domingo, 25 de febrero de 2018

La Respuesta de Nuestro Señor a Pilatos (Jn. XIX, 11)

Nota del Blog: Hermosa y muy natural explicación de un pasaje evangélico un tanto difícil, escrita por el P. R. Thibaut S.J. y publicado por la Nouvelle Revue Théologique, Tomo 54 (1927), p. 208-211.



Los judíos lanzaron finalmente el grito decisivo:

“Nosotros tenemos una Ley y, según esta Ley, debe morir, porque se ha hecho Hijo de Dios.”

Ante estas palabras, remarca San Juan (XIX, 8), Pilatos temió aún más.  Al entrar de nuevo al pretorio, le dijo a Jesús:

“¿De dónde eres Tú?”.

Jesús no le dio respuesta.

“Díjole, entonces, Pilatos: “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo el poder de librarte y el poder de crucificarte?”.

Esta vez, Jesús responde:

No tendrías sobre Mí ningún poder, si (poder) no te hubiera sido dado de lo alto, por esto quien me entregó a ti, tiene mayor pecado”.

Después de esta respuesta, nota todavía San Juan (XIX, 12), Pilatos busca salvar a Jesús.

En esta breve respuesta de Nuestro Señor, hay al menos cinco elementos que los comentadores han interpretado en forma diversa.

martes, 20 de febrero de 2018

Las Genealogías Genesíacas y la Cronología, por Ramos García (VII de IX)

Sólo el prejuicio de la universalidad absoluta del Diluvio podría soslayar la conclusión que acabamos de ilustrar.

Nosotros creemos que el Diluvio fué, sí, universal, pero universal con sola universalidad relativa; relativo, digo a cierta región y agrupación de hombres, aunque con repercusión en todo el globo, dada la magnitud de un cataclismo, que pudo lanzar las aguas del mar a unos 4.000 metros de altura, es decir, a 15 codos sobre el macizo armeno (Gen. VII, 20; VIII, 4).

En pro de la universalidad meramente relativa milita la razón geográfica y la etnológica.

Si las aguas no subieron más que a unos 15 codos del macizo armeno, que está a unos 4.000 metros de altura, quedan en el resto del globo ocho o diez distritos de supervivencia, que superan al macizo armeno[1]. Primero de todos el Himalaya, en Asia; los Andes y Sierra Madre, en América; el monte Cook en Nueva Zelanda; las regiones de los altos lagos, de los Camarones y el Atlas en África; los Alpes y el Cáucaso, en Europa. Y eso con tanta mayor verosimilitud cuanto que en relación de origen o vecindad con cada uno de estos distritos hay un grupo étnico tanto más numerosos, cuanto mayor es el distrito de supervivencia. Así, para poner un ejemplo, en relación de vecindad con el Himalaya, que es el mayor de todos, está el grupo racial de tipo mogol o mogoloide, que es también el más numeroso.

En todos esos distritos pudiéronse salvar muchos animales terrestres; y donde se salvaron los animales, pudo salvarse el hombre, si bien el árbol de la humanidad, que nacido de un mismo tronco se había espaciado en ramas numerosas, al ser ahora tronchado por el cataclismo, dejó de sí ya sólo ramas sueltas, que son las diferentes razas humanas, inconfundibles unas con otras, sin que puedan acortarse las distancias por el mestizaje, pues se retorna fatalmente a uno de los tipos originarios.

viernes, 16 de febrero de 2018

Algunas Notas a Apocalipsis III, 20-21

20. He aquí que estoy de pie a la puerta y golpeo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.

Citas Bíblicas:

Lugares paralelos:

I) Estoy de pie a la puerta y golpeo:

1) Mt XXIV, 33: “Así también vosotros cuando veáis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas”. Cfr. Mc. XIII, 29.

Por su parte, por San Lucas en el lugar paralelo sabemos que esto se refiere al Reino de Dios, es decir al Milenio, cuando dice:

Lc. XXI, 31: “Así también, cuando veáis que esto acontece, sabed que el Reino de Dios está próximo”.

2) Mt. XXV, 10: “Mientras ellas iban a comprar, llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta”.

3) Lc. XII, 36: “Y sed semejantes a hombres que aguardan a su amo a su regreso de las bodas, a fin de que, cuando Él llegue y golpee, le abran enseguida. ¡Felices esos servidores, que el amo, cuando llegue, hallará velando! En verdad, os lo digo, él se ceñirá, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles”.

4) Lc. XIII, 24 ss:Pelead por entrar por la puerta angosta, porque muchos, os lo declaro, tratarán de entrar y no podrán. Enseguida que el dueño de casa se haya despertado y haya cerrado la puerta, vosotros, estando fuera, os pondréis a llamar a la puerta diciendo: “¡Señor, ábrenos!” Mas él respondiendo os dirá: “No os conozco (ni sé) de dónde sois”… allí seré el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y a vosotros arrojados fuera. Y del oriente y del occidente, del norte y del mediodía vendrán a sentarse a la mesa en el reino de Dios”.

