jueves, 9 de noviembre de 2023

Algunas notas a Apocalipsis XVI, 1

 Capítulo XVI 

1. Y oí una gran voz del santuario que decía a los siete ángeles: “Id y derramad las siete copas del furor de Dios, en la tierra”. 

Concordancias: 

ἤκουσα (): cfr. Apoc. I, 3.10; II, 7.11.17.29; III, 3.6.13.20.22; IV, 1; V, 11.13; VI, 1.3.5-7; VII, 4; VIII, 13; IX, 13.16; X, 4.8; XII, 10; XIII, 9; XIV, 2.13; XVI, 5.7; XVIII, 4; XIX, 1.6; XXI, 3; XXII, 8.17-18. 

μεγάλης φωνῆς (voz grande): cfr. Apoc. I, 10; V, 2.12; VII, 2; VIII, 13; X, 3; XI, 12; XII, 10; XIV, 7.9.15.18; XVI, 17; XIX, 1.17; XXI, 3. Ver Apoc. I, 12; IV, 1; XI, 15. 

ναοῦ (santuario): cfr. Apoc. III, 12; VII, 15; XI, 19; XIV, 15.17; XV, 5-6.8; XVI, 17; XXI, 22. Ver Apoc. XI, 1-2. 

Ἀγγέλοις (ángeles): cfr. Mt. XI, 10; Mc. I, 2; Lc. VII, 27 (San Juan Bautista); Lc. VII, 24; IX, 52 (mensajeros); Sant. II, 25 (dos mensajeros de Josué); Apoc. I, 1; V, 2; VII, 2; VIII, 3-5; X, 1.5.8-10; XIV, 6.8-9.15.18; XVIII, 1.21; XIX, 17; XXII, 16 (San Gabriel); VIII, 2.6.8.10.12-13; IX, 1.13-14; X, 7; XI, 15 (7 Arcángeles que tocan las siete trompetas); I, 20; II, 1.8.12.18; III, 1.7.14 (Jerarquía); III, 5; V, 11; VII, 1.2.11; XIV, 10 (ángeles); IX, 11 (ángel del abismo); IX, 14-15 (ángeles malos de la sexta Trompeta); XII, 7 (ángeles de San Miguel); XII, 7.9 (ángeles de Satanás); XIV, 17.19 (un ángel con la hoz afilada); XV, 1.6-8; XVII, 1.7; XXI, 9; XXII, 8 (ángeles de las siete Copas); XVI, 5 (ángel de las aguas); XX, 1 (San Miguel); XXI, 12 (12 Apóstoles); XXII, 6 (¿Cristo?). 

Ὑπάγετε (id): cfr. Apoc. X, 8; XIII, 10; XIV, 4; XVII, 8.11. 

ἐκχέετε (derramad): cfr. Mt. XXIII, 35; Lc. XI, 50; Hech. XXII, 20; Jud. I, 11; Apoc. XVI, 2-4.6.8.10.12.17. 

Φιάλας (copa): cfr. Apoc. V, 8; XV, 7; XVI, 2-4.8.10.12.17; XVII, 1; XXI, 9. 

No confundir con: 

Ποτήριον (cáliz): cfr. Apoc. XIV, 10; XVI, 19; XVII, 4; XVIII, 6. 

Θυμοῦ (furor): cfr. Apoc. XII, 12; XIV, 8.10.19; XV, 1.7; XVI, 19; XVIII, 3; XIX, 15. 

Θυμοῦ τοῦ Θεοῦ (furor de Dios): cfr. Apoc. XIV, 10.19; XV, 1.7. 

γῆν (tierra): cfr. Apoc. I, 5.7; V, 3.6.10.13; VI, 13.15; X, 2.5-6.8; XI, 4; XIV, 7; XVII, 2.5.18; XVIII, 1.3.9; XIX, 2.19; XX, 8-9.11; XXI, 1.24. Ver Apoc. III, 10; VI, 4.8.10; VII, 1-3; VIII, 5.7.13; IX, 1.3-4; XI, 6.10.18; XII, 4.9.12-13.16; XIII, 3.8.11-14; XIV, 3.6.15-16.18-19; XVI, 2.18; XVII, 8; XVIII, 3.11.23-24. 

