domingo, 22 de marzo de 2020

Algunas Notas a Apocalipsis XI, 1


Capítulo XI

1. Y dióseme una caña semejante a una vara, diciendo: “Levántate y mide el santuario de Dios y el altar y los que se postran en él

Προσκυνοῦντας (se postran): cfr. Apoc. III, 9; IV, 10; V, 14; VII, 11; XI, 16; XIII, 4.15; XIV, 7; XVI, 2; XIX, 4.10.20; XXII, 8-9.

Latría: Apoc. IX, 20; XIII, 8.12; XIV, 9-11; XX, 4. (Parecería que siempre en sentido peyorativo de idolatría).

Duda: Apoc. XI, 1; XV, 4.

Cfr. Apoc. XIX, 10.


Notas Lingüísticas:

Ἔγειρε (levántate): ¿Porque estaba sentado?

Ἐν αὐτῷ (en él) se refiere al ναὸν (templo) y no al altar ya que el pronombre αὐτῷ es masculino y θυσιαστήριον (altar) es neutro.


Comentario:

¿Cabe la posibilidad que sean los mismos 144.000 sellados del cap. VII??

Sobre el uso del verbo προσκυνεῖν (adorar/postrarse) ver ACA.

Notar que se mide el Santuario y la Jerusalén Celeste (templo Celeste) con una caña.

El altar ¿es el del Incienso que estaba en el Santo, o el de los Holocaustos que estaba en el atrio interior (de los sacerdotes)?

El altar del incienso (que está en el Santo), debe distinguirse del altar del holocausto de VI, 9 que está fuera del Santo.

Altar de los holocaustos (Ex. XXVII, 1 ss) = oraciones de los mártires del 5 Sello.

Altar de los inciensos (Ex. XXX, 1 ss) = oraciones de los mártires del Anticristo.


Se miden las cosas como se sellan las personas. La idea es la misma: protección durante ese tiempo. El Santuario se mide durante los 42 meses del testimonio de Elías para que no pueda ser profanado; pasado ese tiempo el Anticristo puede profanar el Templo y matar a los dos Testigos. Durante su reinado son sellados los 144.000 católicos (cap. XIV) y los 144.000 judíos (cap. VII) que no lo aceptarán.

Straubinger: “Fillion inicia el comentario de este capítulo haciendo notar que “es en él donde hallamos indicada la suerte que espera al pueblo judío” y observa que la mención del Templo de Dios (v. 1) nos muestra al Templo de Jerusalén y la operación de medir recuerda la de Ezequiel (cf. Ez. XL, 3 ss; XLI, 13; XLII, 16), siendo de notar que no puede tratarse del Templo histórico, pues este había sido destruido por los Romanos el año 70, es decir, casi treinta años antes que S. Juan escribiera el Apocalipsis. “El Templo de Dios, que hasta ahora era el templo celestial se aplica al templo de Jerusalén (v. 1); esta ciudad es llamada la Ciudad Santa (v. 2), expresión que designa a la Jerusalén celestial en XXI, 2 y 10; XXII, 19; asimismo se llama a Jerusalén la gran ciudad (v. 8), designación técnica de Roma (XVI, 19; XVII, 18; XVIII, 10)…” (Gelin).

Allo: “Por esta medición simbólica, que aparece en Apoc. XXI, 15 y proviene de Ez. XL, 1-6; XLII, 20, cfr. Zac. II, 1; Is. XXXIV, 11”.

Allo: “¿…Quién es el que habla? ¿Se trata todavía del ángel del capítulo X (Bousset)? Creemos que se trata más bien de Cristo mismo, a causa de τοῖς... μάρτυσιν μου (los mártires míos) del v. 3. ¿Por qué Juan no lo ha nombrado? Tal vez es porque, al bajar del cielo, encontró al “Hijo del Hombre” del cap. I. Las grandes figuras entran por un tiempo en la penumbra, pero no desaparecen; y se considera que todas estas figuras no son más que una; Cristo, como maestro de las iglesias y revelador, permanece siempre bajo los ojos de su profeta…”.

Allo: “¿Qué significan este Templo y esta medición? ... Es un templo terrestre, el de Jerusalén, y el simbolismo de la medición significa que Juan, por mandato de Cristo, debe preservarlo de desgracias venideras, pues se mide simbólicamente o lo que debe ser destruido (Is. XXXIV, 11) o lo que debe ser conservado (Zac. II, 1)”.

Allo: “ la parte que se mide comprende, pues, si se compara el v. 2, el “Santo de los Santos” y los atrios hasta el de los gentiles exclusivamente. El θυσιαστήριον (altar) puede ser tanto el altar de los holocaustos, en el atrio de los sacerdotes, como el de los perfumes”.

