2. y el atrio, el de afuera del santuario, arroja afuera y no lo midas,
porque se le dio a las naciones y la ciudad, la santa, pisotearán meses cuarenta
y dos.
Concordancias:
αὐλὴν (atrio): Hapax en el Apoc. cfr. Jn.
X, 1.16.
Notas
Lingüísticas:
Zerwick: “αὐλὴν τὴν ἔξωθεν:
atrio exterior (¿de los gentiles?)”.
Zerwick: “ἔκβαλε: arrojar; ἔξωθεν:
fuera; aquí = ¿omitir?”.
Citas
bíblicas:
La similitud entre este versículo
y Lc. XXI, 24 es signo de identidad
de materia.
Lc.: και
πεσουνται στοματι μαχαιρης και αιχμαλωτισθησονται εις τα εθνη παντα και
ιερουσαλημ εσται πατουμενη υπο εθνων αχρις ου
πληρωθωσιν [και εσονται] καιροι εθνων.
Lc.: y caerán a filo de
espada y serán deportados a las naciones todas y Jerusalén será pisoteada por (las) naciones
hasta que se cumplan (los) tiempos de (las)
naciones.
Apoc.: καὶ
τὴν αὐλὴν τὴν ἔξωθεν τοῦ ναοῦ ἔκβαλε ἔξωθεν καὶ μὴ αὐτὴν μετρήσῃς, ὅτι ἐδόθη
τοῖς ἔθνεσιν καὶ τὴν πόλιν τὴν
ἁγίαν πατήσουσιν μῆνας τεσσεράκοντα [καὶ] δύο.
Apoc.: y el atrio, el de afuera del santuario, arroja afuera y no lo
midas, porque se le dio a las naciones y la ciudad, la santa, pisotearán meses
cuarenta y dos.
Ver Zac. XII, 3; Dan. VIII, 13; Is. LXIII, 18; Sal. LXXVIII, 1; Dan. IX, 24.
Comentario:
La desolación de Israel, que dura las LXX Semanas de años, termina con
el fin del Anticristo. Ergo, es pisoteada hasta entonces.
En griego se habla del
“hierón” (ἱερόν)
y del “santuario” (ναὸς).
El primero de ellos
constaba de dos partes: el patio exterior y el interior. El patio exterior era
conocido como el “atrio de los gentiles”, mientras que el interior estaba reservado
a los judíos y se dividía en tres partes: el patio de las mujeres, el de Israel
y el de los sacerdotes. Al decir que no mida el atrio exterior tal vez se esté
indicando que todo el atrio interior junto con el Santuario sí va a ser
preservado.
La “Ciudad Santa” que aquí es pisoteada es la misma
sobre la cual son decretadas las 70 Semanas (Dan. IX, 24).
Cfr. también Neh. XI, 1, 18; Is. LII, 1.
Estos
42 meses corresponden a la primera mitad de la Septuagésima Semana dado que en
ella hay adoradores en el Santuario, y el Anticristo ha de poner fin a “el sacrificio
y la oblación” (Dan. IX, 27).
Straubinger: “A los gentiles: Así
lo anuncia Jesús en Lc. XXI, 24, añadiendo que ello será hasta que el tiempo de
los gentiles sea cumplido. Cuarenta y dos meses, espacio que
corresponde a los 1260 días del v. 3 y de XII, 6; a los tres
tiempos (años) y medio de XII, 14 y a los cuarenta y dos meses
de XIII, 5 (cf. v. 6 y nota). Buzy, citando a Daniel IX,
27, hace notar que este hecho pertenece a la última semana de Daniel. Gelin
observa igualmente que el texto viene de Daniel VII, 25 y XII, 7.
Cf. Daniel XII, 11 y 12”.
En realidad, los tres años y medio de Elías
no se yuxtaponen con los del Anticristo.
Allo: “El atrio exterior es dado a las naciones para ser profanado, con
todo el resto de la Ciudad santa; es “el tiempo de los gentiles” de Luc. XXI,
24. No se trata de “destruir”, como quiere Bousset, sino de pisotear, mancillar
el atrio y la ciudad por su presencia e idolatría”.
Fillion:
“Cuarenta y dos meses: … Más
abajo, en XIII, 5 este mismo número de días marcará la duración del reino del
Anticristo; aquí parece designar la que precederá inmediatamente a este reino
(cfr. v. 3; XII, 6.14). Uniendo los dos períodos, se obtienen
siete años…”.
Fruchtenbaum (citado por Garland): “Los tiempos de los Gentiles pueden definirse mejor como el largo
período de tiempo desde el imperio Babilónico hasta la Segunda Venida del
Mesías durante cuyo tiempo los Gentiles tienen dominio sobre la ciudad de
Jerusalén. Esto no excluye un control temporario judío de la ciudad, pero todos
esos controles judíos van a ser temporarios[1]
hasta la Segunda Venida. Ese control
temporario se ejercitó durante el período Macabeo (164-63 a.C.) , la primera y segunda revueltas contra Roma
(66-70 y 132-135) y desde 1967 como resultado de la guerra de los Seis Días.
Esta también es temporaria puesto que los Gentiles van a pisotear Jerusalén por
lo menos por otros tres años y medios (Apoc. XI, 1-2). Toda toma de posesión de
Jerusalén antes de la Segunda Venida por parte de los judíos debe ser vista
como temporaria y no quiere decir que el tiempo de los Gentiles haya terminado.
El tiempo de los Gentiles pueden terminar solamente cuando los Gentiles ya no
puedan pisotear la ciudad de Jerusalén”.
[1] Temporario y precario, agregaríamos nosotros.