5) Juan X, 1 ss: “En verdad, en verdad os digo, quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es un ladrón y un salteador. Mas el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A este le abre el portero[1], y las ovejas oyen su voz y él llama por su nombre a las ovejas propias[2] y las saca fuera…”.

domingo, 11 de febrero de 2018

Las Genealogías Genesíacas y la Cronología, por Ramos García (VI de IX)

Rastreando la solución, comienzo por sospechar que la genealogía por línea de Caín, lo mismo que las demás, es fragmentaria, y hay que distinguir en ella dos tramos por lo menos, uno prediluviano en conexión con el primer origen del nombre y otro posdiluviano (sic)[1] en conexión con la historia posterior, vivida por el autor y sus lectores; dos tramos en la genealogía de los Cainitas, correspondientes a las dos tablas genealógicas de los Setitas, la prediluviana y la posdiluviana.

Mas ¿dónde poner el hiato entre los dos tramos de la genealogía de Caín? La egipcia pone un hiato inmediatamente después de Horos —que sería según lo dicho el Caín bíblico—, pues no hay en ella la más mínima alusión a Henoc e Irad, el primero de los cuales es ciertamente prediluviano (cf. Gen. IV, 17). La fenicia llena ese vacío con una serie de nombres extraños: Phos, Pyr y Phlox (n. 3). Casio, Líbano y otros gigantes (n. 4); Memrum, Hypsuranio y Usaos (n. 5). De este último se dice que “en medio de violentas lluvias, fué el primero que, tomando un leño, tuvo la osadía de arrojarse a la mar, y habiendo consagrado columnas al fuego y a los vientos, los adoró y sacrificó los animales que tomara” (Prep. Ev. 1. I, capítulo 10). Si aquí se alude como parece al diluvio universal, las cuatro generaciones restantes de la tradición fenicia, entre ellas la del Tekhnites Geinos, el Tubalcaín de la bíblica, son posdiluvianos. En la Biblia el carácter posdiluviano, dudoso en Irad, se acentúa cada vez más en sus sucesores, por su relación con ciertas realidades existentes aún en tiempo del autor sagrado, según se irá declarando.

Efectivamente, el nombre de Caín, que tiene un significado personal en el cap. IV del Génesis, en el último vaticinio de Balaám (Num. XXIV, 22) y en la historia de Jael (Jue. IV, 11 ss.), toma ya un sentido etnológico manifiesto. Ahora bien, lo normal en la Escritura es que el nombre etnológico de un pueblo sea a la vez el epónimo de su raza como nombre de su progenitor. Así Israel, nombre etnológico del pueblo de Dios, es a la vez su nombre eponímico, por ser el de su progenitor. Caín, pues, como nombre de pueblo, tendría a la vez un sentido eponímico, con referencia al de su progenitor, el único Caín que en la Escritura se conoce.

martes, 6 de febrero de 2018

Venga tu Reino, por René Thibaut

Nota del Blog: El siguiente texto del P. Thibaut S.J., está tomado de la Nouvelle Revue Théologique, Tomo 49 (1922), p. 555 sig.

Lamentablemente pasa lo que vemos siempre: quitado el Milenio de la exégesis, todo se vuelve oscuro, complicado, forzado.


Cuando los Padres hablaban ora del reino de la gracia, ora del reino de la gloria, estaban en lo cierto porque esta petición incluye ambos aspectos, es decir, cuando pedimos que venga el reino de Dios, pedimos que venga a la tierra y no que nosotros vayamos al cielo, con lo cual es un reino de gracia, pero a su vez ese reino absoluto y universal de la gracia, sólo puede venir por medio de la Vuelta gloriosa de Nuestro Señor (Mt. XIX, 28; XXV, 31, etc.) que estará acompañado de los santos, de los ángeles, y de los raptados, y entonces será, para éstos, un reino de gloria. El mismo sentido vemos en las otras dos peticiones: santificado sea tu Nombre… en la tierra (Is. XXIX, 23 sobre Israel y Ez. XXXVI, 23 para los gentiles; y en el cielo: Is. VI, 3; Apoc. IV, 8) y hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, el cual no necesita mayores comentarios.


Texto hebreo del Padre nuestro representado en la
Iglesia del Pater Noster en el Monte de los Olivos

I.- Venga tu Reino (Mt. VI, 10: Lc. XI, 2).

Los Padres latinos, salvo San Ambrosio, vieron en el reino del Pater el reino final de la gloria, y los Padres griegos, salvo San Juan Crisóstomo, el reino previo de la gracia. Por esta razón la enseñanza usual adopta la pluralidad de sentidos[1].