 

Comentario: 

Straubinger: “Las plagas de este capítulo, más terribles que las anteriores (cf. XV, 1) y que las que Dios descargó sobre los enemigos de su pueblo en Egipto (Ex. VII-X), conservan muchas semejanzas con estas. Como en las trompetas, empiezan por tierra, mar, ríos y sol; pero la calamidad es total, en tanto que allí era de un tercio, y en los sellos era de un cuarto”. 

Allo: “Si se dice que las copas son derramadas “sobre la tierra”, aunque afectan también el aire y los astros, es que las plagas miran más bien a los hombres, los adoradores de la Bestia, que a los elementos”. 

Wikenhauser: “Una voz que proviene del templo, seguramente la voz de otro ángel, ordena a los siete ángeles derramar sus copas sobre la tierra. Por tierra se entiende aquí, en contraposición con el cielo, todo el mundo terrestre (tierra firme, mar, sol, aire). Estas plagas presentan estrecha semejanza con las plagas de las trompetas, pero no son una simple repetición de ellas, sino castigos mucho más graves, que corresponden a una etapa ulterior en el desarrollo de los sucesos escatológicos. Como en las plagas de las trompetas, también aquí el modelo son las plagas de Egipto. Van dirigidas contra el mundo pagano impenitente; en la primera y en la quinta se dice expresamente que su objetivo es el reino del Anticristo y sus secuaces. Aunque para los hombres incrédulos son castigos, tratan al mismo tiempo de provocar su conversión; pero no consiguen tal fin (XVI, 9.11). Las primeras cuatro plagas hieren a las mismas criaturas que fueron objeto de las primeras cuatro plagas de las trompetas (VIII, 7-12), pero esta vez las alcanzan en su totalidad”. 

Gelin: Hay una similitud muy grande entre la serie de las trompetas y la de las copas: en ambas, las cuatro primeras plagas miran sucesivamente la tierra, el mar, los ríos, el sol, y la sexta está relacionada con el Éufrates. Sin dudas ambas tienen un sustrato común. Aquí las plagas son más fuertes, lo cual tiene sentido ya que constituyen el término de la cólera divina (XV, 1) ”. 

Gelin: “Desde el punto de vista formal, la pequeña pausa marcada en el v. 9, podría indicar la quiebra del septenario en 4 + 3; las otras dos leyes del septenario se aplican también: intercalación de un intermedio entre la sexta y séptima; comienzo con la séptima unidad de sucesos ulteriores, en especial la caída de Babilonia”. 

Alápide: “Estas plagas son similares y están figuradas en las plagas de Egipto… alegóricamente significaban las que se han de infligir en el fin del mundo a los impíos y anticristianos. Pues la plaga del primer ángel es la misma que la sexta de Egipto; la plaga del segundo y tercer ángel es la misma que la primera de Egipto; la plaga del cuarto ángel corresponde a la quinta; la del quinto es la misma que la novena; la plaga del sexto es la misma que la undécima y la segunda; la plaga séptima es la misma que la séptima de Egipto. 

