II
ES PRECISO QUE VENGA LA APOSTASIA PRIMERO
II Tes. II, 3
Entre los signos del orden
moral que anuncian la venida de Cristo, hay uno que tiene un doble aspecto. Por
una parte es preciso que "el
Evangelio del reino sea predicado en el mundo entero", y por otra, el
Maestro ha anunciado para estos días el enfriamiento de la caridad y la falta
de fe sobre la tierra. "Pero el Hijo del hombre, cuando vuelva, ¿hallará por ventura la fe
sobre la tierra?" (Lc. XVIII, 8).
LA DIFUSION DEL EVANGELIO
Cuando San Cirilo de
Jerusalén en el siglo IV dijo que el Evangelio había sido predicado en el mundo
entero seguía la opinión corriente, pero errónea. Hace sólo poco tiempo que
nuestra tierra habitada es completamente conocida. Hacia la mitad del siglo
XIX, el centro del África, del Asia y de la América eran todavía en parte
inexploradas.
Ahora sabemos que toda la
tierra ha sido visitada, y sabemos también que, por las Misiones Católicas y
protestantes[1], el Evangelio es difundido
en forma sorprendente desde hace 50 años.
Las obras bíblicas han
hecho un prodigioso esfuerzo para hacer conocer a Jesucristo y la salvación de
la Redención. En Febrero de 1933, el Nuevo
Testamento estaba traducido en 869 lenguas y cada año que venga se ofrecerá
la Palabra de Dios en algunos nuevos dialectos.
Podemos decir sin equivocarnos
que el Evangelio es repartido hasta los extremos de la tierra. No hay una isla
ni un territorio donde la Biblia no haya sido llevada. Pues Jesús ha dicho:
"Y se proclamará este Evangelio del
Reino en todo el mundo habitado, en testimonio a todas las naciones. Y entonces
vendrá el fin" (Mt. XXIV, 14).