IX
LAS FIESTAS DEL MISTERIO DE LA
IGLESIA
(Este
capítulo no ha sido redactado. En el manuscrito, sólo se encuentran las indicaciones
siguientes).
I.
FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS
Todos los Santos corresponde a Epifanía.
"Nec sane tunc unctus est Christus
Spiritu Sancto, quando super eum baptizatum velut columba descendit: tunc enim
Corpus suum, id est Ecclesiam suam, praefigurare dignatus est, in qua praecipue
baptizati accipiunt Spiritum Sanctum". (San Agustín, De Trin., lib. XV, c.
26, 46.) [Por cierto que Cristo no fué ungido por el Espíritu Santo en el
momento de su bautismo, cuando el Espíritu Santo descendió sobre Él como
paloma. Lo que entonces se dignó prefigurar fué su Cuerpo, es decir, su Iglesia,
en la cual los fieles reciben por primera vez el Espíritu Santo al ser
bautizados].
EPIFANÍA:
el Bautismo (Adopción).
las Bodas de Caná (Desposorios
divinos).
los Reyes Magos (Universalidad).
TODOS
LOS SANTOS:
los Angeles.
los Santos del Antiguo
Testamento.
la Cristiandad al fin realizada.
*
Lectio
IV. [Maitines de la Fiesta de todos los Santos, en el Breviario dominicano]. —"Esta
solemnidad no está solamente dedicada a los Ángeles, sino a todos los Santos
habidos desde el origen del mundo. Los primeros son los Patriarcas, padres de
los Profetas y de los Apóstoles. Fueron hallados dignos de Dios, eminentes en
fe, sabios en sus obras, reparadores de la raza, insignes por su justicia,
llenos de una esperanza indefectible, sumisos a los Preceptos, confiados en el
cumplimiento de las Promesas, huéspedes de los Angeles.
"Después
de ellos, los Profetas escogidos, interlocutores de Dios, confidentes de sus
secretos; entre los cuales profetas, algunos santificados en el vientre
materno, y otros en su infancia, o en su juventud, o en su vejez; llenos de fe,
y en devoción incomparables, fértiles en recursos (industria solertes), señores
por la inteligencia, dueños, por experiencia, de todos los secretos de la
disciplina espiritual, asiduos en la meditación de las cosas santas, ante la
muerte intrépidos, azote de las tiranías, afligidos hasta llorar por los
pecados del pueblo, gloriosos por el don de prodigios." (Ex Sermone Rabani, vel Maximi
Tarentini).
§ Sobre
nuestra unión con los Santos del Antiguo Testamento —Canon de la Misa—.
"Omnes
in nube baptizati sunt; bibebant de spiritali..." (I Cor., X, 2-4.)
[Y todos fueron bautizados en Moisés, en la nube y en la mar; y todos comieron
una misma vianda espiritual, y todos bebieron una misma bebida espiritual:
(porque bebían de una piedra espiritual, que los iba siguiendo: y la piedra era
Cristo)]. "In labores eorum introistis." (Joan. IV, 38). [Otros lo labraron, y vosotros
habéis entrado en sus labores].
"Abraham
exsultavit" [Abraham vuestro padre deseó con ansia ver mi día. —San
Juan, VIII, 56.]— "Idem est motus in imaginem in quantum est imago et in
rem... et ideo antiqui Patres, servando legalia sacramenta, ferebantur in
Christum per fidem et dilectionem eamdem, qua et nos in ipsum ferimur." (Sto. Tomás, Sum.
theol., III q. 8, a. 3 ad 3.) [Un mismo movimiento nos lleva hacia la
imagen en tanto que tal y hacia la cosa de la cual es imagen... Es así cómo los
antiguos Padres guardando los preceptos figurativos de la Ley, eran llevados
hacia Cristo por la misma fe y el mismo amor que hoy nos lleva a nosotros hacia
Cristo].
