La Devoción al Papa
Nota del
Blog 1: Dedicamos esta traducción, como signo de piedad
filial y devoción, a Pío XII.
Nota del Blog 2: El texto original puede verse AQUI
mientras que el interesante Blog Alexandria
Católica ya había publicado la traducción portuguesa AQUI,
la cual hemos tenido en cuenta en más de una oportunidad.
II Parte y III Parte
P. Faber |
“Pedro se hallaba,
pues, custodiado en la cárcel, mas la
Iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”.
– Hechos XII.
Sermón pronunciado por el P. Faber en la Fiesta de Epifanía de 1860 en el Oratorio de
Londres.
Al Reverendísimo Edward Hearn, Vicario general de la Diócesis de Westminster, el
autor le dedica este tratado en reconocimiento de tanta amabilidad, y como signo
de respeto y afecto.
Las siguientes páginas son la sustancia de un
sermón predicado en la Iglesia del Oratorio de Londres con ocasión de la
Exposición Solemne del Santísimo Sacramento por la intención del Papa, en
primer día del Año Nuevo en 1860.
La Devoción al Papa.
El Año Nuevo comienza con una fiesta de Jesús y
esa fiesta conmemora el primer derramamiento de su Sangre. Esto es algo así
como una especie de toda la vida cristiana. Cristo vive en nosotros, y nosotros, a su vez, vivimos su vida.
La vida del hombre redimido está tan
entrelazada con la gracia y acción del Redentor que no la podemos concebir
separada de Él. Está mezclado en todo lo que hacemos, en todo lo que somos, en
todo lo que sufrimos. No tenemos una
alegría o tristeza que no sean tan suyas como nuestras. Son suyas porque son
nuestras.
Él es el fin, la fuerza y el sentido de toda
vida santa. Él hace suyas todas las cosas,
incluso aquellas que menos parecen pertenecer a sus intereses. Su jurisdicción se
extiende al mismo tiempo a todo el conjunto y a los menores detalles. Es parte
de su amor que nuestros pequeños intereses sean grandes intereses para Él.
El Año que pasó termina con su Nacimiento, como
si quitara toda tristeza que inspira el tiempo transcurrido por medio de ese
recuerdo tan dulce de la eternidad. El Año Nuevo comienza con su dolor, como si
hiciera más seria toda veleidad de alegría y moderara toda impetuosidad de
acción.