Gelin: “La acción simbólica prescrita a Juan por Cristo es la misma que en Ez. XLI, 13, donde la medida se opera en vistas de una restauración; aquí es en vistas a una preservación como en II Reyes VIII, 2. La parte preservada comprenderá el santuario, el altar de los holocaustos y los atrios adyacentes”.

Wikenhauser: “La acción misma de medir tiene aquí un significado distinto del que le atribuye Ezequiel: tiene por objeto indicar qué partes del templo deben quedar inmunes de la profanación, por ser área reservada a Dios y, en consecuencia, inviolable.

El templo de que se trata no es sólo el santuario (el santo y el santo de los santos), sino toda el área del templo con sus diversos edificios y atrio accesibles sólo a los judíos.

En cuanto al llamado atrio de los gentiles, situado fuera del área, no se consideraba en realidad como parte del templo (Hech. XXI, 28-29)”.

Salguero: “San Juan tiene una visión en la cual se le entrega una caña para medir. Y una voz, probablemente la de Cristo, le ordena medir el templo de Dios, el altar y a los que adoran en él. La acción simbólica prescrita al vidente es la misma que encontramos en el profeta Ezequiel (XL, 3-XLII, 18; cfr. Zac. II, 5-9). El profeta, que se encontraba en Babilonia, es trasladado en rapto a Jerusalén y vé a un ángel que medía el templo y la ciudad de Jerusalén en orden a la restauración. Isaías también anuncia que Edom será medido para reducirlo a la nada (XXXIV, 11). Por donde se vé que medir puede significar la preservación o la destrucción. En nuestro texto del Apocalipsis se hace la medición en vista de una preservación de la destrucción (II Reg. VIII, 2). Es una acción de significado semejante a la de marcar a los siervos de Dios en sus frentes (Apoc. VII, 1-8). Aquí ya no se trata del templo celeste, ni del altar del cielo (VI, 9), sino del templo terrestre de Jerusalén (…) La acción de medir es equivalente al sellado preservativo de los 144.000. La parte del templo que es medida será preservada de la profanación. Las partes que mide Juan son el santuario, el altar de los holocaustos y el atrio donde éste se hallaba (…) El templo de Jerusalén, edificado por Herodes, tenía cuatro atrios con pórticos: el de los sacerdotes, el de los israelitas, el de las mujeres y el más exterior que era el de los gentiles. San Juan recibe la orden de dejar sin medir el atrio exterior y la ciudad santa, es decir Jerusalén, porque no serán preservados, sino entregados a los gentiles durante cuarenta y dos meses, o sea durante tres años y medios (v. 2)”.

Fillion (v. 2): “… los adoradores, alrededor del altar, no son otros más que los 144.000 que fueron sellados para ser protegidos”.

Sales: “San Juan debe, pues, medir el santuario, el atrio de los sacerdotes, donde estaba el altar, el atrio de los israelitas y el de las mujeres, donde estaban los adoradores”.

Garland: “Se le dice a Juan que “mida” tres cosas: 1) el Templo de Dios, 2) el altar y 3) los que en él adoran. El templo y el altar han de ser literalmente medidos mientras que la presencia de los adoradores solamente debe ser dada a conocer y registrada. El acto de medir indica una separación entre una porción que Dios reconoce (el Templo, el altar y los adoradores) versus otra porción que rechaza (el patio exterior)”.

Mills (citado por Garland): “Los versículos 1 y 2 indican que habrá una distinción entre Judío y Gentil en este período. Los dos templos anteriores se dividían en cuatro áreas: primero, el santuario, en el cual solamente los sacerdotes (ni siquiera los levitas) podían entrar (éste es llamado el templo de Dios); segundo, el área en que los varones judíos podían entrar (esto incluye el altar); en tercer lugar, el atrio de las mujeres en el cual las judías podían rendirle culto a Dios; y finalmente el atrio de los gentiles. La orden dada a Juan fue medir las tres primeras, simbolizando así el interés y protección de Dios por la nación judía…”.

Swete: “Se había mencionado un santuario celestial en III, 12; VII, 15; cf. XI, 19. Pero el santuario que se tiene que medir ahora está evidentemente en la tierra (v. 2) y su forma está sugerida por el Templo de Jerusalén; tiene un “atrio exterior” y está en la “Ciudad Santa”. En Jerusalén, el altar de los inciensos, que es lo que probablemente se significa aquí, estaba en el atrio de los sacerdotes, mientras que los que rendían culto llenaban el atrio de los israelitas y el de las mujeres, de forma que el ναοῦ (santuario) se debe tomar aquí como incluyendo el ἱερόν (templo), con excepción del atrio de los gentiles”.

Swete: “La medición del santuario provee a su preservación del derrumbamiento general y corresponde por lo tanto con la signación de los 144.000, que precede a la apertura del séptimo Sello, así como la medición precede al toque de la séptima Trompeta”.