"Qui ex fide sunt filii Abraham". (Gal., III, 7). [Conoced,
pues, que los de la fe, éstos son hijos de Abraham.] —"Ut in gentibus benedictio
Abrahae fieret in Christo Jesu." (Gal. III, 14). [Para que la bendición de Abraham se verificase a favor de las gentes en Cristo Jesús].
"Cristianismus
non in judaismum credidit, sed judaismus in christianismus." (San Ignacio de Ant., ad
Magn., X, 3). [El cristianismo no ha creído en el judaísmo, sino el
judaísmo en el cristianismo].
*
Penetración
de la idea de Iglesia en la Doxología trinitaria de la parte final del Canon
primitivo, atestiguada por la fórmula de anáfora (o Canon) de los Palimpsestos
de Verona
publicados por Hauler, y por los Estatutos Etíopes, dos documentos que, según
la demostración de Dom Cagin, parecen, con mucha probabilidad, contener el tema
apostólico de la anáfora[1]:
"Per quem tibi gloria et
honor, Patri et Filio cum Sancto Spiritu, in Sancta Ecclesia tua et nunc et in
saecula saeculorum. Amen" (Verona). [Por quien gloria y honor a ti, Padre y
al Hijo con el Espíritu Santo, en tu Santa Iglesia, ahora y por los siglos de
los siglos].
"In quo tibi laus et potentia in sancta Ecclesia". (Est. Etíop.) [En quien a Ti
alabanza y poder en la Santa Iglesia].
§ San
Pablo había escrito (Ephes. III, 21): "Ipsi gloria in Ecclesia
et in Christo Jesu, in omnes generationes saeculi saeculorum. Amen". [A El la gloria en la
Iglesia y en Jesucristo por todas las edades del siglo de los siglos. Amen].
(Cf. Dom
Cagin, Eucharistia, — Canon primitivo de la Misa, Desclée, 1912).
§ Las
dos oraciones eucarísticas de la Didaché (IX, X) hacen mención de la
Iglesia, entre la acción de gracias y la doxología.
La
primera, de Pane fracto: "Gratias tibi agimus, Pater noster, pro vita et
scientia quam indicasti nobis per Jesum puerum tuum: gloria tibi in saecula.
Sicut hic panis fratus dispersus erat supra montes et collectus factus est
unus, ita colligatur Ecclesia tua a finibus terrae in regnum tuum, quoniam tua
est gloria et virtus per Jesum Christum in saecula". [Gracias te damos, Padre
nuestro, por la vida y la ciencia que nos has revelado por Jesús tu Hijo:
gloria a Ti en los siglos. Como este pan que rompemos estaba disperso sobre los
montes, y recogido ha venido a ser uno, así tu Iglesia, desde los extremos de
la tierra sea reunida en tu reino, pues que tuya es la gloria y el poder por Jesucristo
en los siglos].
II
DEDICACIÓN DE LAS IGLESIAS
La Dedicación
corresponde a Pentecostés.
Et Angelis coronata
Ut Sponsata comite[2].
Coronada
de Angeles, ya que coronada de Dios.
Nuestro
Señor llamado Ángel (Magni
Consilii Angelus —Isaías, IX—, versión adoptada en el introito de la tercera Misa de
Navidad).
Los
Pontífices también. (Malaquías, II, 7; Apoc., II, III).
Los
Angeles sirven a Nuestro Señor. Legiones a sus órdenes. —El es Cabeza de ellos.
(San Pablo, Colos., II, 10; Ephes., I, 21).
La Ley
y los Angeles. [La Ley fué ordenada por Angeles en mano de un mediador. —Gal.,
III, I9.] — [Que recibisteis la Ley por ministerio de Angeles y no la guardasteis. Act., VII, 53]. Cf. Deuter., XXIII,
2 (Septantes).
El
Himno Angélico. — La Salutación Angélica.
