ARTÍCULO III
II Proposición
El catorce de la luna, los cuartodecimanos hacían el festín Pascual sin ninguna relación con el misterio de la Resurrección
Cuando se dice que los cuartodecimanos hacían la Pascua el catorce de la luna, se debe entender el catorce de la luna en el mismo sentido que se lo entiende en los mandamientos que Moisés dio a los Judíos de comer su Pascua el catorce de la luna. Pero los Judíos comieron su Pascua la noche del catorce de la Luna.
Sostengo, pues, que cuando se dice que los cuartodecimanos hacían la Pascua el catorce de la luna, quiere decir, en primer lugar, que hacían la noche del catorce el festín de la Pascua.
No solamente los cuartodecimanos sino también otras iglesias habían mantenido, en la celebración de los misterios de la fiesta de Pascua, y en las cosas que estaban relacionadas, algunas ceremonias de los Judíos. Sin embargo, las habían vuelto cristianas por el fin que se proponían y por el significado que le daban. Tal era la más considerable y esencial de todas, quiero decir, la manducación del Cordero Pascual, e incluso algunas observaciones legales que la precedían, sin hablar de la observancia que era, y que hoy en día es todavía universal, de no hacer la Pascua antes del catorce de la luna, según lo que está señalado en el cap. XII del Éxodo y tal como lo señalan a menudo San Epifanio, San Ambrosio, San Agustín, etc. al hablar de la celebración de la Pascua.
San Epifanio, al tratar del error de los cuartodecimanos, en un pasaje del artículo donde es muy difícil comprender lo que ha querido realmente expresar, sin embargo, deja muy en claro lo que afirmo con respecto al Cordero Pascual.
“Los
cuartodecimanos, dice[1], hacen la Pascua el
catorce, es preciso que hagan venir el cordero desde el diez, y que lo guarden
hasta el catorce”.
Esto es lo que agrega con respecto a los Católicos:
“La Iglesia Católica, recogiendo todo lo que es necesario para la celebración de este santo Misterio, no se aleja de la verdad. Pues no sólo observa el día catorce, sino también una semana toda entera, observando como siete días de sábado, a fin de que sobre el modelo de cosas que hizo el Señor, todo se termine por la Resurrección y por la alegría del festín Pascual. También, además del día catorce de la luna, observa el curso del sol, a fin de no hacer dos pascuas en el mismo año y que no haya un año sin Pascua. Es por eso que hemos observado de tal forma el catorce de la luna, que esperamos siempre que pase el equinoccio para hacer la Pascua y finalmente obramos de forma que el fin de todo este tiempo sea el domingo. Tomamos también un cordero desde el día diez, representando el nombre de Jesús por medio de la iota (que es la cifra diez y la primer letra de Jesús[2]), de forma que no omitimos nada de todo aquello que puede contribuir a la solemnidad de esta santa fiesta de la Pascua”.