Alápide: “Estos siete ángeles, fialas y plagas son distintos a los siete ángeles, trompetas y plagas de los capítulos VIII y IX, las cuales estaban contenidas en el séptimo sello, como se ve por VIII, 1 y aquéllas en el libro mismo sellado con siete sellos. Por lo tanto, las de las trompetas preceden en el tiempo a las copas; aquéllas serán antes del Anticristo, y éstas durante. Por lo cual ambas plagas en parte son diversas y en parte iguales o similares, como la primera Trompeta de granizo (VIII, 7), en parte es la misma que la séptima copa (XVI, 21); entre otras cosas esta plaga produce también granizo, pero inmensa como de un talento. Así la segunda Trompeta (VIII, 8) es similar a la segunda Copa (XVI, 3), en cuanto que el mar se vuelve sangre, pero difiere en que en el cap. VIII una gran montaña es arrojada al mar, pero aquí no se dice nada al respecto. También en el cap. VIII solamente la tercera parte del mar su vuelve sangre y muere la tercera parte de los peces; en cambio acá todo el mar se vuelve sangre y todos los peces mueren. La tercera Trompeta (VIII, 10) cae sobre los ríos al igual que la tercera copa (XVI, 4), pero en el capítulo VIII las aguas se vuelven amargas y aquí, sangre. La cuarta Trompeta (VIII, 12) fue sobre el sol, al igual que la cuarta Copa (XVI, 8), pero en el capítulo VIII produjo tinieblas y obscuridad y aquí, ardor y calor. La quinta Trompeta (IX, 2), es la de las langostas que dañan y producen tinieblas; así la quinta Copa (XVI, 10) hace el reino del Anticristo tenebroso y mísero, de forma que los hombres blasfemen de Dios por el dolor y se muerdan las lenguas. La sexta Trompeta (IX, 15) desata los cuatro ángeles atados en el Éufrates, que, liberados para la batalla, producen doscientos millones de jinetes; igualmente durante la sexta Copa (XVI, 12) se seca el Éufrates para preparar el camino a los reyes del oriente. La séptima Trompeta (XI, 15) conduce al fin y consumación del mundo, y canta: “Se hizo el reino del mundo de Nuestro Señor y de su Cristo y reinará por los siglos de los siglos”. La séptima Copa (XVI, 17) dice: “Hecho está”, y luego trae los horrendos relámpagos, truenos, terremotos y granizo. Por lo dicho se ve que los siete ángeles de las Trompetas son similares a éstos, pero anteriores y como si fueran los pródromos; de aquí que producen menores plagas que éstas, que, al ser posteriores, aumentan y consumen. Hay que exceptuar la séptima (XI, 15), que lleva al fin de todo, como ya se dijo”. 

En realidad, dado que, como dice Alápide, las siete Copas están contenidas en la séptima Trompeta, al igual que las trompetas lo están en el séptimo Sello, se sigue que la séptima Trompeta no puede ser la Parusía. 

Fillion: “(Las siete copas) simbolizan los castigos extremos que Dios lanzará contra el mundo y contra la Bestia al fin de los tiempos. Varias de ellas se parecen a las que habían producido las siete trompetas, pero hay acá una agravación considerable en las plagas, aumentando la indignación divina, al igual que el crimen de los impíos. Estas siete calamidades se pueden separar también en dos grupos. Lo que las distingue es que a partir de la cuarta copa los hombres se ponen a blasfemar el nombre de Aquel que los castiga”. 

Caballero Sánchez: “El enlace de las Copas con las Trompetas consiste en la inclusión de esas Copas en la última Trompeta. Enlace obligado pues el Ángel Fuerte jura que “en los días de la séptima Trompeta será consumado el misterio de Dios”, y las Copas son la “consumación” de un aspecto de ese misterio. Además, en la séptima Trompeta, no antes, cantan los 24 Ancianos que “ha llegado la ira de Dios”, y esa ira son sus Copas. 

Muy buen comentario que unifica los sucesos. 

San Ireneo: “Pues todo lo que sucedió cuando Dios formó al pueblo sacado de Egipto fue tipo y figura de la formación de la Iglesia que un día sería sacada de entre los gentiles. Por este motivo Él la sacará de aquí para guiarla hasta su heredad, que al final le dará ya no Moisés el siervo de Dios, sino Jesús su Hijo. Mas si alguien atiende con más cuidado a lo que han dicho los profetas acerca de ese final y a lo que Juan, el discípulo del Señor, contempló en el Apocalipsis, notará que las naciones paganas en general sufrirán las mismas plagas que en particular afligieron a Egipto”. 