"Spectaculum facti sumus mundo, et angelis". [Somos hechos espectáculo
al mundo, y a los Angeles. —San Pablo, 1 Cor., IV, 9].
"Separabunt malos de medio justorum." [Saldrán los Angeles, y
apartarán a los malos de entre los justos. —San Mateo, XIII, 49].
"Gaudium in coelo pro uno peccatore." [Habrá más gozo en el cielo sobre
un pecador que hiciere penitencia, que sobre noventa y nueve justos que no han
menester penitencia. San Lucas, XV, 7].
"Corpus Ecclesiae mysticum non solum
consistit ex hominibus, sed etiam ex angelis: totius auttem hujus multitudinis
Christus est caput." (Santo Tomás, Sum. Theol., III p. q. 8, a. 4). [El
Cuerpo místico de la Iglesia no está constituido por los hombres solamente,
sino también por los Angeles: y de toda esa multitud Cristo es la Cabeza].
La
herencia de ellos (de los Angeles) está en los Cielos, dulce país de la luz. (Dionisio,
Jer. Cel., XV).
§
Véase el maravilloso capítulo XV de la Jerarquía Celeste:
"Entre todos los símbolos angélicos, la Teología emplea con una especie de
predilección, el símbolo del fuego. Nos habla de ruedas ardientes, animales
enteramente hechos de llamas, hombres como relámpagos candentes; nos muestra a
las esencias celestiales rodeadas de brasas encendidas y de ríos que llevan
olas de fuego, con ruido y rapidez. En su lenguaje, los Tronos son de fuego,
los augustos Serafines, de acuerdo con la significación de su mismo nombre,
están abrasados, y calientan y devoran como el fuego. En fin, tanto en el más
alto como en el más bajo grado del ser, reaparece constantemente el glorioso símbolo
del fuego...". Viene a continuación la espléndida descripción de los efectos
del fuego como imagen de la naturaleza divina.
§ Dionisio
se refiere muchas veces al doble ímpetu que mueve a las esencias angélicas;
por el cual son primero arrebatadas hacia Dios, y luego traídas hacia los seres
que están por debajo de ellas, para comunicarles sus luces.
§
"Inferiora gubernat
per superiora, non propter defectum suae virtutis, sed propter abundantiam suae
bonitatis, ut dignitatem causalitatis etiam creaturis communicet." (Santo Tomás, Sum.
theol., I q. 22, a. 3). [Dios gobierna los seres inferiores por los
superiores, no por defecto de su poder, sino por abundancia
de su bondad, a fin de comunicar a las mismas criaturas la dignidad de ser
causas].
§ [A
los Angeles de la primera jerarquía] les es dado imitar a Jesucristo de una manera
más elevada; y participan de la primera efusión de sus virtudes divinas y humanas.
(Jer. cel., VII).
§
"Usque ad diem judicii
semper nova aliqua supremis angelis revelantur divinitus de his quae pertinent
ad dispositionem mundi et praecipue ad salutem electorum. (Santo Tomás. Sum.
theol., q. 106, a. 4). [Hasta el día del juicio continuarán revelándose
divinamente a los Angeles superiores nuevos misterios que se refieren a la
constitución del mundo y principalmente a la salvación de los elegidos].
§
Comparación del ministerio de los Angeles en la Iglesia, con el ministerio del
Sacerdote.
"Por
el ejercicio de las funciones sagradas nos asemejamos a los Angeles, tratando
de colocarnos como ellos en un estado de inmutable santidad." (Jer.
ecles. I.) —Esta idea está expresamente tratada en Jer. cel., XII.
