de varias citas, todas concordantes entre sí. En buena exégesis lo más lógico es creer siempre que el pasaje aislado es el que debe adaptarse a todos los otros y no al revés.

Y más aún si tenemos en cuenta que este versículo no es tan claro como parece y si además, como veremos enseguida, ha sido interpretado en nuestro sentido por diversos autores.


Pasando directamente al texto podemos notar lo siguiente:

B) El término Parusía tiene, en su primera acepción, un sentido genérico que significa presencia (opuesto a ausencia) como en Fil. II, 12; I Cor. XVI, 17 y II Cor. X, 10, y en su sentido más preciso quiere decir venida.

Notemos dos cosas de este pasaje:

a) En primer lugar, San Pablo contrapone la “parusía” de Nuestro Señor con la “parusía” del Anticristo, como lo dice claramente en el versículo 9, según la traducción literal de Jünemann:

Cuya parusía es, según operación de satanás en toda virtud, y señales y prodigios mentidos”.

Así, pues, según San Pablo la parusía del Anticristo será destruída por la parusía de Nuestro Señor.

b) En el v. 1 san Pablo habla claramente de la segunda Venida de Nuestro Señor cuando dice:

Y os rogamos, hermanos, por la parusía de nuestro Señor Jesucristo y la reunión nuestra a él: que no pronto os mováis del entender, ni os intimidéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por epístola, como nuestra: como que próximo esté el día del Señor”.

Y esto, lejos de oponerse a nuestra posición, no hace más que favorecerla ya que nos lleva a la misma diferencia que habíamos visto en el punto 2 sobre los diversos motivos existentes tanto en la batalla del Harmagedón como en la Segunda Venida, que aquí vuelven a aparecer claramente:

En el v. 1 la Parusía tiene por finalidad nuestra unión con Jesús viniendo en las nubes, de lo cual habla San Pablo en la I Cor. XV; 50-53; I Tes. IV, 13-18 y Nuestro Señor mismo en el Discurso Parusíaco en Mc. XIII, 27.

Por otra parte, en el v. 8, la Parusía tiene la finalidad exclusiva matar y destruir al Anticristo, tal cual vemos que sucede en el cap. XIX del Apocalipsis.

Aquí quedan nada más que dos opciones: o se diferencia el sentido de la palabra Parusía en los vv. 1 y 8-9 y por lo tanto se distinguen los tiempos, o por el contrario se identifican los términos y, como corolario, se deben unir los sucesos.


Pero he aquí que la simultaneidad de los sucesos es claramente contraria a otros textos explícitos de la Escritura (además del hecho que sería bastante difícil unirlos coherentemente), y por lo tanto no quedaría más opción que distinguir los tiempos y el uso del vocablo “parusía”.