Bauckham: “Sin una intercalación, la estructura 4 + 3 en esta serie se vuelve mucho menos marcada e importante. Sin embargo, todavía se puede discernir, ya que los cuatro primeros juicios se aplican a las mismas cuatro divisiones de la creación (tierra, mar, aguas dulces, cielos) que las cuatro primeras trompetas, mientras que las tres últimas copas se refieren al juicio específico de la bestia y su ciudad. Esta división cuádruple de la creación (diferente de la división cuádruple utilizada en V, 13) es significativa porque ocurre también en XIV, 7. Allí el ángel llama a todas las personas a "adorar al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de agua". En los juicios de las primeras cuatro copas, a los adoradores de la bestia se les muestra la evidencia de que Dios el Creador, y no la bestia, es Dios”. 

Strack-Billerbeck: “Las plagas de las copas recuerdan en parte a las plagas egipcias. Sobre los forúnculos, v. 2, ver Ex. IX, 9 ss; sobre la sangre, v. 3, ver Ex. VII, 17 ss; sobre la obscuridad v. 10, ver Ex. X, 21 ss; sobre el granizo, v. 21, ver Ex. IX, 18 ss. - Era creencia común entre los sabios rabínicos que las plagas impuestas a Egipto en ese momento también vendrían sobre el último imperio mundial (romano) antes del comienzo de los días del Mesías. 

ExR 9 (74a): R. Eliazar b. Pedath (c. 270) ha dicho: Lo que Dios ha traído sobre los egipcios, lo traerá un día sobre este imperio sacrílego (= romano); pues está dicho: Como ante la noticia de Egipto, así temblarán ante la noticia de צֹֽר Is. XXIII, 5. R. Eleazar ha dicho: Cuando צֹֽר se escribe defectuoso, la Escritura habla del imperio sacrílego (romano), y cuando צ֤וֹר se escribe completo, la Escritura habla de la ciudad de Tiro. - צֹֽר se interpreta en adelante como "enemigo", pero el enemigo por excelencia es Roma”. 

Pesiq 67b: R. Levi (c. 800) en nombre de R. Chama b. Chanina (c. 260) dijo: Quien se vengó de los primeros (antes) también se vengará de los últimos. Como Egipto (fue castigado) con sangre, así también (un día) Edom (= Roma), como está dicho: “Haré prodigios en el cielo y en la tierra; sangre y fuego y columnas de humo” Jl. III, 3 (II, 30). Como Egipto con las ranas, así también Edom, ver Is. LXVI, 6: 6 ¡Voz de alboroto (por las ranas, así según el sentido del Midr.) que procede de la ciudad! (= Roma)”. Como Egipto con mosquitos, así también Edom, ver Is. XXXIV, 9: “Sus ríos se convertirán en pez, y su polvo en azufre”, como está escrito: “Golpea el polvo de la tierra, y se convertirá en mosquitos”, Ex. VIII, 12. Como Egipto por toda clase de bestias, así también Edom, ver Is. XXXIV, 11: “La poseerán el pelícano y el erizo, etc.”. Como Egipto con la peste, así también Edom, ver Ez. XXXVIII, 22: “Le juzgaré con peste y sangre”. Como Egipto con forúnculos, así también Edom, Zac. XIV, 12: “Se consumirá su carne”. Como Egipto por el granizo, así también Edom (así según la corrección de Buber), ver Ez. XXXVIII, 22 b: “Lloveré aguas de inundación, pedrisco”. Como Egipto con las langostas (aves), así Edom, ver Ez. XXXIX, 17 s.: “Y tú, hijo de hombre, así dice Jehová, el Señor: Di a los volátiles de toda especie… Comeréis carne de héroes”. Y además está escrito (v. 19): “Comeréis hasta hartaros de la gordura”. Como Egipto con las tinieblas, así Edom, ver Is. XXXIV, 11: “Él echará sobre ella como cuerda de medir el caos, y como plomada el vacío”. Y como en Egipto sacó a los más grandes de ellos, y los mató, así también en Edom; pues se dice Is. XXXIV, 7: “Con ellos caerán los búfalos”.