"Tota virtus sacramentorum a passione
Christi derivatur, quae est Christi secundum quod est homo, cui in natura
conformantur homines non autem angeli, sed potius secundum passionem dicitur
modico ab angelis minoratus (Hebr., II), et ideo ad homines pertinent
dispensare sacramenta et in eis ministrare, non autem ad angelos: sciendum
tamen quod sicut Deus virtutem suam non alligavit sacramentis quin possit sine
sacramentis effectum sacramentorum conferre ita etiam virtutem suam non
alligavit Ecclesiae ministris quin etiam angelis possit virtutem tribuere
ministrandi in sacramentis." (Sum. theol., III q. 64, a. 7). [Toda la virtud de los sacramentos
deriva de la Pasión de Cristo, que Cristo ha padecido en cuanto hombre, de
quien los hombres son semejantes en naturaleza, y no los ángeles; y de quien se
dice, por su Pasión, que fué hecho un poco menor que los Angeles (Hebr., II).
Por eso corresponde a los hombres, y no a los Angeles, dispensar los
Sacramentos y ejercer un ministerio a propósito de ellos. Pero debe saberse
que, así como Dios no ha ligado su poder a los Sacramentos de modo que no pueda
sin los Sacramentos producir el efecto de los Sacramentos, tampoco ha ligado su
poder a los ministros de la Iglesia, de modo que no pueda otorgar también a los
Angeles el poder de ejercer el ministerio sacramental]. Santo Tomás piensa,
al decir esto, en ciertos hechos milagrosos, pues agrega: "Sicut quaedam templa
dicuntur angelico ministerio consecrata". [De esta manera se refiere que
algunos templos han sido consagrados por el ministerio de los Angeles]. De ahí
resulta que el poder sacramental no hace al hombre, necesariamente, superior a
los Angeles...
§ El Ángel
vengador del Paraíso terrestre reemplazado en la Iglesia por los Angeles que la
coronan, guardianes de sus torres, luces de su palacio.
*
Los Angeles Malos. — La Iglesia "tentada" como Nuestro Señor por el demonio.
"Nescitis quoniam Angelos
judicabimus?"
[¿No sabéis que hemos de juzgar a los Angeles?— 1 Cor. VI, 3].
La
vista de ellos está ciega para la hermosura de la Iglesia, en tanto que los Angeles
Buenos la ven con arrobamiento.
"Si cognovissent, numquam
Dominum gloriae crucifixissent." (I Cor., II, 8.) [Si ellos (los ángeles
malos, los príncipes de este mundo) la hubieran conocido, nunca hubieran
crucificado al Señor de la gloria]. —"... Si autem perfecte, et per
certitudinem cognovissent, ipsum esse Filium Dei, et effectum passionis ejus,
nunquam Dominum gloriae crucifigi procurassent". (Sum. theol., q. 64,
a. 1, ad 4.) [Si hubieran conocido perfectamente y con certidumbre que Él
era el Hijo de Dios, y cuál sería el efecto de su Pasión nunca hubieran
procurado que se crucificase al Señor de la gloria]. De este modo, Santo
Tomás parece inclinado a sacar en consecuencia, conforme con el sentir de San
Agustín, que menciona, que el misterio de la Encarnación no les fue conocido
sino lo bastante para mantenerlos en el temor, y por lo tanto no previeron sus
efectos benditos. De otro modo, se hubieran guardado de procurarlos
indirectamente, incitando a los hombres a crucificar al Hijo de Dios.
§ Las
Puertas de Dite coronadas de demonios. (Infierno, VIII, 82.)
[1] He aquí el texto completo de la anáfora primitiva
(palimpsestos de Verona) que puede considerarse, según los trabajos de Dom
Cagin, como el que más se acerca al tema apostólico del Canon. (Cf. Dom
Paul Cagin: L'Eucharistia,
canon primitif de la Messe, Rome, Paris, Tournai, Desclée, 1912, in 4, 334 p.;
l'Eucharístia, Fragntents de la 3 partie, Desclée, in - fol., 48 p.; el abate A. Vigourel ha publicado un
resumen de los trabajos de Dom Cagin en la Revue pratique
d'Apologetique, 1 de mayo de 1915, págs. 146-160).