Suárez, que toma parte también por el sentido múltiple, no ve ningún inconveniente en ello[2]. Sin embargo, sentido múltiple[3], sentido prácticamente confuso. Ahora bien, la voluntad solamente tiende decididamente a un término bien definido. Sin dudas que uno permanece libre de precisar el reino que pide actualmente, pero, dado que se trata de una oración común, ¿es conveniente que la precisión no se obtenga sino fuera de la unidad? ¿No habrá propuesto Nuestro Señor, a fin de salvaguardar ambos, un reino en particular, evidentemente el principal, al cual tienden en primer lugar nuestros deseos, dejando que se construyan sobre él los secundarios?

Jerarquizar nuestros deseos no significa empobrecerlos, muy por el contrario. Por otra parte, al poner en evidencia un solo reino, imitaremos al mismo tiempo a los Padres griegos y latinos que ciertamente difieren sobre el reino a elegir, pero concuerdan en elegir uno.

Desde el momento en que hay que elegir, es la gloria lo que hay que escoger; pues uno toma la gracia al mismo tiempo, pero en su rango: es decir, implícita y secundariamente. En efecto, ésta está encerrada en aquella como en comienzo en el fin; y el deseo tiende naturalmente primero a la obra maestra por la cual el boceto deviene, a su vez, deseable.

jueves, 1 de febrero de 2018

Algunas Notas a Apocalipsis III, 18-19

18. Aconséjote comprar de Mí oro acrisolado por fuego, para que enriquezcas y vestidos blancos, para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez y colirio para ungir tus ojos, para que veas.

Concordancias:

συμβουλεύω (aconsejo): Hapax en el Apocalipsis. Ver Mt. XXVI, 4; Jn. XVIII, 4; Hech. IX, 23.

ἀγοράσαι (comprar): cfr. Mt. XIII, 44.46; XXV, 9-10; Lc. XIV, 18-19; XVII, 28; Apoc. V, 9; XIII, 17; XIV, 3-4; XVIII, 11.

χρυσίον (oro): cfr. I Ped. I, 7; Apoc. XVII, 4; XVIII, 16; XXI, 18.21.

πεπυρωμένον (acrisolado): cfr. II Ped. III, 12; Apoc. I, 15.

πυρὸς (fuego): cfr. I Ped. I, 7; Apoc. I, 14; II, 18; IV, 5; VIII, 5.7-8; IX, 17-18; X, 1; XI, 5; XIII, 13; XIV, 10.18; XV, 2; XVI, 8; XVII, 16; XVIII, 8; XIX, 12.20; XX, 9-10.14-15; XXI, 8.

πλουτήσῃς (enriquezcas): cfr. Lc. I, 53; XII, 21; II Cor. VIII, 9; I Tim. VI, 9.18; Apoc. III, 17; XVIII, 3.15.19 (mercaderes de la tierra).

μάτια (vestidos): cfr. Mt. XVII, 2; XXI, 7-8; Mc. IX, 3; XI, 7-8; Lc. XIX, 35-36; Apoc. III, 4-5; IV, 4; XVI, 15; XIX 13.16. Ver Mt. V, 40; XXIV, 18; Mc. XIII, 6; Lc. VI, 29.

Λευκὰ (blancos): cfr. Mt. XVII, 2; XXVIII, 3; Mc. IX, 3; XVI, 5; Lc. IX, 29; Jn. XX, 12; Hech. I, 10; Apoc. I, 14; II, 17; III, 4-5; IV, 4; VI, 11; VII, 9.13; XIV, 14; XIX, 11.14; XX, 11. Ver Apoc. VI, 2.

Περιβάλῃ (vistas): cfr. Mt. VI, 29.31; XXV, 36.38.43; Lc. XII, 27; Apoc. III, 5 (Sardes); IV, 4 (24 Ancianos); VII, 9.13 (Mártires del Anticristo); X, 1 (San Gabriel); XI, 3 (los dos Testigos); XII, 1 (Mujer que huye al desierto); XVII, 4 (Babilonia); XVIII, 16 (Babilonia); XIX, 8 (Jerusalén Celeste); XIX, 16 (Jesús).

φανερωθῇ (se manifieste): Ver Apoc. XV, 4.

αἰσχύνη (vergüenza): Hapax en el Apoc. Ver Fil. III, 19.

γυμνότητός (desnudez): Ver Mt. XXV, 36.38.43-44; Sant. II, 15; Apoc. III, 17; XVI, 15; XVII, 16 (Babilonia) y la Parábola del Banquete nupcial, Mt. XXII, 1-14.

κολλούριον (colirio): Hapax absoluto.