Capítulo X
1. Y vi otro ángel fuerte
descendiendo del cielo, vestido con una nube y el iris sobre su cabeza y su
rostro como el sol y sus piernas (lit. sus pies) como columnas de fuego.
Comentario:
Sobre la identidad del Ángel fuerte ver el Excursus VIII.
Straubinger: “Juan
había sido raptado al cielo en IV, 2. Se considera que desde este momento
está de nuevo en la tierra…”.
Straubinger: “Otro ángel poderoso: Como el de V, 2… El
que sea poderoso ha hecho pensar que pudiera tratarse de Gabriel, cuyo
nombre significa fuerza de Dios”.
Estas dos observaciones de Straubinger son sumamente importantes. La primera sobre todo
marca el comienzo de las visiones en la tierra
y en las cuales se le mostrará a San Juan lo que debe suceder a partir de la segunda
mitad de la Septuagésima Semana. Hasta aquí San Juan vio desde
el cielo lo que debía suceder en la primera mitad de la Septuagésima
Semana, hasta la aparición del Anticristo. Esto es clave en la estructura del Apocalipsis y coincide con la profecía
de las Setenta Semanas de Daniel
y con el Sermón Parusíaco. Siempre la misma división, la misma estructura.
Allo (introducción al cap. X):
“… la descripción del ángel recuerda la del Hijo del Hombre del cap. I; su
rol, el del ángel fuerte de V, 2”.
Allo: “πόδες: no puede
significar aquí sino piernas, que a veces tiene este significado la palabra רַגְלָ֑; habría aquí, pues, un hebraísmo (Charles, Studies,
p. 97, que reenvía a I Sam. XVII, 6; Deut. XXVIII, 57; Is. VII, 20)”.
Allo: “Juan ve este ángel
descender del cielo; así pues, ha vuelto a la tierra (cfr. v. 4), sin dudas a
Patmos, ya que tiene el mar ante él (cfr. XIII, 11)…”.
Wikenhauser: “No se precisa el nombre
del ángel. Quizá se trate aquí del arcángel Gabriel…”.
Gelin:
“El ángel es tal vez Gabriel (= Fuerza de Dios) al cual el epíteto ἰσχυρὸς
le cabría bien”.
Caballero Sánchez: “… para Juan la “puerta del cielo” quedó abierta, y, desde allí, puede
ver cuanto pasa arriba y abajo, dentro del cielo y fuera de él…”.
Interesantísima observación que
explica fácilmente las visiones que tendrá de lo que sucede el cielo. San Juan,
aunque esté en la tierra, no precisa subir de nuevo para ver lo que acontece allí,
sino que le basta con ver desde la tierra. A pesar desta observación, Caballero Sánchez da una interpretación
del todo extraña destos acontecimientos.
Charles: "ἄλλον ἄγγελον ἰσχυρὸν, debe ser traducido: "otro ángel, uno poderoso", cfr. VI, 4; XIV, 9; XV, 1. La dicción
recuerda a V, 2 y XVIII, 2. Si VIII, 3-5 se refiere a Miguel, es
posible que aquí se hable de Gabriel. En ese caso ἰσχυρὸς implicaría un juego de palabras.
Otro argumento en favor de esta
identificación es que el autor de este capítulo cita casi literalmente Dan.
XII, 7 y que el ángel allí, que eleva ambas manos al cielo y "jura por el
que vive eternamente", se identifica, según muchos, con Gabriel".
2. Y teniendo
en su mano un librito abierto; y puso su pie, el derecho, sobre el mar y el
izquierdo sobre la tierra;
Comentario:
El pie izquierdo sobre la tierra
(Babilonia) y el derecho sobre el mar (Éufrates).
La profecía se acentúa cada vez
más: por Daniel conocemos la división
en dos partes iguales de la última semana escatológica, sumado a algunos
detalles generales, entre los cuales está la
abominación de la desolación; por su parte Nuestro Señor especificó aún más a Daniel indicando algunas cosas que sucederían en esa primera mitad, a saber los cinco primeros
sellos y luego nos advirtió de los Falsos Profetas y de la Gran Tribulación;
por su parte San Juan aclara aún más la profecía al indicarnos, no sólo
los dos últimos sellos y las primeras
seis Trompetas, que corresponden a la primera mitad, sino que además nos revela,
ya para la segunda mitad, los siete truenos y las siete copas, más la caída de
Babilonia, anunciada ya en forma muy general por Jeremías en los capítulos
L-LI y en Isaías XIII-XIV;
luego nos describe el castigo de las Bestias del Mar y de la Tierra, el Juicio
a las Naciones y a Satanás y por último el Milenio y la Jerusalén Celeste, para
terminar diciendo algunas palabras sobre el juicio final.
Vemos así un avance progresivo en
la revelación de la última semana escatológica.
Gelin: “El pequeño libro
(βιβλαρίδιον) que tiene el ángel contiene pocos oráculos (cfr.
por el contrario el βιβλίον de V, 1) y oráculos relativamente
claros puesto que es un libro abierto…”.
Crampon (notas a Alápide):
“El librito abierto es signo de una sentencia que se está por pronunciar.
Así como los decretos cuya ejecución se suspende suelen ocultarse, de la misma
manera deben ser conocidas las sentencias que se están por pronunciar”.
Fillion: “A diferencia del libro
cerrado (V, 1 ss), este pequeño libro está abierto; así Juan, después
de haberlo absorbido por mandato del ángel (v. 8 ss), conoció inmediatamente su
contenido, que correspondía probablemente a todo lo que sigue en el Apocalipsis”.
Garland: "Al igual que el Cordero ante el trono (V,
7-8), este ángel tiene un libro en su mano. El libro del Cordero está en su diestra,
pero este ángel parece sostener su libro en su izquierda porque, al
sostener el libro levanta su mano derecha (X, 5) para jurar. Mientras que el
libro del Cordero estaba originalmente sellado, éste está abierto. Abierto
es ἠνεῳγμένον, participio pasivo perfecto, que había sido previamente
abierto. En este momento al libro del Cordero se le han removido los siete
sellos (VIII, 1) y probablemente está completamente abierto también. Por más
intrigantes que sean estas similitudes, no hay dudas que este libro no es el
rollo de los siete sellos pues se dice que es más pequeño. Además, a menos
que este ángel sea Cristo, está entre aquellos que ni siquiera son dignos de
"mirarlo" (V, 3), y mucho menos de tenerlo (X, 8)".
Iglesias: “El objeto es un escrito minúsculo, no sellado, sino abierto. Su contenido: la revelación de algún acontecimiento cercano.”