Texto latino:
Gratias tibi
referimus, Deus, Per dilectum Puerum tuum Jesum Christum, Quem in ultimis
temporibus Misisti nobis Salvatorem Et Redemptorem Et Angelum voluntatis tuae;
Qui est Verbum tuum inseparabile, Per quem omnia fecisti Et beneplacitum tibi
fuit; Misisti de coelo in matricem Virginis, Quique in utero habitus incarnatus
est Et Filius tibi ostensus est Ex Spiritu Sancto Et Virgine natus. Qui
voluntatem tuam complens Et populum sanctum tibi adquirens, Extendit manus, cum
pateretur, Ut a passione liberaret Eos qui in te crediderunt. Qui cumque
traderetur voluntariae passioni Ut mortem solvat Et infernum calcet Et justos
illuminet Et terminum figat Et resurrectionem manifestet Accipiens panem,
Gratias tibi agens, Dixit: Accipite, manducate: Hoc est Corpus Meum, Quod pro
vobis confringetur; Similiter et calicem, Dicens: Hic est Sanguis Meus, Qui pro
vobis effunditur. Quando hoc facitis, Meam commemorationem facitis. Memores
igitur mortis Et resurrectionis ejus Offerimus tibi panem et calicem, Gratias
tibi agentes Quia nos dignos habuisti Adstare coram te Et tibi ministrare. Et
petimus Ut mittas Spiritutn tuum sanctum In oblationem Sanctae Ecclesiae. In
unum congregans des omnibus Qui percipiunt sanctis. In repletionem Spiritus
Sancti, Ad confirmationem fidei in veritate, Ut te laudemus et glorificemus Per
Puerum tuum Jesurn Christum, Per quem tibi gloria et honor Patri et Filio cum
Sancto Spiritu In sancta Ecclesia tua Et nunc et in saecula saeculorum. Amen.
Traducción castellana.
Te damos gracias, oh
Dios, Por tu amado Hijo Jesucristo, Que en los últimos tiempos Nos enviaste,
Salvador, Redentor Y Ángel de tu voluntad; Que es tu Verbo inseparable, Por
quien hiciste todas las cosas Y a tu agrado; Le enviaste del cielo al seno de
la Virgen, Y se encarnó en sus entrañas Y se manifestó a Tí como Hijo, Por el
Espíritu Santo Nacido de Virgen. Quien, cumpliendo tu voluntad, Y adquiriendo
para Ti un pueblo santo, Extendió las manos, padeciendo, Para librar de
padecimiento A los que en Ti han creído. Y cuando fué entregado (porque lo
quiso) a la pasión Para destruir la muerte, Pisotear el infierno, Iluminar a
los justos, Fijar el término Y manifestar la resurrección, Tomando pan, Dándote
gracias Dijo: Tomad, comed: Este es Mi Cuerpo, Que por vosotros será quebrantado;
E igualmente el cáliz, Diciendo: Esta es Mi Sangre, Que por vosotros será derramada.
Cuando hacéis esto, Hacéis mi conmemoración. En memoria pues de su muerte Y de
su resurrección Te ofrecemos el pan y el cáliz, Dándote gracias Porque nos
hiciste dignos De estar en tu presencia Y servirte. Y pedimos Que envíes a tu
Espíritu Santo Sobre la oblación de la Santa Iglesia; Y reuniendo en uno, des a
todos Los santos que participan, La plenitud del Espíritu Santo, Para confirmación
de la fe en la verdad. A fin de que te alabemos y glorifiquemos Por tu Hijo
Jesucristo, Por quien gloria y honor a Ti Padre y al Hijo con el Espíritu
Santo, En tu Santa Iglesia. Ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
[2]
Jerusalén, ciudad venturosa,
Llamada visión de paz,
Que está construida en los cielos
Con piedras vivientes,
Y que los Angeles rodean
Como el cortejo a la Esposa...
(Himno de Vísperas
de la Dedicación de una Iglesia.)